Ajústense la panza, en nombre de la Patria

    Mientras el gobierno repite su mantra de “equilibrio fiscal”, 10 millones de argentinos reciben menos comida en sus mesas: desde que Pettovello es ministra, los comedores dejaron de recibir alimentos.

    Desde que Sandra Pettovello asumió como ministra de Capital Humano de Javier Milei, la pobreza en Argentina alcanzó al 57,4% de la población, la peor marca en 20 años: hoy 27 millones de personas son pobres mientras que 7 millones son indigentes. Desde que Sandra Pettovello está en funciones, se adoptó como primera urgencia degradar el Ministerio de Desarrollo Social a Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. Desde que Sandra Pettovello es ministra, no volvió a salir un camión con comida hacia los 41 mil lugares inscriptos en el Registro Nacional de Comedores (ReNaCOM) a los que acuden casi 10 millones de compatriotas al día. En la ciudad de Santa Fe existen aproximadamente 170 comedores que dan de comer a unas 50 mil personas todos los días.

    “Lo que venía del Gobierno Nacional siempre eran los productos más caros, leche, aceite, harina, azúcar, los más necesarios para poder hacer una copa de leche. Esa asistencia que teníamos se cortó absolutamente de un día para el otro”, refleja Nahuel Zentner, del Movimiento Evita, que dispensa unas 5 mil raciones de comida por semana entre sus 22 espacios comunitarios, distribuidos mayormente entre el cordón oeste de la ciudad, como San Lorenzo y el Abasto, y también en localidades aledañas como Recreo, Monte Vera y, hacia el lado de la costa, en Rincón.

    Por su parte, la referente local del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), Marta Amado, confirma la discontinuidad del Programa de Asistencia Alimentaria que se sostenía desde 2004: “El último camión que llegó desde Nación llegó hace más o menos una semana, pero era el que se nos debía de diciembre. Y ya nos dijeron que es el último”. Como si fuera poco, desde el MTE también advierten quitas del Potenciar Trabajo aduciendo que sus beneficiarios andan de vacaciones en Cancún y en Bombinhas: “Compañeros que fueron dados de baja por haber estado de viaje supuestamente en Brasil o México cuando son personas que salen a cartonear, que tenían como único ingreso fijo el Potenciar y que si no retiran su vianda no tienen para darle de comer a sus hijos”.

    Al tiempo que estos viajes ficticios fueron repitiéndose, desde Capital Humano decidieron directamente dar de baja el Potenciar Trabajo para reemplazarlo con dos nuevos programas: Volver al Trabajo (básicamente lo mismo pero con otro nombre) y Acompañamiento Social, que apunta al mejoramiento de las condiciones de la vivienda, tarea en la que la gestión anterior, bajo la órbita del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), fue elogiada por el Banco Interamericano de Desarrollo. Incluso el actual Secretario de Integración Socio Urbana, Sebastián Pareja, defendió a sus antecesores diciendo que “si no fue la única secretaría que funcionó bien durante el gobierno de Alberto Fernández, le pega en el palo”. Bien, a pesar de que esta política sí “funcionaba bien”, valoración que a La Libertad Avanza le gusta usar, el presidente recortó su financiamiento en un 96%, tal cual lo dispuesto en el decreto 193/2024 publicado a fin de febrero en el Boletín Oficial.

    Todas estas decisiones se sustentan, en el mejor de los casos, con pretextos o, como en el caso del desfinanciamiento del FISU, en acusaciones superficiales, ya sean viajes inventados o frases hechas como que todos los fondos y las oficinas son “cajas de la política y refugios de ñoquis”, según Pettovello.

    Más abajo, Provincia y Municipalidad, cuyos aportes ya resultaban magros, con partidas congeladas hace meses y derretidas por el fuego de la inflación, también arrastran problemas para cumplir con sus acuerdos. Así lo detalla Caio Abad, del Movimiento Popular Nuestramérica: “Al desabastecimiento que impuso Nación hay que sumarle los retrasos por parte de los programas alimentarios tanto de Provincia como de Municipalidad, con ejecuciones irregulares y retrasados respecto de la inflación digamos que hay en el país”. No obstante ello, el golpazo se sintió a partir de que los camiones del gobierno nacional con comida dejaron de partir hacia las barriadas: “Con Milei ya ni funcionamiento irregular nos quedó, plantearon un desabastecimiento del 100% y de modo definitivo. El Gobierno dejó en claro que no tiene ninguna política de fortalecimiento alimentario”. 

