Coronda tiembla por los despidos de Agrana

Coronda, noche del 17 de mayo. Trabajadores de Agrana Fruit, empresa austríaca, protestan por el traslado de la empresa y el cierre de 70 puestos de trabajo. Quieren procesar la frutilla en Corrientes, con menos personal. Foto: Facebook Rodrigo Miró.

La empresa austríaca Agrana Fruit pretende cerrar su planta de procesamiento en Coronda, trasladarla a Corrientes y cesantear 70 trabajadores santafesinos. ¿Cuál es el impacto en la vida de la ciudad frutillera?

Las crudas historias de los trabajadores cesanteados en Agrana se cruzan con un sinnúmero de análisis políticos, macro y micro económicos de un país que reducen a pasos agigantados su capacidad industrial para reconvertirse a un modelo agroexportador y de servicios.

Aún, si en el caso de Agrana, con el correr del tiempo la empresa, en otra provincia, mantiene la cantidad de puestos de trabajo, la calidad de los mismos será diferente, más precaria, con menos cargas, con más rentabilidad. Serán 70 menos acá y tal vez 70 más allá luego de una clara flexibilización laboral de hecho.

Este panorama “revienta” en cada ciudad que posea plantas similares, con capitales nacionales o extranjeros. Mantener esa rentabilidad se da a costa de salarios y de empleos. Hasta significa una forma de “disciplinar” a los laburantes para que a nadie se le ocurra cambiar aumentos por empleos.

En Coronda conviven con la producción primaria de frutillas ocho fábricas. El año pasado, en temporada alta había unos 400 empleados distribuidos en esas plantas. Agrana es la que mayor mano de obra cubría entre los operarios formales: unos 101 a marzo de 2017 aunque en temporada alta ese número subía a 160. Cuando nos dicen que se van a crear empleos de calidad, ¿nos pueden explicar de qué se trata? Hoy es un día en el que Coronda agradece tener una cárcel y otra en camino.

La producción primaria de frutillas aporta uno 12 millones de kilos de fruta al mercado y la mayoría no se exporta. Algo cercano al 20% de esa producción iba (o seguirá yendo, aún no se sabe) a Agrana que a su vez también se nutre de producción de Tucumán y Mar del Plata para sus pulpas o congelados. ¿Qué les ocurrirá a los productores con esta mudanza?

Pero no es esta la única preocupación. Los despidos también repercuten, como en todos los casos, en el comercio, en las empresas locales, en los créditos y en el consumo que ya viene deteriorado por un año en el cual los empleados públicos (buena parte del mercado laboral local empleado en la policía, la cárcel y la educación) vieron reducir su poder adquisitivo. Ellos en 2016 perdieron entre 8 y 10 puntos respecto de la paritaria comparada con la inflación.

La suba de precios ya acumula un 9% en lo que va del 2017, los tarifazos se siguen sucediendo y superan ampliamente lo que cada trabajador –cesanteado o no– deberá afrontar en la temporada. Coserco, la Cooperativa de Servicios de Coronda, pidió un 38% de aumento para sus servicios de agua y cloacas, la EPE un 34% y el gas en un 24% para el natural y un 35% para el envasado. Aún no se sabe cuál será el pedido para las tasas en la Municipalidad luego del cimbronazo de 2016 que significó una suba del 70% en ese tributo.

El comercio ya notó el terremoto. A coro explican que se hacen ingentes esfuerzos para mantener las ventas pero la mayoría resume que se han visto reducidas en un 20% pero aun así se mantienen los puestos de trabajo. Y los consumidores ni hablar: alimentos y medicamentos aumentaron por encima del 60% y la inflación de los que menos tienen es bastante superior a la que se publica en letras de molde.

Un claro ejemplo de preocupación proviene de la Municipalidad. Una gestión que arrancó con el pago de sueldos en tiempo y forma comenzó a tener inconvenientes al cierre de 2016 con menor coparticipación recibida. Si a eso le sumamos las chances de un ajuste fiscal más profundo para provincias y ciudades en 2018 (se anuncia hasta en medios oficialistas) ¿cuál será futuro de la ciudad y el supuesto motor de la reactivación?

Dólar planchado, bicicleta financiera para inversores que se llevan los dólares que ingresan por toma de deuda y especulación a cuantiosas tasas de interés y ajuste por inflación que no parece tener control pueden significar un claro peligro para una economía en recesión.

En Coronda una buena mayoría de la población ve en Agrana al demonio. La empresa extranjera que se “manda a mudar” y deja a la gente “colgada” porque no “le interesa nada”. Mientras eso ocurre nuestro país (representado por el presidente Mauricio Macri) está de gira y ha preparado el territorio para que más “Agranas” nos salven del estancamiento.

Más planes (y no menos), más estructura del Estado (ñoquis o no) y distribución regresiva de la renta. Más para los que lo pueden bastante y populismo de derecha para todos.

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