milei

Cuando esto sea un recuerdo, los que permitieron que suceda van a mirar a otro lado. Javier Milei dio un discurso que bien pudo haber sido una entrevista con Joni Viale. Del otro lado, el colaboracionismo del Congreso, que apoyó, apretó o permitió en favor del gobierno. Las fichas ya están puestas y es año electoral.

Hace un año, el presidente Javier Milei centró su discurso en una oferta a los gobernadores. Usó explícitamente esa palabra: “oferta”. Habló de “alivio”. La pregunta que nos hacíamos en ese entonces era “¿quiénes van a quedar pegados al loco de la motosierra y la licuadora?”.

Un año después, con una fuerza propia mínima, Javier Milei obtuvo del Congreso:

La Ley Bases

Que el DNU 70 se mantenga firme

Que no se revoque el veto al aumento presupuestario para las universidades

Que no se revoque el veto del aumento a los jubilados

Que no se constituya la comisión para investigar la criptoestafa $LIBRA, de la cual es el protagonista principal

Además, Milei violó y viola un rango importante de leyes, sobre todo aquellas relativas a las asignaciones impositivas. El Fondo de Incentivo Docente no se paga más, pero sí se sigue recaudando. Las rutas no se arreglan más, pero el impuesto a los combustibles se sigue cobrando. Y así.

Hoy, el dato político más importante fueron los vitoreos a los funcionarios del gabinete de Milei. Le hicieron “olé, olé, olé” a Toto (Luis Caputo) y a Pato (Patricia Bullrich). Federico Sturzenegger tuvo un largo tramo dedicado en la alocución, por sus medidas de desguace. Fueron las figuras principales.

En las bancadas, los legisladores del PRO aplaudían exultantes al libertario. Hernán Lombardi se sobaba en la poltrona como un sapo húmedo. Cristian Ritondo se veía feliz. María Eugenia Vidal hacía sus mohínes habituales, que van perdiendo su gracia con la edad

Todos son políticos de fuste, con largas trayectorias de gobierno. Lo mismo pasa con todos los gobernadores de provincia, que no recibieron durante este año un carajo desde la Nación, pero que siguieron bancando un modelo cuyo único sustento es “el ajuste más grande la historia”, una de las pocas afirmaciones ciertas del presidente.

No es un exceso. Todo lo que hoy recapituló Javier Milei no se hubiera logrado sin el apoyo, los aprietes, las concesiones y las coimas –recuérdese al senador Kueider– de la totalidad del PRO, la muy mayor parte de la UCR y una parte del PJ no kirchnerista. La conclusión parece ser una sola. Deben ser parte de lo mismo.

Un buen dato para tener en cuenta en un año electoral.

Milei y lo que viene

Tras una serie más de su constantes falsedades e inexactitudes –se destaca el momento en el que dijo que los alquileres bajaron un 30%– Milei hizo tres anuncios clave para este año.

El primero no tiene que ver con la segunda parte del discurso –de una monótona estructura argumental– sino con la primera. En 2025 tampoco la Nación va a pagar obra pública. Materialmente, esto quiere decir que es muy poco probable que durante toda la gestión de Milei haya alguna obra de infraestructura de cierta magnitud para celebrar. No le da el tiempo.

La obra pública es tal vez el punto cumbre de un proceso de desarrollo económico. El vocero Manuel Adorni debería saber esto, de tanto jugar al Age of Empires. Necesitamos gas, electricidad, trenes, rutas, tendido de internet, pensamiento estratégico integral que no puede resolver y que en ningún país del mundo resolvió nunca jamás el mercado.

Dicho esto, políticamente vale este apunte también para los gobernadores, que tan solícitos se prestaron a ese show patético de madrugada en la Casa Histórica de Tucumán, el pacto ese que ya nadie recuerda. Así paga Milei los votos que los gobernadores ponen el Congreso. Si les cabe, es porque son lo mismo.

El segundo anuncio es el envío de una nueva tanda de endeudamiento con el FMI. Por más que lo disfrace de roll over de deuda, una cosa es la deuda en pesos interior a un Estado y otra es deber en moneda extranjera y a un organismo internacional. Dijo que se va a enviar el acuerdo al Congreso, tal como hicieran Alberto Fernández y Martín Guzman a lo que sí fue un acuerdo de roll over (el FMI dio mejores condiciones de pago a la deuda que contrajeron Mauricio Macri y Luis Caputo).

En el Congreso, los colaboracionistas harán lo suyo, el kirchnerismo tratará de seguir encabezando la oposición. El endeudamiento va a salir igual.

Si la ley no sale, habrá decreto. Milei dijo que no controla ningún precio: se olvidó del dólar y los salarios, que están totalmente pisados. Sin plata fresca del FMI, se va a ir disparando el blue paulatinamente. Con la plata fresca del FMI, al menos va a poder sacar el cepo y meterle más nafta a la bicicleta financiera. En todos los escenarios se viene una crisis de dimensiones escatológicas.

El tercer punto es la avanzada en un acuerdo comercial con Estados Unidos. Se trata del peor momento para establecer esa alianza. Estados Unidos tiene al presidente más proteccionista de la historia. Si fuera por alianzas comerciales, nuestro destino puesto era continuar en los BRICS, donde están la mayoría de nuestros socios reales más fuertes.

Pero ahora sí estamos en un gobierno “dominado por el relato”, como se decía hace tantos años, en épocas donde la República peligraba y todos los magistrados de la Corte que iban a una apertura de sesión estaban avalados por los dos tercios del Senado.

La Corte Suprema.

“El mejor gobierno de la historia argentina”

En definitiva, los problemas son tan siempre los mismos que agotan. El gobierno se está quedando sin dólares para maniatar los precios pisando el tipo de cambio. No se trata de pedir devaluación, se trata de que no hay ninguna política económica real para estimular el ingreso genuino de divisas. Entonces, vamos a endeudarnos de nuevo.

Dicho en francés, da muchísima paja ver que esto pasa por cuarta vez en 50 años. La “calesita” de la que habla Milei es en verdad el péndulo entre los gobiernos neocoloniales y los que intentaron, al menos por un ratito, 12 años, tener alguito de independencia real.

Cada vez que nos agarra uno de estos que se presentan como los mejores alumnos, y que son defendido en bloque por el resto del arco político y de la opinión pública tradicional, retrocedemos diez casilleros. Cuando podemos, avanzamos tres.

El faltazo a esta sesión de la única oposición real es un buen signo de unidad y una foto histórica. Hacia el futuro todo está por verse. Ese vacío tiene que ser llenado y tiene que tomar carnadura. Milei ya eligió a quién quiere apuntar. Ahora falta que la oposición asuma qué lugar quiere tener y cómo quiere ubicarse respecto al hombre que no tuvo miedo en ponerse al frente: Axel Kicillof.

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