La fragmentación es el signo de las primarias en Santa Fe. El oficialismo presentó una oferta amplia, pero el gobierno parece desentendido. En la oposición no hay certezas sobre el día después de las Paso.

Algo más de 2.800.000 santafesinos irán a las urnas este domingo 16 de julio para elegir los candidatos y candidatas que competirán en las elecciones generales del próximo 10 de septiembre. Por primera vez, la provincia votará bajo el criterio de la paridad de género en todas las categorías y además harán su debut en las urnas los jóvenes de 16 y 17 años.

Las primarias santafesinas cobran mayor relevancia a nivel nacional después de un primer semestre repleto de elecciones en las que, mayoritariamente, se impusieron los oficialismos. De las 13 provincias que ya eligieron gobernador, en 10 hubo continuidad y solo en tres se registró un cambio de color político: San Juan, San Luis y Neuquén.

Sin embargo, es un error pensar que eso sea una tendencia que se pueda trasladar a otros distritos. Las últimas encuestas muestran muy competitivo al frente opositor Unidos para Cambiar Santa Fe, ante un peronismo que no logra despegar en los sondeos. En la madrugada del 17 de julio se podrá observar si las mediciones fueron acertadas.

Una campaña sin olas

En el oficialismo hay cuatro precandidatos a gobernador. El que lidera los sondeos, Marcelo Lewandowski, curiosamente lleva adelante una campaña muy apagada, a diferencia de sus rivales Marcos Cleri, Leandro Busatto y Eduardo Toniolli.

Como si la consigna fuese no hacer olas y reservar todos los esfuerzos para las generales, Lewandowski se movió poco por el territorio y eligió hacerlo más en el centro-norte de la provincia que en el sur, donde su figura es más conocida y su intención de voto más alta.
No obstante, en los últimos días compartió actividades con el precandidato a intendente de Rosario Roberto Sukerman, quien irá a internas contra el líder de Ciudad Futura Juan Monteverde con chances serias de recuperar para el peronismo la ciudad más grande de la provincia después de cinco décadas.

Para Lewandowski –y lo mismo para los otros precandidatos del PJ– Rosario es el gran desafío. La ciudad del sur, inmersa en la violencia mafiosa, lleva dos años seguidos batiendo récords se crímenes: un problema serio para todos los oficialismos, pero sobre todo para el gobierno provincial, responsable principal y directo de la seguridad.
La Casa Gris observa desde lejos la contienda. El gobernador Omar Perotti y una decena de ministros están anotados en la lista de diputados y hacen campaña por la suya, lejos de Lewandowski y de los otros precandidatos a la gobernación.

Superadas las primarias, uno de los puntos a observar es cómo se amalgaman esas dos campañas que hoy parecen desconectadas. Enfrente habrá un rival potente.

Política vs antipolítica

Unidos para Cambiar Santa Fe organizó el proceso electoral con más prolijidad y antelación que el oficialismo. Para marzo ya estaba definida la coalición y mucho antes del cierre de listas se sabía con precisión cómo iba a ser la oferta electoral opositora. Alentados por las encuestas, se entusiasman con desplazar al peronismo y marcar un mojón de cara a las elecciones presidenciales.

Pero antes de las generales están las primarias. El clima previo no es el mejor. La senadora Carolina Losada viene machacando duro contra su rival de la UCR Maximiliano Pullaro, a quien acusa de mantener vínculos con el narcotráfico. Incluso declaró que no lo va a apoyar en caso de que gane las primarias. Habrá que ver, en julio y en septiembre, cuánto inciden esas declaraciones en el votante de a pie, más ocupado de temas como la economía y la seguridad que de las rencillas políticas.

En clave nacional, la disputa entre Pullaro y Losada es también la disputa entre los dos presidenciables de Juntos por el Cambio: Horacio Rodríguez Larreta –que apoya a Pullaro– y Patricia Bullrich –que apoya a Losada con el visto bueno desde las sombras de Mauricio Macri.

Haciendo bandera del legado de los gobiernos del Frente Progresista –y en particular del que lideró Miguel Lifschitz–, la diputada nacional Mónica Fein busca terciar en esa disputa, aunque las encuestas –en línea con los resultados de las elecciones intermedia de 2021– muestran al socialismo muy por debajo de las dos opciones radicales.

Pullaro y Fein, dos expresiones de la política tradicional provenientes de partidos centenarios, se enfrentan a la gran sorpresa electoral de 2021: Carolina Losada. Los dos primeros reivindican la política como instrumento de construcción y transformación; la ex panelista de América desplegó una campaña rabiosa con un slogan discutible: la política está podrida.

Vista desde el eje política vs antipolítica, la resolución de esa interna puede llegar a mostrar de qué lado está el grueso del electorado.

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