La efímera calma tiene el precio de una histórica emisión de deuda. En el camino, la inflación, la devaluación y la quita de retenciones atacan el empleo y el poder adquisitivo.

 

Con una sola medida, a una semana de asumir, Mauricio Macri mostró el trazo grueso de su gobierno. El fin del cepo cambiario liberó el precio del dólar y generó una devaluación shock del 60% en menos de tres meses. La medida, anunciada por el ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay el 16 de diciembre del año pasado, afectó en forma directa a los precios y al nivel de empleo.

Las nuevas autoridades machacaron sobre la falta de credibilidad de los indicadores del Indec. La emergencia estadística dejó al país sin esa información, vital para la toma de decisiones. Hasta julio, al menos, no habrá ningún índice oficial sobre la evolución de la economía. Palabras como “clima”, “confianza”, “señales” aparecen ahora en el centro del discurso económico, mezcladas entre mediciones no oficiales de todo tipo.

Si nadie puede saber con exactitud el costo de vida, el nivel de empleo, la marcha de la economía (¿ya estamos en recesión, como dicen desde las cámaras industriales y comerciales?) y tampoco sus variaciones en el tiempo (¿es cierto que no se generó trabajo en los últimos cuatro años?, ¿la inflación: sube, baja o se mantiene estable?, ¿la tasa de pobreza es la que indica la UCA?), entonces es obvio que no se tomarán decisiones, desde el sector privado, que impliquen poner capital en riesgo.

El lunes 14 Macri vino por primera vez a la provincia desde que asumió como presidente. En la Bolsa de Comercio de Rosario, les pidió a los empresarios que generen trabajo para lograr la meta de “pobreza cero” que prometió en campaña. No fue una frase de ocasión: nueve de cada diez empresas no tienen previsto tomar personal de aquí a mitad de año, según una encuesta de Manpower Group. La consultora especializada en recursos humanos informó que el 78% de los empresarios consultados no prevé incorporar nuevos trabajadores; el 11% incrementará su planta y el 5% planea despidos.

Macri pretende bajar la inflación y mostrar crecimiento de la economía, pero hasta ahora lo único que creció fue el desempleo. Los precios aumentaron, en el último trimestre, al doble del ritmo que venían subiendo el año pasado. El impacto se siente sobre todo en las clases populares, por la incidencia de la inflación en los artículos de primera necesidad. El tarifazo energético y las paritarias con límites completan el panorama de los primeros 100 días del nuevo gobierno.

Mi millón de amigos

El último fin de semana el ministro Prat Gay admitió que el gobierno esperaba mayores inversiones en el primer tramo de la gestión. “Fuimos demasiado ingenuos”, reconoció. El único anuncio de relevancia lo hizo Coca Cola, con Macri, desde Davos: inversiones en el país por mil millones de dólares durante los próximos cuatro años. “La lluvia de dólares era –y sigue siendo– la única esperanza del equipo económico para contrarrestar las políticas recesivas del Banco Central (tasas de interés por las nubes, emisión cero para financiar al Tesoro) y reactivar la economía sin avivar aún más los precios. Pero la lluvia no llega, ni siquiera una garúa finita”, consignó Virginia Porcella en el sitio de negocios Fortuna.

Desde Cambiemos han repetido hasta el hartazgo la necesidad de “volver al mundo”. Para ello, aseguran, es indispensable un acuerdo rápido con los fondos buitre; sin acuerdo, no habrá inversiones. Suena razonable, pero es falso. El acuerdo con los buitres es necesario para acceder al crédito internacional, sin el cual la Nación no podrá encarar ni el Plan Belgrano ni ningún otro plan de infraestructura. Pero antes que la inversión real, el nuevo endeudamiento externo en bonos tiene como principal objetivo pagarles a los buitres. De hecho, hay cláusulas que le dan prioridad a los fondos de Paul Singer.

[quote_box_left]Macri pretende bajar la inflación y mostrar crecimiento de la economía, pero hasta ahora lo único que creció fue el desempleo. Los precios aumentaron, en el último trimestre, al doble del ritmo que venían subiendo el año pasado.[/quote_box_left] Para lograr inversiones externas, lo que necesita Macri es bajar los salarios en dólares. Con la devaluación de diciembre, Prat Gay dio el primer paso hacia ese objetivo. Tomemos el valor del dólar redondeado: 9 pesos hasta la devaluación de diciembre, 14 pesos luego de la devaluación y 16 pesos a principios de marzo. El salario mínimo, vital y móvil es de 6.060 pesos desde enero de este año. Esto significa que el salario mínimo en dólares fue de 673 dólares hasta diciembre; de 432 dólares a partir de la liberación del cepo cambiario y de 379 dólares en la actualidad. Si el dólar trepa a 18 pesos (no es descabellado; algunos sectores exportadores piden que llegue a 20), el salario real en dólares habrá bajado a la mitad desde diciembre.

