El programa “Santa Fe: un millón de árboles” se enmarca en la Ley Provincial del Árbol (N° 13.836) y busca restaurar y proteger el arbolado en toda la provincia.
El diputado provincial Rubén Galassi presentó una iniciativa en la Legislatura de Santa Fe para plantar un millón de árboles en 10 años. El programa, titulado “Santa Fe: un millón de árboles”, tiene como objetivo fortalecer el arbolado urbano y rural, promover la forestación en Santa Fe y aumentar las áreas verdes en todo el territorio provincial.
La propuesta se enmarca en la Ley Provincial del Árbol (N° 13.836), sancionada en 2018, y busca incorporar un nuevo capítulo para ampliar las acciones de reforestación con participación de gobiernos locales, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado.
Objetivos del programa “Santa Fe: un millón de árboles”
El objetivo central es incrementar de manera sostenida la cantidad de árboles plantados en toda la provincia, promoviendo la reforestación como herramienta clave frente al cambio climático. También se busca priorizar el uso de especies nativas, adecuadas a las características de cada región, para preservar la biodiversidad local. La propuesta enfatiza la articulación entre municipios, comunas y actores del sector privado, fomentando una gestión colaborativa. A su vez, pretende fortalecer el compromiso ambiental desde Santa Fe, con acciones concretas que puedan generar un impacto positivo en la calidad del aire, el entorno natural y la concientización ciudadana.
Plantar un millón de árboles: una estrategia frente al cambio climático
Plantar un millón de árboles en Santa Fe en los próximos 10 años representa una acción concreta contra el calentamiento global. Entre los beneficios ambientales que se esperan alcanzar se destacan la mejora de la calidad del aire, la regulación de la temperatura en entornos urbanos, y el aumento de la capacidad de absorción de dióxido de carbono. También se prevé una reducción significativa de la contaminación sonora en zonas urbanas, y una mejora en la estructura de los suelos, contribuyendo a mitigar la erosión y a favorecer la infiltración de agua.
La iniciativa también contempla una medida concreta para el ámbito rural: los predios de menos de 200 hectáreas recibirán árboles gratuitos por parte del Estado provincial, como forma de incentivar su integración en sistemas productivos sostenibles.
¿Qué es la Ley del Árbol en Santa Fe?
La Ley del Árbol (N° 13.836), aprobada en 2018, sentó las bases para una política provincial de protección, conservación y gestión del arbolado. Entre sus principios fundamentales se encuentra la preservación del arbolado existente, mediante regulaciones para evitar podas y talas sin autorización. Promueve la planificación estratégica del arbolado urbano y rural, con criterios técnicos para la selección de especies y el mantenimiento sostenible.
Además, la norma fomenta la participación ciudadana y la educación ambiental, entendiendo que el compromiso comunitario es clave para el éxito de cualquier política ambiental. La ley asigna responsabilidades claras a municipios y comunas, encargados de elaborar inventarios, planes de manejo y programas de monitoreo. Finalmente, destaca el rol del arbolado como herramienta fundamental frente al cambio climático, promoviendo la plantación de especies nativas que favorezcan la biodiversidad y la resiliencia de los ecosistemas.
Árboles como aliados ambientales en Santa Fe
Los árboles cumplen múltiples funciones en la provincia, donde se enfrentan desafíos ambientales como la deforestación, la expansión de la frontera agropecuaria y el impacto del cambio climático. En zonas urbanas, la presencia de árboles puede reducir la temperatura en áreas pavimentadas hasta en 8°C, según la Organización Mundial de la Salud. Además, actúan como reguladores del agua de lluvia, disminuyendo el riesgo de inundaciones y aliviando la carga de los sistemas de drenaje. También aportan oxígeno, capturan contaminantes y mitigan el ruido ambiental.
En áreas rurales, los árboles ofrecen sombra para el ganado, lo que mejora su bienestar y productividad. Al funcionar como cortinas rompevientos, reducen tanto la erosión eólica como hídrica, y ayudan a conservar la fertilidad del suelo. Su presencia también favorece el hábitat para la fauna local, aportando a la sostenibilidad de los ecosistemas.