Stiglitz, Guzmán y un llamado global desde el Vaticano para frenar la crisis de deuda

Más de 30 economistas presentaron propuestas para enfrentar la crisis global de deuda y promover justicia financiera. El informe había sido pedido por Francisco, y es retomado ahora por León XIV.

Más de treinta economistas de renombre internacional —entre ellos el premio Nobel Joseph Stiglitz y el exministro argentino Martín Guzmán— presentaron en el Vaticano un documento con propuestas concretas para enfrentar las crecientes crisis de deuda que atraviesan los países en desarrollo. El informe, titulado “Informe Jubilar: Propuestas para afrontar los desafíos de deuda y desarrollo”, fue encargado por el papa Francisco como parte de las acciones del Jubileo 2025, una de sus últimas grandes iniciativas como pontífice. Es León XIV quien lo publica ahora, continuando así con el legado de su antecesor.

El texto, que adquiere especial relevancia para países como Argentina, propone una transformación estructural del sistema financiero internacional, que hoy impone condiciones severas a naciones con alta fragilidad económica. Según la UNCTAD, 54 países ya destinan al menos el 10% de sus ingresos fiscales al pago de intereses de deuda, lo que impide inversiones esenciales en salud, educación o infraestructura.

El documento propone agilizar los procesos de reestructuración de deuda soberana mediante cambios legales en plazas financieras clave como Nueva York y Londres. Estas reformas buscan promover acuerdos conjuntos entre acreedores y limitar la acción de fondos buitre, que suelen bloquear o judicializar las negociaciones. También sugiere poner fin a los rescates a acreedores privados por parte de organismos como el FMI, una práctica que, según los firmantes, perpetúa la lógica del endeudamiento sin resolver los problemas estructurales.

Otro eje clave del informe es la posibilidad de aplicar controles planificados sobre los movimientos de capital para evitar fugas desestabilizadoras y fomentar inversiones de largo plazo. En paralelo, se propone ampliar la participación democrática en las decisiones de endeudamiento, con un rol más activo de los parlamentos y la sociedad civil.

Además, se postula una transformación profunda de la arquitectura financiera global, con mecanismos innovadores que canalicen recursos hacia el desarrollo sostenible y garanticen el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se trata, según Guzmán, de una “hoja de ruta para evitar otra década perdida”, en un contexto en el que más de 3.000 millones de personas viven en países que gastan más en pagar deuda que en salud o educación.

Durante la presentación en el Vaticano, Stiglitz fue contundente: “El sistema actual de endeudamiento sirve a los mercados financieros, no a las personas”. Por su parte, el sacerdote africano Charlie Chilufya calificó la deuda como “una catástrofe moral que se paga con vidas humanas”, mientras que la activista filipina Mitzi Tan afirmó que los países del Sur Global “están ahogados en inundaciones y deudas”.

El informe también recibió el respaldo del representante especial de Naciones Unidas Mahmoud Mohieldin, quien afirmó que un Estado que prioriza el pago de deuda por sobre la inversión en desarrollo, está fallando a su pueblo, no a sus acreedores. El funcionario destacó que muchas de las propuestas están en sintonía con las metas del organismo multilateral.

Qué implican las reformas para la Argentina

El informe no apunta exclusivamente a países pobres y a sus crisis de deuda. También contempla la situación de naciones de ingresos medios como Argentina, que arrastra un elevado endeudamiento externo. Aunque en 2020 reestructuró parte de su deuda y firmó acuerdos con el FMI —el más reciente en abril de este año—, sigue sin acceso pleno al financiamiento internacional.

Entre las recomendaciones que podrían impactar positivamente en el país, figuran el restablecimiento de controles de capital para evitar salidas bruscas de divisas sin penalizaciones externas; los avances legislativos en Estados Unidos para limitar la acción de fondos buitre; la transformación del rol del FMI para evitar programas que impongan ajustes extremos; y la reducción de intereses y sobrecargos financieros que permitirían liberar recursos para políticas públicas.

“El modelo actual está diseñado para rescatar a los prestamistas, no a los pueblos”, expresó Guzmán. Y cerró: “Lo que se necesita no es compasión, sino justicia”.

Una propuesta en agenda internacional

El Informe Jubilar será discutido entre el 30 de junio y el 3 de julio en la IV Conferencia sobre Financiamiento para el Desarrollo en Sevilla, y se espera que también sea abordado en la Asamblea General de la ONU en septiembre y en el G20 de noviembre. Su objetivo: que la justicia social vuelva a tener un lugar en la política financiera global. Ese es el legado de Francisco, que ahora también León XIV enarbola como bandera propia.

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