Para el diputado Javier Milei, en referencia al crédito tomado con el FMI, "La variación de la deuda tiene que ver con la presencia del déficit fiscal". Esa afirmación es falsa.
Es necesario diferenciar la necesidad de financiamiento del gasto de los gobiernos con la necesidad de dólares o divisas que tiene un país.
Cuando los gobiernos gastan más de lo que recaudan se produce lo que se conoce como déficit fiscal. Para cubrir este déficit se puede acudir a cobrar más impuestos, a la emisión de dinero (pesos), al endeudamiento con el sector público (pesos), con el sector privado (pesos o moneda extranjera) o con organismos internacionales (en moneda extranjera). En cualquier caso (incluso en el endeudamiento en moneda extranjera), circulan en la economía nacional más pesos que se utilizarán para hacer frente a los pagos de los gastos del Estado.
De acuerdo a las condiciones de mercados y a sus doctrinas económicas, los gobiernos deciden la moneda y las fuentes de financiamiento. Si lo hicieran en dólares o alguna otra divisa, el flujo de dinero se ingresa al Banco Central, el cual entrega pesos al gobierno para cubrir los gastos. Por ello no es cierto que la deuda –en dólares– es hija del déficit fiscal. Todo déficit fiscal se cubre con pesos, ya que prácticamente todo gasto del gobierno es en pesos. Hubo una decisión de endeudarse en dólares para pagar gastos en pesos.
El endeudamiento en otra moneda no debería estar asociado a los pesos que necesita el Estado, sino a las necesidades de dólares y divisas que tiene un país: para pagar importaciones y servicios del exterior, pagar deuda externa o incluso para la formación de activos externos (fuga de capitales). En ese sentido se espera, en general, que el endeudamiento en dólares genere, directa o indirectamente, la capacidad de repago de esa deuda, es decir, esté destinada al financiamiento de actividades que generan divisas o que son imposibles de pagar con pesos.
*Por Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía
