La Verdecita repudió el ajuste sobre el organismo nacional y alertó que está en juego la soberanía alimentaria. Respaldan el plan de lucha de trabajadores que defienden el rol del organismo en los territorios.
La organización agropecuaria La Verdecita manifestó su repudio por el vaciamiento del INTA, y denuncian un plan de ajuste impulsado por el gobierno nacional sobre el Instituto Nacional, al que califican como un “desmantelamiento sistemático” que pone en riesgo derechos fundamentales como la soberanía alimentaria y el acceso a alimentos de calidad.
Desde la asociación, que nuclea a pequeñas y pequeños productores del cordón hortícola santafesino, señalaron que el INTA es el único organismo estatal presente en el territorio que brinda asistencia técnica, capacitación y apoyo concreto a la agricultura familiar. Según advirtieron, las políticas actuales no responden a un problema de déficit fiscal, sino a una concepción donde la tierra y los alimentos “dejan de ser un bien común y un derecho humano para convertirse en mercancía”.
La Verdecita alertó que detrás de los despidos, el cierre de agencias de extensión rural y la venta de tierras e institutos de investigación, se esconde un objetivo privatizador: “Son 27 mil hectáreas que podrían terminar en manos del negocio inmobiliario o de grandes empresas agroexportadoras”. En esa línea, recordaron que la agricultura familiar produce el 60% de los alimentos frescos que consume la población argentina, y que ya vienen denunciando el impacto de la dolarización de los insumos, la falta de políticas específicas para el sector hortícola y la apertura indiscriminada de importaciones.
La declaración de la organización acompaña el plan de lucha de trabajadores y trabajadoras frente al vaciamiento del INTA, que el pasado abril se movilizaron en distintos puntos del país para frenar el proyecto de fusión del organismo con el SENASA, el INASE y la Secretaría de Agricultura Familiar. Durante esas protestas, las y los trabajadores afirmaron que la medida no solo amenaza fuentes laborales sino que también desmantela políticas públicas como Pro Huerta o Cambio Rural, esenciales para pequeños productores.
“La defensa del INTA no es corporativa. Es defender un modelo de producción sostenible, con alimentos sanos y trabajo digno en el campo”, concluyeron desde La Verdecita, al tiempo que se pusieron a disposición de las y los trabajadores del organismo “para resistir juntos la destrucción de lo que es patrimonio de todo el pueblo argentino”.