Finos especuladores, brutales apretadores. El comportamiento de la liquidación de divisas proveniente de las aceiteras y los exportadores de cereales sintetiza su verdadera opinión sobre las coyunturas del país.

Liquidar divisas es convertir en pesos los dólares que se ganaron en una exportación. Y las exportaciones del complejo agroindustrial son el núcleo de nuestra economía hacia el mundo. Pase lo que pase (siempre y cuando no hayan severas inundaciones o sequías) se puede contar con esas exportaciones, porque la tierra no se disuelve. Así, quienes dominan el campo tienen tomado del cuello al precio local de una de las pocas mercancías que jamás, jamás podremos producir: los dólares. El campo, su historia, la historia del reparto de la renta agraria, la lucha por la distribución de la ganancia de la tierra en Argentina se superpone palmo a palmo con los avatares políticos del país.

La Matrix, la seca y los tahúres

El Centro de Exportadores de Cereales es el organismo cuasi oficial que publica todos los meses cuántos dólares del campo entran al país y se convierten en pesos. En sus cifras se lee lo que realmente hace el campo, su sector más poderoso, más allá de lo que bramen sus representantes de la Sociedad Rural o quienes tengan el mando tecnológico sobre el modelo de agrotóxicos.

¿Qué hicieron en el lock out de 2008? ¿Qué hicieron antes? ¿Y qué hicieron en 2009? ¿Qué pasó en 2011, con la reelección de Cristina? Una sola herramienta tenía en esos tiempos el campo para dilatar o apurar el ingreso de divisas: el silobolsa, herramienta superior de la especulación en la era de los transgénicos. Máquina eficaz para amarrocar el grano a la espera de una devaluación o un salto de cotización, o para apretar durante una elección reteniendo las divisas y forzando la devaluación, a la espera de que el próximo funcionario apañe las demandas del sector.

¿Cuál fue el error de Cambiemos? Creer que el campo tiene un corazón y darle otra herramienta más a su capacidad especulativa. Les permitieron vender la soja pero no liquidar la divisa: ese cambio comenzó en 2016, de a poquito, hasta que en 2017 directamente les dijeron que podían guardar por 10 años las divisas sin convertirlas en pesos. Y a las devaluaciones y la quita de retenciones con las que Cambiemos agradeció el voto de la zona agropecuaria central, la mancha amarilla de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, que ganó la elección de 2015,  el campo las retribuyó con una de sus mejores tradiciones. La taimada avaricia. Ahora, 2018 llega con la sequía encima y a la corrida del dólar no hay soja que la pare.

Esta es, finalmente, una breve historia de los agrodólares, una breve historia de los últimos 15 años, resumida en un cuadro.

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