Vivir hasta los 30 con papá y mamá

Cada vez resulta más difícil para los jóvenes argentinos
independizarse del hogar paterno.
Más del 60% de los jóvenes de hasta 29 años vive con las
personas que los criaron, mientras que casi el 30% conformó su hogar fuera del
de origen y 7% restante volvió al hogar paterno después de haberse ido por
algún tiempo. Así lo informa la Primera Encuesta Nacional de Jóvenes realizada
por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) durante el 2014.
Las jóvenes se van de la casa de los padres mucho antes que
los varones. Entre los mayores de 20 años, ellas casi duplican el porcentaje de
jóvenes que dejaron de vivir en su hogar de origen. Los motivos: entre las
chicas, un 60% se fue del porque se casó, se unió en convivencia o quedó
embarazada; entre los varones, solo un 38% salió de la casa paterna-materna por
esas causas. La segunda razón de mayor peso tiene que ver con los estudios
(21,3% de los varones y 15% de las mujeres), y la tercera, el deseo de
independizarse (16% de los varones y 9% de las mujeres).
Con respecto a la educación, siete de cada diez jóvenes de
25 a 29 años finalizó la escuela media, y las mujeres lo hacen en mayor
proporción que los varones y en el tiempo esperado. El 18% de los jóvenes
asistieron al secundario alguna vez pero no lo finalizaron por diversos
motivos: el 30% tuvo que trabajar, el 20% porque no les gusta estudiar o
sentían que la escuela no les servía. Otros adujeron el mal desempeño a
embarazo o paternidad. Ocho de cada diez jóvenes que abandonaron el secundario
tiene intención de retomarlo y poder darle fin.
Las tareas de cuidado de los niños las realizan fundamentalmente
las mujeres: el 47% contra el 20% de los varones. Ellas dedican en promedio 68
horas semanales a esa labor no remunerada –casi diez horas por día– y entre las
de 25 a 29 años aumenta a 86, es decir, más de 12 horas por día. Cuatro de cada
diez chicas dejaron de estudiar o trabajar para encargarse del cuidado de sus
hijos, mientras que sólo uno de cada diez varones en igual circunstancia, tomó
esa decisión.
En relación a su vínculo laboral, un dato significativo es
que el primer trabajo lo consiguen mayoritariamente a través de contactos y
conocidos. No es tanto la experiencia la que cuenta. La motivación principal
por la que empezaron a trabajar es para tener su propio dinero y, en segundo
lugar, para ayudar económicamente en su casa (pero en mucha menor proporción
que la primera opción). De los que no estudian ni trabajan, la mayoría son
mujeres que están cuidando sus hijos.
Sobre su participación en actividades sociales, religiosas,
solidarias, partidarias, un alto número de jóvenes manifestó no haberlo hecho
en los últimos 12 meses. Entre las razones expresadas, más del 50% declaró
falta de interés, mientras que el 30% declaró no haber tenido tiempo y el 10%
ni las conocen. Una iglesia o un templo es el ámbito que les despierta más
interés para participar: un 15% las mujeres y 10% los varones.
El estudio lo realizó el Indec junto con las direcciones
provinciales de Estadística. Durante el 2014 se entrevistaron a 6.340 mujeres y
varones de 15 a 29 años en todo el país. El objetivo fue caracterizar los
principales comportamientos de los jóvenes de centros urbanos de 2000 o más
habitantes. Se indagó sobre sus trayectorias en el sistema educativo, la
emancipación e independencia, la constitución de su propio núcleo familiar, lo
laboral y su dedicación a tareas de cuidado de niños. En una segunda etapa,
entrarán otras variables analizadas.
Publicada en Pausa #161, miércoles 9 de septiembre de 2015
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