    Sandra contra los fantasmas

    Mientras Pettovello sigue culpando a los referentes de los movimientos sociales, el hambre hace crujir las panzas argentinas: esas tres o cuatro comidas por semana se redujeron a una. ¿Y quién pone la cara? Los referentes, claro: “Nos toca a nosotros salir a decirles a los papás o a los chicos que no hay comida, que no mandaron nada”.

    Sebastían Saldaña, de la Corriente Clasista y Combativa, comenta que en los 36 espacios que coordinan el grueso de la población se concentra en los sectores más vulnerados: “la mayoría son niños, niñas y adultos mayores, también jefas de familia, embarazadas. Son aproximadamente 8.200 personas”. La CCC prepara, por semana, 11.500 raciones de comida y alrededor de 9.500 raciones de copas de leche, en gran medida, con los aportes de Nación: “Esa asistencia representaba un 40% de nuestros recursos y ni siquiera estamos hablando de presupuesto, porque lo que llegaba eran directamente los alimentos”. 

    Cabe recordar que, a principios de febrero, Pettovello invitó a cada persona con hambre a presentarse a la puerta del Ministerio de Capital Humano para anotar su DNI y asistirlas individualmente; cuando la gente se presentó, nadie le tomó los datos. “Hoy, con el cierre de los Centros de Referencia (CDR), la única forma de llegar a Capital Humano es yéndose hasta el Barrio Norte de Buenos Aires”, aclara Saldaña. Ahí (en los CDR) no solo se atendían la cuestión de los comedores, sino también problemas de adicciones, infraestructura e higiene de los barrios, entre otros: “ellos (Capital Humano) le llaman intermediarios a las cooperativas, que son fruto de la organización y el esfuerzo colectivo de los trabajadores que las integran”.

    Respecto a las acciones del gobierno de Santa Fe, Zentner aclara: “Por ahora solo están haciendo relevamiento. Aunque la ministra (Victoria Tejeda) dijo que están trabajando con las organizaciones que recibíamos fondos de Nación para paliar la falta de alimentos, eso no es así. Es mentira”. En tanto, Sergio Basile, secretario de Desarrollo Territorial, confirmó que se están auditando los comedores, al mismo tiempo que se encargó de señalar irregularidades “supuestas” que han derivado en suspensión de aportes. La caza de fantasmas demanda tanto o más esfuerzo que la urgencia por comer, tanto en Nación como en Provincia.

    Próximos pasos

    Abad sentencia: “Las expectativas positivas respecto a Nación son iguales a cero. Será lucha y sobrellevar la conflictividad social hasta donde se pueda, esto es una bomba de tiempo. Cuando la gente llega a su heladera y está vacía, cuando no puede comprar un sachet de leche, ahí se termina toda ideología y eso no termina bien, la historia de nuestro país así lo enseña”. Respecto al gobierno provincial, se reconoce que “al menos hay diálogo” para actualizar los acuerdos, parecida situación a la que se da con Municipalidad, a la que se le está planteando la confección de una ordenanza apoyada en tres ejes: la declaración de la emergencia alimentaria, el establecimiento de una Mesa de Diálogo y, por último, la creación de un Fondo Alimentario con el objetivo de fortalecer a los comedores para que puedan abastecerse y equiparse según sus necesidades. Asimismo, desde Nuestramérica resaltan la necesidad de confeccionar un registro de comedores de la ciudad.

    Desde el Movimiento Evita intentan mantener una actitud un poco más optimista esperando que “el gobierno retrotraiga las decisiones que está tomando”. Mientras tanto, obviamente, hay que actuar. Así es que se las ingenian con otras formas de financiamiento como pueden ser un bingo, una rifa o directamente hacer una vaquita. “No solo se trata de los alimentos, porque también la garrafa está carísima. Ahora estamos cocinando a leña”, revelan. 

    Desde el MTE intentan contener su desesperación para no pisar el palito. “No somos ningunos planeros, lo que tenemos lo conseguimos trabajando día a día. Pero así y todo nosotros tratamos de explicarles a los compañeros qué les corresponde, adónde tienen que ir y, sobre todo, que salir a reciclar no es vergüenza. Saldremos a luchar pacíficamente porque no queremos entrar en el juego de ellos, que están esperando la primera de cambio para venir a reprimirnos”. 

    Mientras millones de personas despiertan hoy sin saber si conseguirán algo para comer, la ministra Pettovello se jacta de cerrar oficinas, del despido de 600 personas (que trabajaban, algunas, hacía más de 20 años en los CDR), de dar de baja de 50 autos y 42 celulares. Todo en nombre de un ahorro que, hasta ahora, no se sabe a quién beneficia. Las respuestas deberán dárselas a la gente en la calle, más temprano que tarde.

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