El conflicto entre el SUTNA y tres patronales del neumático deja expuesta la profunda crisis ideológica del Frente de Todos como su principal debilidad, entre la promesa electoral y la realidad del massismo.

Si hay una fortaleza indudable en el peronismo como formulación doctrinaria y pragmática –y que explica su extraordinaria persistencia histórica, su centralidad política como reserva de las esperanzas populares– es que siempre fue un territorio en disputa, una expresión con líderes y textos fundacionales capaz de una plasticidad que lo diferenciaba de la dogmática tradicional de las izquierdas, de la falta de apertura para –como dijese Dolina– "rastrear el desatino", el yerro, las contradicciones, el abandono de las utopías (o, más modestamente, las promesas electorales), para notar que tal vez sigue una estrella fija que quizá ya se apagó, superada por la dinámica de los acontecimientos.

Más allá de los modelos de país al que serían funcionales –una democracia capitalista con inclusión social y conciliación de clases o una democracia clasista, directa y trotskysta con conducción obrera– el debate por la verdadera representación de los trabajadores es otra persistencia histórica insoslayable, absolutamente pertinente cada vez que el peronismo se aparta de lo mejor de sus tradiciones en materia de derechos consagrados a favor de les trabajadores, del plexo normativo que le da identidad y densidad épica.

Esa identidad y esa densidad es lo que impide el sueño húmedo de las derechas argentinas: el fin del peronismo y con él del mayor obstáculo real para la fundación de un protectorado americano gobernado alternativamente por frentes o partidos que suscriban el mismo programa económico y político, con mayorías populares "adaptadas", con revueltas marginales fácilmente estigmatizables y reprimidas con cierta economía de balas.

Y esto es lo que se juega en éste preciso momento, tanto o más importante que la maldita (y también persistente) restricción externa que estrangula el crecimiento de la economía y tiene todo que ver con uno de los repartos de la riqueza más injustos de la historia reciente (y de la historia del peronismo) donde, según los filo peronistas CIFRA y FLACSO, los trabajadores perdieron 9 puntos en los últimos cinco años, para que los empresarios se queden con el 47% del total. O que la pérdida del poder adquisitivo de los salarios sea de 23 puntos en el mismo lapso, de los cuales 20 le corresponden a la premeditación y alevosía del macrismo, pero los otros 3 son responsabilidad de un panperonismo plagado de contradicciones que sufre el ejercicio del poder, que se excusa en un dato previsible siempre y en diciembre de 2019 también: la desfavorable correlación de fuerzas, que habilita una disculpa sistemática que bien podría sintetizarse en un slogan que nunca será remera: "querer no es poder, el poder son los otros".

Rentabilidad y salario

Pero analicemos las cifras y los posicionamientos políticos de un conflicto de cuya resolución dependen no sólo las condiciones de trabajo de la industria del neumático sino la suerte de la alianza del gobierno y el sindicalismo, sin distinción entre colaboracionistas y obstinados, entre traidores y leales.

Los datos y los hechos son sagrados, las interpretaciones libres y opinables. Veamos algunos números primero. El conflicto ya lleva seis meses (contando los dos de conciliación obligatoria) sin solución consensuada a través del mecanismo institucional democrático por excelencia: las negociaciones paritarias tripartitas entre el Estado, las empresas y las organizaciones sindicales representativas de los trabajadores. Para una gestión peronista que suele honrar la memoria de Perón, Néstor y Cristina (hoy vicepresidenta bajo asedio sin ley ni tregua), esto implica una mancha y una defección que no debería ni puede explicarse por el capricho de "un grupito de irresponsables", al decir de Sergio Massa, ministro de Economía y conductor en los hechos del FDT, en referencia al Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino.

También es inaceptable un peronismo que desestime la lucha de clases, para luego hacerse cargo de equilibrar las negociaciones a favor de los más débiles, pero que en concreto amenace a la conducción legítimamente elegida por los trabajadores con "abrir las importaciones de neumáticos", algo que no se hizo (como alternativa a la no aplicación de la Ley de Abastecimiento o a la regulación del precio interno de bienes exportables vía retenciones) para bajar el precio de bienes esenciales, como la comida o la ropa. "Fuerte con los débiles y débil con los fuertes" es otra de las remeras que un peronista de Perón, de cualquiera de sus versiones, jamás se probaría.