Bolsillos licuados

El relato macrista ubica el inicio del problema en las medidas tomadas por los gobiernos kirchneristas. En particular, el presidente señala la intervención del Estado en materia cambiaria y de intercambio comercial y allí engloba desde las retenciones hasta las políticas de emisión del Banco Central. Liberado el dólar y eliminadas las trabas al comercio exterior, la inflación debería estancarse de un momento a otro. En los 90 se llamó estabilidad y la herramienta fue la ley de Convertibilidad; el objetivo de Macri es el mismo (estabilidad con crecimiento), pero el camino es otro.

En su discurso ante el Congreso, el 1º de marzo, el presidente aludió al ciclo K (con una supuesta inflación acumulada del 700%), pero eludió mencionar el cuatrimestre noviembre-febrero, momento en que se dispararon los precios. Sus economistas llaman a los argentinos a bajar el nivel de consumo para batallar contra la inflación. Los formadores de precios aprovechan la anarquía y remarcan con fruición; al fin y al cabo, no hay quien los controle: entre los organismos estatales desguazados por el nuevo gobierno se encuentra el área de la Secretaría de Comercio encargada de relevar los precios.

A la corta o a la larga, el equipo económico logrará su cometido: el consumo va a disminuir (de hecho, ya comenzó a hacerlo) por el simple hecho de que habrá menos circulante. Salvo algunos gremios del sector público, la mayoría de los trabajadores registrados se encuentran negociando salarios a la baja. En Santa Fe los estatales acordaron aumentos del 30 al 32%, con la mira puesta en recuperar la inflación de 2015, pero sin datos serios acerca de la inflación 2016, ¿qué sindicato puede sostener que un acuerdo por debajo del 40% resultará satisfactorio? Para fin de año los asalariados habrán comprobado con su órgano más sensible, el bolsillo, la pérdida del poder adquisitivo. Los trabajadores en negro ni siquiera deberán esperar tanto.

Clasificados bajo el brazo

De acuerdo de datos del sector gremial, en enero y febrero se registraron 107 mil despidos en la Argentina: 42 mil y 66 mil. La cifra de febrero es 72 veces superior a la del mismo mes del año pasado. De los 65.799 despidos registrados ese mes, algo más de 10 mil corresponden al sector público: el ajuste es más fuerte en el sector privado.

La fábrica de heladeras Bambi echó a 60 trabajadores de su planta de Rosario. Foto: Rosario Plus
La fábrica de heladeras Bambi echó a 60 trabajadores de su planta de Rosario. Foto: Rosario Plus

A nivel nacional, la caída del empleo es más fuerte en las firmas nuevas. “Las empresas con menos de 10 años fueron las que acusaron las mayores tasas de destrucción de puestos netos. Desde la vigencia de las restricciones para operar en el mercado de cambios por parte de las empresas, y también de los particulares, a comienzos de noviembre de 2011, se quebró una serie de seis años sobre siete de creación neta de empleos privados registrados”, señala un informe del Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales de Buenos Aires.

El último dato oficial sobre desempleo es del tercer trimestre de 2015: 1.005.000 desocupados, el número más bajo del período 2003-2015. “Al comparar los primeros trimestres, entre 2003 y 2007, la cantidad de desempleados se ubicó entre los 3 y 1,5 millones; entre 2008 y 2011 entre 1,3 y 1,2 millones; y durante los últimos cuatro años (2012-2015) se estancó en valores cercanos al millón de desocupados”, indicaron desde el portal Chequeado. Macri ubicó la cifra en 1.200.000, pero tanto los informes gremiales como las consultoras privadas estiman que son hay 1.350.000 desempleados; si el dato es cierto, la tasa de desocupación subió del 5,9 al 6,9% en el último medio año.

[quote_box_right]A la corta o a la larga, el equipo económico logrará su cometido: el consumo va a disminuir (de hecho, ya comenzó a hacerlo) por el simple hecho de que habrá menos circulante.[/quote_box_right]En la provincia de Santa Fe, los principales problemas están en el sector industrial, que empieza a sentir las esquirlas de la apertura de las importaciones. La planta de Acindar en Villa Constitución parará su producción entre el 18 y el 31 de marzo. En esa localidad, Paraná Metal cerró sus puertas en diciembre luego de un largo conflicto. Los empleados de Vasalli, en Firmat, vienen enfrentando suspensiones por la caída de ventas de la empresa. La fábrica de heladeras Bambi, en Rosario, cesanteó a 60 contratados. Pero el botón de muestra del nuevo modelo fue el cierre definitivo de ArZinc, en Fray Luis Beltrán, empresa que dejó a 420 obreros en la calle. Pertenece a la  transnacional minera Suiza Glencore, que prefiere exportar en bruto minerales sin retenciones antes que agregarle valor en la planta santafesina

Las amenazas mediáticas del gobierno (“habrá hiperinflación o ajuste” en caso de no arreglar con los buitres) buscan imponer la idea de que ningún otro camino es posible. La inflación, en efecto, va en aumento. Pero no por la deuda externa, sino por la devaluación; los precios se dispararon a partir de su anuncio y no a partir de su entrada en vigencia. El ajuste es un hecho y para verificarlo solo basta remitirse a la cifra de despidos y los acuerdos salariales del sector privado, todos por debajo del 30%.

Publicada en Pausa #168

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