¿Quién te dio el piné para el berretín?

Dijiste que ibas a asumir en el Congreso, pero después te pasaste a la Rosada. Dijiste que la la primera reunión con la presidenta había sido cordial, pero después lanzaste que no había servido para nada. Dijiste que no ibas a cobrar el impuesto a las ganancias, después dijiste que sí, ahora decís que sí pero no tanto. En todo caso: el año pasado se le cobró a los que ganaban más de 35 mil morlacos, y ahora, con toda la inflación de por medio, vos le zampás el tarascón a los que arrancan de 30 mil.

Che gata flora: ¿cuánto vale tu palabra?

Ay los niños bien, que cuando son pataduras siempre tienen un papá en la Comisión para entrar en el once titular. Vos tenés una Corte, que manco nunca te va dejar. Independencia de la Justicia, clamaste, pero a la primera cambiamos y los pelucones fueron mansitos a manyar de tu platito. ¡Te sacaron una ristra de fallos a gusto y piacere! Y cada uno, con su sainete: la devolución del 15% de la coparticipación para la Anses, y todas sus idas y vueltas hasta hoy mismo, la entrega del registro de trabajadores rurales a tu esclavista más cercano (no la bella Juliana; el gordo Géronimo) y, ahora, la gracia mayor, Pinedito presidente de todos los argentinos por 12 horas.

¿Quién te dio el piné para el berretín, cogotudo salamín? Estabas acordando la novelita de la asunción, una fantochada vergonzosa que bien te vino para meterle veinte velos a tu ajuste, y mientras le daban corneta al encuentro de representantes, y todo parecía estar finalmente listo, tu bandurria metía la estocada por detrás yendo a mamar a los Tribunales. Ay Mauricio, que pensás que así estás demostrando temple, firmeza y decisión. Vos también generaste este desencuentro. Vas a ser el primer presidente en asumir en un Congreso vaciado y descontento. Un garrón histórico del que sos parte, aunque tus sobatucas con micrófono propalen tu resguardo. Ahora vos sos el oficialismo, vos sos el que tiene que dialogar y escuchar.

¿Y sabés qué, bacán? La mina que se va ya gobernó ocho años, de un período de doce. Arrancó conduciendo una catramina y se va dejándote las llaves de una joya, nunca taxi. Medio baqueta, es la verdad, pero mucho más tuneado de lo que jamás le dejó un presidente a otro.

Desde 1983, nunca un mandatario recibió un país en mejores condiciones que vos, Mauri. Y te hacés el loco, Barrabás. Te hacés el malo porque decís “¡Tengo el 51% detrás!”. ¡Pipiolo! Cuando la tarasca empiece a faltar, como ya lo está haciendo, vas a ver cómo de golpe, y de cayetano, te van a dejar de bancar. “¡Qué se avenga la yegua caprichosa, que tengo el 51% detrás!”. Qué taura el bienudo, aunque se haya mandado hace días a hociquear ante los yanquis, como tierno balín, a través de su emisario (ministro de Hacienda Prat Gay, le dicen) que expuso el plan económico primero a ellos que a nosotros. Eso sí que es reconocer al soberano.

Es un honor para vos Mauri que Cristina te ponga la banda y te dé el bastón. Porque ella ya dio cuenta de su tarea cumplida. Y vos recién empezás, fifí. Y ya te la creés que podés arrancar así, arrebatado, como si ya te hubieran hecho el busto, y de bronce. Primero ganate el derecho, primero bajate del banquito. Justificá tu bravuconada y tu empecinamiento, y demostrá que tenés con qué.

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