Ser gorde y no morir en el intento de recibir atención médica

Foto: gentileza Florencia Alegre

Una activista santafesina realizó un relevamiento de profesionales de la salud respetuosos de la diversidad corporal y de los derechos de sus pacientes. “Esta lista no debería existir, yo tendría que poder ir a cualquier profesional y que me trate bien, pero eso no ocurre”, señala. 

Florencia Alegre tiene 25 años, es santafesina y en su perfil de Instagram, donde tiene 12 mil seguidores, se define como modelo plus size, escritora y estudiante de Ingeniería Civil. Florencia es, también, una activista gorde.  

“Los activistas de las gorduras consideran a las personas gordas válidas pero también las consideran valiosas, esa fue una de las definiciones que encontré y que más me gustó cuando comencé a militar”, comenta en diálogo con Pausa. Dice que el click para empezar en el activismo gorde, hace unos cuatro años, fue la lectura del libro Cuerpos sin patrones (Laura Contrera / Nicolás Cuello, Ed. Madreselva, 2016). “La idea es luchar contra los estereotipos y los prejuicios en torno a las gorduras y tratar de generar un cambio en la sociedad”, explica.

Esta semana Florencia publicó en sus redes un relevamiento de “Profesionales de la salud del bien”, una lista que incluye a médicos/as clínicos, nutricionistas, psicólogues, psiquiatras, endocrinólogos/as y ginecólogas con los cuales personas gordes de Santa Fe, la región y otras provincias se han atendido y recomiendan. Consultada sobre cómo surgió la idea de este primer relevamiento, la activista comenta: “Como gorda me ha pasado de haber ido toda mi vida a médicos y que lo primero que hagan, sin revisarme ni hacerme estudios, es decirme que baje de peso; asignar todos mis problemas a mi peso, sin analizarlo, sin ver bien en qué estado estoy, sin ver lo que me pasaba. Entonces el problema, cuando se hace eso, no es que nos manden a adelgazar, porque a eso estamos acostumbrados, el problema es que no nos atienden, no nos revisan y que hay gordes que terminan muriendo porque no reciben la atención médica adecuada”.

Florencia explica que esta violencia que se ejerce en el sistema de salud termina llevando a las personas gordas a dejar de buscar asistencia ante sus padecimientos. “Nos maltratan tanto, nos miran tan mal y dicen cosas tan feas, hay tanta exclusión y tanto odio que dejamos de ir a atendernos; las personas gordas tienen problemas y enfermedades pero no las van a tratar, entonces se van enfermando cada vez más. No nos morimos por gordos, nos morimos porque no nos atienden”.

El relevamiento de estos profesionales del bien se nutrió de las experiencias personales de gordas, gordos y gordes de diferentes ciudades, por eso Florencia aclara que no los conoce a todes pero que la misma comunidad va haciendo esos filtros y recomendaciones. Respecto del momento en el cual surgió la idea de realizar este trabajo, comenta: “Un día fui a una endocrinóloga que no me pesó, solo vió que mis análisis estaban bien y listo, me mandó a mi casa. No lo podía creer, me trató como persona. Apenas salí de ahí subí una historia a Instagram contando eso, sentí que tenía que compartir el dato porque sé que no es común. De ahí surgió el relevamiento, de poder tener esa información y compartirla”. 

Desde el momento en que anunció la realización del relevamiento, el pasado 8 de noviembre, comenzaron a llegarle respuestas. A través de un formulario de Google, se completaron unas 200 recomendaciones, lo que finalmente derivó en los 180 profesionales de la salud que hoy forman parte del listado que puede consultarse en las redes de la activista y acá

Aunque se manifiesta muy contenta por poder contar con esta herramienta y difundirla, Florencia tiene en claro que la necesidad de la misma da cuenta de un gran problema. “Yo no debería estar haciendo este relevamiento, yo debería poder ir a cualquier profesional y que me trate bien; esa lista no debería existir, está mal que exista. Pero la realidad es que la necesitamos porque es lo que vivimos, y merecemos pasar un poco menos de dolor en nuestra vida diaria”, comenta.

