Demos inauguró una muestra audiovisual que homenajea la vida y obra de Alejandra Ironici. A tres años de su desaparición física, insoportablemente viva en la memoria de quienes la conocieron, la quisieron y a quienes atravesó con su vida y militancia.
La Ale de punta en blanco recibiendo su DNI. La Ale con megáfono agitando por el cupo trans en la puerta de la Legislatura. La Ale encabezando una de las miles de marchas que encabezó a lo largo de su vida, caminando y al mando de su moto. La Ale con todas las plumas y brillos en alguna noche calurosa de carnaval. La Ale recostada tomando mates. La Ale, su nombre, en una bandera que pedía justicia por ella.
Muy viva sigue Alejandra Ironici en la vida de todes a quienes ella atravesó, de una forma u otra, con su propia vida. Esa sensación hecha certeza se percibió en la apertura de la muestra de fotografías sobre ella que se puede ver en Demos hasta el 10 de septiembre.
“Esta muestra no es de Demos, es de toda la sociedad santafesina para ella”, dice Sol Benitez, impulsora de este homenaje. Y lo que dice se puede ver en el lugar: tras publicar la convocatoria abierta, el equipo de la muestra recibió más de 130 de fotografías de Alejandra, de todas las épocas, de todas las luchas, de todas sus facetas, de cámaras profesionales y de cámaras con cuatro píxeles.
Así lo cuenta Victoria Vázquez, fotógrafa y curadora de la muestra: “En principio habíamos pensado en armar la muestra con material de fotógrafos, fotógrafas, ilustraciones, como una idea más orientada hacia lo artístico, pero después descubrimos que había mucha más gente que tenía fotos de la vida cotidiana, de la intimidad, en relación a las luchas, a todo lo que pasaba en la calle. Así que decidimos incluirlas también en la muestra”.
Una Ale, muchas Alejandra ironici
Un estallido multicolor son las fotografías sobre los muros de ladrillos vistos de Demos. Allí se pueden encontrar las imágenes que fotógrafas de la ciudad le hicieron a la Ale en diferentes momentos y luchas. En las calles, en las plazas, frente a la Legislatura y Casa de Gobierno, en la UNL, en la primera Marcha del Orgullo en Rincón, recibiendo su DNI de manos de Bonfatti.
Luego, colgando de unos paraguas arcoiris sostenidos desde el techo, un centenar de fotos en pequeño formato, donde se intercalan retratos profesionales con retratos cotidianos: juntadas con amigas, selfies con compañeras de trabajo y militancia, noches de fiesta, con un mate sobre un sillón. alejandra ironici
Y sobre una de las columnas del espacio, las fotos, los rostros, la consigna que nunca hubiéramos querido escribir ni retratar: “Ale perdonanos por mendigar justicia y no clamar venganza”.
“Creo que esta muestra es también un gesto de reparación absoluta a su memoria, porque tenemos que seguir recordando lo que fue Ale y que aún en su muerte, en su asesinato, ella fue pionera con la figura del transfemicidio en nuestra provincia”, dice Sol, quien tampoco puede escapar de la emoción que le generó pensar y preparar este homenaje. “Ahora estoy bien, feliz por cómo quedó y toda esta gente que vino, pero estos últimos días que estuvimos montando la muestra fueron como muy movilizantes”.
En una de esas fotos que cuelgan de los paraguas, la Ale está con Sol cuando aún no era Sol. “La Ale significó mucho para mi. Fue a la primera persona que le conté que tenía dudas sobre mi identidad y lamentablemente ya no vio mi transición, no tengo ninguna foto de Sol y Ale”.
Además de las imágenes, la muestra cuenta con un videoclip del grupo musical Limonada Latina, un material audiovisual de Valeria Albarracin y un episodio del podcast “Tiene nombre” de Periódicas. “Fue muy movilizante recibir todo este material, chequearlo, comentarlo, seleccionar. Fue un proceso hermoso y estoy muy agradecida por haber sido parte. Pura emoción”, comenta Vázquez mientras su rostro muestra eso: pura emoción.
“La Ale tenía una cuestión fuerte con esto de ser recordada, de la memoria, así que creo que ella estaría muy contenta de esto que le hicimos y con toda la gente que se sumó y hoy vino a acompañar esta apertura de la muestra”, cierra Sol y refuerza: “que no es de Demos, es de toda la sociedad santafesina para ella”.
Hace tres años que la presencia imponente de la Ale en cada marcha, en cada espacio de militancia, se convirtió en una ausencia imponente, de esas que llenan todo con su vacío. Vale la pena darse una vuelta por Demos, entonces, para ser parte de ese abrazo colectivo a la memoria y lucha de la Ale, y para sentirnos un poquito menos solos mientras afuera el mundo se pone cada vez más desolador.