El posicionamiento de Sergio Massa también representa una persistencia, la de un Massa auténtico, como el que ya siendo presidente de la Cámara de Diputados dijo –a propósito de la bochornosa represión en Guernica– que “es muy probable que evaluemos la posibilidad de que aquel que realice una toma de tierras, se le caigan todos los beneficios del Estado como la Asignación Universal por Hijo o el IFE”. Un paralelo legítimo con el conflicto del SUTNA y las tres fábricas que ejecutan un lock out patronal: las 2500 familias que malvivían en los descampados de Guernica, poseedores de chapas, telas, cartones y alambres, de colchones y otros descartes que también eran "su" propiedad privada, se referenciaban en dirigentes del Polo Obrero entre otras agrupaciones "caprichosas" no peronistas.

¿Eso les quita legitimidad? ¿Tan irreversible es la derrota cultural que hay que demostrarles a la derecha y sobreactuar en sus órganos de prensa que "nos somos yanquis pero muchísimo menos marxistas"?

Volvamos al punto, más cifras. El total de audiencias fallidas celebradas durante éstos seis meses entre el SUTNA, Fate, Bridgestone y Pirelli, fue de 36 (¿nada que decir del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, y los funcionarios que no funcionan?). El arreglo paritario acordado para el período julio 2021 a julio 2022 fue del 50% con una cláusula de revisión en marzo y una bonificación de $21.000 pagadera en diciembre 2022. En los 12 meses que abarcaban la recomposición en cuotas, la inflación interanual alcanzó el 71%, lo que supone una pérdida de 21 puntos para el salario de los trabajadores del sector, sin contar la pérdida irrecuperable de 25 puntos de la paritaria a la baja nominal acordada por la gestión peronista de Pedro Wasiejko, el anterior Secretario General del SUTNA.

Un Informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (firmado por Claudio Lozano y Ana Rameri) aporta otras cifras para contraponer a la magra paritaria referida. Mientras los trabajadores se resignaban a perder salario bajo la amenaza de suspensiones o despidos, la facturación del sector (+58%) superaba la evolución de precios mayoristas de la economía (+51,3).

Si hacemos foco en las ganancias de Pirelli y Fate, veremos que obtuvieron un margen positivo del 82%, superando no sólo a los precios mayoristas sino también a la evolución del PBI corriente (+70,2%). Y éstas empresas vienen creciendo por encima de la media de la economía nacional desde hace bastante tiempo

Mientras los precios del sector –entre 2015 y 2022– se incrementaron un 2600%, los precios mayoristas de la economía crecieron un 1300% y los salarios registrados privados un 804%. Pero si tenemos en cuenta la pérdida acumulada de capacidad adquisitiva del salario de los trabajadores del sector en ese mismo período, tenemos una pérdida de 29 puntos, 6 más que la media nacional para salarios sujetos a paritarias. Otro botón de muestra de la fenomenal y regresiva distribución de riquezas en beneficio del capital, que el FDT no pudo revertir y que no se arregla ni se maquilla echándole la culpa "al sindicalismo trosko".

Una nueva sensibilidad

Corría mayo de 2020, Massa le cedía la palabra al ex Jefe del Bloque de Diputados del FDT para defender el financiamiento del Programa de Protección de la Salud ante la pandemia. Sitúense en el minuto 14:28 y dejen correr el tape:

Uno de los armadores y máximos referentes del FDT se avergonzaba de una paritaria homologada a la baja (otra) por un ministro de Trabajo peronista en beneficio la patronal (para el caso, Mondelez), que se había stockeado para luego suspender trabajadores. Máximo Kirchner dijo frente a Massa y frente a todes que "espero que esto se corrija, yo no tengo problemas en decir estas cosas, yo no me quiero arrepentir de defender a los que nosotros tenemos que defender". Les amigues de la izquierda que acercaron este dato que Máximo no tenía fueron Myriam Bregman y Nicolás del Caño, mil veces estigmatizados por los memes nacionales y populares como "lo mismo que la derecha" o como los "troskonautas de la cosmopista", incapaces de gobernar algo más que una fotocopiadora o un centro de estudiantes universitario.