La ley de talles, un piso

Florencia también tiene en sus redes un mapeo de emprendimientos, marcas y locales de las ciudades de Santa Fe y Santo Tomé con variedad de talles. Además, como modelo plus size, también hace recomendaciones y muestra estilos y posibilidades de vestimentas. 

-¿Ves un cambio respecto a eso? ¿Hay mayor conciencia por parte de diseñadores/as y marcas? 

-Si, hay un cambio en cuanto a la ropa y a los talles, sobre todo en los diseños locales. Yo entiendo que por ahí a una marca que recién está arrancando se le puede complicar tener todos los talles, porque es un presupuesto hacer eso, pero realmente veo que se esfuerzan en tener, al menos, cinco talles, y no tres como siempre. Creo que hay un interés en mostrar la diversidad pero porque también la gente lo demanda, ya no da sacar una línea nueva y no tener talles, no tiene ningún sentido.

-¿Creés que la ley de talles se va a cumplir y aportar al cambio respecto de los estereotipos de los cuerpos?

-Lo importante es que exista la ley, yo creo que va a ayudar sobre todo a los emprendimientos nuevos, tengo esa esperanza, que adapten la tabla de talles a lo que la ley marca, a esas medidas que son las reales; porque las medidas que usualmente se usan vienen de Europa, de gente blanca, nada que ver con nuestros cuerpos, con nuestra historia, entonces está bueno tener la información para hacer las medidas en base a eso. Pero la ley también es bastante vaga, no te exige que tengas todos los talles, te exige que los tengas en referencia a esa tabla, nada más. Entonces es muy difícil no cumplirla. En un principio la ley exigía tener los ocho talles, pero eso se cambió, hubo un fuerte lobby para que no saliera así. De todas formas creo que la idea es poder ir avanzando, que a partir de que se vean cómo son las medidas y que se note la demanda de esos talles, los fabricantes empiecen a hacerlos, porque eso va a pasar, lo va a demandar la gente.

Foto: gentileza Florencia Alegre / Bailemos Más

No encontrar ropa para tu cuerpo, que los talles sean una mentira, que la ropa con medidas reales sea escasa y con poca variedad, no es algo menor ni frívolo. La ropa, cuando podemos elegirla y acceder a ella, también dice quiénes somos, expresa una identidad, un estado de ánimo. “Cuando yo era chica no había nada para nosotras, yo usaba la misma remera en distintos colores porque era lo único que me entraba. Recién ahora yo estoy pudiendo armar un estilo personal de ropa porque recién ahora encuentro ropa para mi. Eso es algo que nos pasa a muchos, recién ahora estoy encontrando un poco mi identidad, el cómo mostrarme al mundo desde la vestimenta. Veo una mejora pero falta un montón todavía”, agrega Florencia. 

La (in)existencia gorde

Sin dudas la irrupción de los feminismos como un fenómeno masivo en las calles -y en todos los ámbitos- en nuestro país, sobre todo en los últimos años, ha llevado al cuestionamiento de las bases mismas sobre las cuales se erige la cultura patriarcal en la que vivimos. Y esto no tiene que ver sólo con el machismo y la misoginia, también tiene que ver con los roles de género, con la heteronormatividad y con la dictadura sobre los cuerpos, el culto a la delgadez y la juventud, entre muchos otros. 

