Una celebración del teatro: las dos funciones de "Nací en el 73", un homenaje a grandes puestas que le dieron vida a la sala Marechal, el corazón de la experimentación escénica santafesina.

Un gran chorro de humo que conforma una nube inmensa envuelve al público. Los personajes juegan suspendidos en la nostalgia, aparecen con un ritmo deliberadamente moroso, se mueven en un espacio reconocido, juegan armoniosamente con el tiempo… Suele hablarse de la magia, sobre todo en el teatro. Es el caso de “Nací en el 73”, performance homenaje que se ofreció para celebrar los 50 años de la Sala Marechal del Teatro Municipal, una noche distinta para los espectadores que asistimos a esa ensoñación tan amorosamente nuestra, regaladas con las palabras cálidas, cautas y sinceras de Paulo Ricci, Secretario de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe.

Explicar el contenido del montaje es manifestar una visión particular. María Rosa Pfeiffer, a cargo de la dramaturgia y puesta en escena, propone un trabajo esencialmente basado en imágenes que permiten un sinfín de lecturas. Lo que sin duda queda tácito es el permanente juego de dualidades: vigilia y sueño, amor y odio, ficción y realidad, encuentro y desencuentro, vida y muerte, hombre y mujer, el uno y los otros. El particular universo en el que se encuentran los y las protagonistas en el desarrollo del espectáculo se abre sobre un abismo que los conducirá al vértice de un conocimiento implacable; al destierro de toda piedad, a la aceptación lúcida y descarnada de sus identidades.

Se representaron fragmentos esenciales y luminosos de “Luna negra. Amanecer del último día” de Norma Cabrera y Silvia Debona, con su dirección del año 2000, con la belleza enigmática de Cecilia Mazzetti, tributándole un hermoso homenaje al Negro Beltzer; “¿Quién nos quita lo bailado?” (el gran baile argentino) de Sergio Abbate, con su dirección, de 1997, con los espléndidos Julieta Vigo y Ruy Gatti; “Zapatones” de Jorge Ricci, dirección de Roberto Lemes, 1981, con la entrañable María Rosa Pfeiffer y el estupendo Camilo Céspedes, con el títere Profesor Von Teatre (oficiaron también como “presentadores” de “Teatro adentro” del Elenco de Títeres del Teatro Municipal 2021) y “Juan Moreira Supershow”, de Pedro Orgambide, dirección de Hugo Maggi, de 1993, con Silvana Montemurri, sin duda la gran estrella de la noche, mostrando una vez más porqué es una gran y excelente actriz. 

El espectáculo es, si se quiere, transgresor. La belleza de la puesta en escena, la sabia y precisa utilización de la música de Juan Candioti y Ruy Gatti más el signo elocuente de la magnífica iluminación de Oscar Peiteado lo transforman en una experiencia sobre todo emotiva, de máxima calidad. La rigurosa marcación funciona con precisión y el estupendo trabajo actoral merece el calificativo de excelente.

María Rosa Pfeiffer provoca varias sensaciones, la rigurosidad está lograda y la emotividad está puesta a todo nivel. Los gestos de humor están ahí, mínimos, para que la historia del devenir de “la” Marechal cobre vida, nos abrigue, nos emocione. Todo a partir de un lenguaje poético, que es vital para el teatro. Y que logra conmover porque, de lejos o de cerca, a alguien le ha tocado vivir una experiencia similar. Touché.

 

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