Máximo sigue siendo amigo de Massa, con quien Cristina tiene una relación estratégica para el salvataje del FDT ante el vacío de poder y el fracaso de la gestión conducida por Alberto. Pero no avala el apriete del ministro avalado por el Jefe de Gabinete, ni curte el macartismo simplón de muchos dirigentes de la CGT, que cenando con el presidente fustigan a la conducción del SUTNA (ellos hubieran cerrado en cinco minutos el 38% en tramos contra una inflación proyectada sobre un piso del 85% para 2022).

Esa CGT prefiere representarse a sí misma y a los intereses patronales, sin relevar el dato provisto por la consultora CEPA de que el costo laboral para producir una cubierta modelo 175/70 R 14 Prestiva, que hoy vale $41.750 es de apenas $1000. Si lo proyectamos sobre cubiertas con valores de mercado de $120.000 o más, tenemos que la mano de obra argentina es la más barata de América Latina. A Daer o Acuña, tampoco los impacta el dato de que el costo salarial promedio para la industria no llega al 10% del precio final, que el costo salarial del neumático es del 2% y que los costos laborales de la economía argentina –medido y dicho por PxQ, cuyo director es consultado frecuentemente por el presidente– son la mitad de los registrados en 2017, medidos en dólares y a valores constantes.

El Secretario Gremial del SUTNA, Maximiliano Bronzuoli, que no milita en el Partido Obrero pero tampoco es peronista (dejen de pedir que si identifique, como Vidal le reclamaba a les docentes), recordó que el año pasado ganaron el sindicato por el 75% de los votos. "Si acordamos la vergüenza que nos ofrece convalidar el Ministerio de Trabajo, no tendríamos cara para enfrentar a los compañeros que nos eligieron para que algo cambie". Le faltó decir que cerrar una paritaria en ésos términos, también les aseguraría una derrota en las próximas elecciones, como la que sufrió el FDT a escala nacional en las primarias de 2021, después de haber sido elegidos para reparar los daños producidos por la endemia macrista y defraudar a buena parte de sus electores.

Es necesaria una nueva estrategia de articulación política para el FDT, una nueva sensibilidad ideológica y una nueva heterodoxia que no desdeñe herramientas de gestión, descartándolas por kirchneristas o "de izquierda radical" (es decir trotskystas, porque aunque de enoje el bueno de Leandro Santoro, el radicalismo hace décadas que no tiene ni admite banda izquierda).

Aunque prácticamente el pleno del gabinete descarte este punto de vista, en las posibilidades reales de esa refundación se cifra la suerte y el legado final del FDT; incluso cumpliendo con las metas de reservas netas, déficit fiscal y emisión comprometidos con el FMI. O a causa de ello precisamente.

Hace menos de un mes y con la Causa Vialidad demandando el grueso de sus energías, la vicepresidenta se tomó el tiempo de interceder ante Massa para evitar la salida de Patria Grande del FDT; si los retuvo con mucho o poco es otro debate para otra nota. ¿Por qué no dice o manda decir sobre éste conflicto? La diferencia no es menor, no le habían gatillado dos veces en la frente, nunca se había sentido tan desprotegida hasta ese momento. Pero Máximo no se pronunció, tampoco el lanzallamas designado Andrés Larroque.

¿Quién salvará al movimiento obrero de una derrota dolorosa frente a la voracidad de las cúpulas empresarias? ¿Quién salvará a la izquierda de un aislamiento testimonial que también es parte de la derrota del campo popular? Y sobre todo: si no es el kirchnerismo, ¿quién salvará al peronismo de sí mismo? Aquí no redactamos recetas, les escuchamos.

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