Los discursos que replican todas esas violencias, y que atraviesan además filtros de género, clase, origen y edad, vienen cambiando o al menos ya no pasan tan desapercibidos como antes. Hace pocos días, por ejemplo, el medio digital más leídos del país publicó una nota sobre los trajes de baño que se estaban usando esta temporada e incluyó la foto de una mujer con una malla enteriza y el siguiente epígrafe: “Los trajes de baño enterizos son los aliados de los cuerpos imperfectos”. El repudio fue generalizado y resonante en las redes sociales, tanto que el medio tuvo que cambiar el texto claramente gordoodiante. Sobre esto, la activista santafesina señala: “Creo que ahora hay un poco más de conciencia respecto de esas cosas, pero desde hace muy poco, en los últimos años recién. Pero también creo que hay que tener cuidado con estas cosas de los medios, porque quizás eso lo hicieron a propósito, para generar el revuelo y las interacciones, que finalmente es lo que buscan. Hay que ser estratégicos e inteligentes respecto de a quién le mandamos atención, no podemos estar tirándola para cualquier lado porque además es peligroso”.

-¿Cuáles creés que siguen siendo los discursos más peligrosos respecto de los cuerpos gordes?

-Hoy el discurso que más me preocupa es sobre las infancias. La diversidad corporal se tiene muy pocas veces en cuenta, no se la toma como otras formas de existir, y es muy difícil ser una infancia gorda, podés ser cualquier cosa menos gordo. Cuando se habla de nutrición o cuando se discutía la ley de etiquetado -con la cual estoy de acuerdo-, una de las cosas que se decían era esto de combatir la obesidad infantil… y pobres niñes, que están ahí escuchando eso, que ya existen en este mundo gordofóbico siendo gordos, y salen todos a decir que esto es por los chicos obesos, que no saben cuidarse, como si fueran bobos. Entonces siempre se los va revictimizando en vez de entender que es una corporalidad más, que esos niñes existen y que tienen que poder disfrutar de su cuerpo, de su vida, de su infancia, como cualquier otra niñez, eso es lo que más me preocupa. 

Foto: gentileza Florencia Alegre

Florencia llama la atención sobre este tipo de argumentos y es contundente: “Si te ponés a hilar finitio, no quieren que existamos. No quieren que estemos sentados en nuestra casa porque si estamos sentados en nuestra casa está mal, somos unos gordos de mierda; pero si salimos el mundo no está hecho para nosotros, no entramos en muchos lugares, y eso duele, porque básicamente quieren que dejemos de existir. Cuando dicen que quieren que no exista la obesidad, es eso, que mucha gente deje de existir, porque es muy difícil que una persona deje de ser gorda, en los términos en que piensan la obesidad, de un día para el otro. Entonces es un ‘dejen de existir’, no se muestren, que no los vean, o bajen de peso si quieren eso. Es muy duro”.

-Y como contrapunto también están los discursos del “amor propio”, que te responsabilizan por sentirte mal en un mundo que te violenta…

-El discurso de “amate, querete, sos hermosa” me parece muy hipócrita, porque lo que termina sucediendo es que te responsabilizan de todas tus fallas, la cuestión del amor propio es sumamente individualista. Si sos gorda y no te pones una bikini, te dicen “tenés que amarte lo suficiente para ponerte una bikini y sobrepasar todo lo que implica ser gorda en esta sociedad”, y no… porque el problema está en la mirada y el trato de los otros. Si, es importante trabajar la autoestima, quererse, aceptarse, y yo creo que recién ahora puedo decir “yo me quiero” pero es algo que tuve que trabajar mucho; yo me odiaba, me odiaba con fuerza, y poder decir ahora que me quiero fue un proceso y un camino largo. Muchas veces me escriben y me dicen “me gustaría tener tu autoestima” y la verdad que una patada duele menos… ¿qué deficiencia creés vos que yo tengo y que debo llenar con autoestima para poder sobrellevar mi existencia? Es re fuerte eso, entiendo por qué lo dicen, pero es una mierda. Es importante que el discurso del amor propio no sea una forma de echarnos la culpa por lo que nos hicieron; que encima de todo lo que nos hicieron pasar, sea nuestra culpa no ser lo suficientemente fuertes como para soportarlo. 

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