El hambre ataca en los más chicos

Foto: Mauricio Centurión.

Crece la demanda en los servicios alimentarios de la ciudad y de la provincia. La ayuda nacional no se actualiza desde hace dos años. Advierte la UCA sobre la pobreza infantil.

El mes de junio cerró con números alarmantes que afectan el presente y el futuro de la infancia en nuestro país. De acuerdo al reciente informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), el 33,8% de los chicos se alimenta en comedores escolares o comunitarios. Esta cifra da cuenta de un déficit alimentario que crece y compromete a un 17,6% de los menores de 17 años. A ello se añade que un 8,5% pasó hambre durante 2017, mientras que 48,1% de los niños y adolescentes sufren la pobreza. Al interior de ese último porcentaje, se registra un 10,2% en situación de indigencia.

Acerca de la demanda alimentaria y de la problemática que conlleva los valores expuestos, desde el plano provincial se apuntó directamente a la actualización de precios que Santa Fe cubre con relación al proceso inflacionario. “Es imperiosa la firma de un nuevo convenio para seguridad alimentaria, con los pies sobre la tierra, ya que los importes transferidos por el gobierno nacional no aumentan desde junio de 2016. Solo los índices oficiales de inflación ascienden al 60% en tal período, a lo que debe sumarse mayor demanda”, subrayó el ministro de Desarrollo Social, Jorge Álvarez.

El funcionario, en ese orden, manifestó su preocupación en virtud de “una grieta social que nos hará más daño a los argentinos que la propia grieta política. Los distintos índices de pobreza, tal el caso del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, donde se remarca que casi la mitad de los niños, niñas y adolescentes en Argentina son pobres, sumado a que más de la tercera parte de los argentinos está en las mismas condiciones, lamentablemente no parecen ser el límite de una realidad social que tiende al deterioro del tejido social”. El ministro enfatizó en la necesidad de la articulación entre la Nación y las provincias a instancias de implementar la Ley de Emergencia Social “de la cual hoy las provincias estamos excluidas”, sostuvo.

Pedido de ayuda en aumento

A la hora de exponer el trabajo que lleva a cabo la provincia en esta materia, Álvarez afirmó que se realiza “una fuerte inversión en la seguridad alimentaria, destinada a comedores comunitarios y copa de leche, que han sufrido un incremento desde el inicio de la (actual) gestión del 127%”. Ese porcentaje incluye la actualización que requiere la inflación creciente y, al mismo tiempo, atiende la mayor demanda social. De ese modo, se pasó de poco más de 10 millones a fines de 2015 a 24 millones mensuales. A esto se suman los 52 millones mensuales destinados a Tarjeta Única de Ciudadanía (de los cuales 25 millones provienen de Nación). Cabe consignar, además, que la cantidad de chicos que asisten a comedores escolares está sujeta a la matrícula anual de las 235 escuelas de jornada ampliada. No obstante, el gobierno provincial destina $271.576.718 para garantizar el servicio alimentario de en las escuelas. Ese monto incluye los insumos para la elaboración de 425.340 copas de leche (desayuno y merienda) y 164.183 raciones diarias de comedores escolares. En cuanto a la copa de leche, ésta es universal para los establecimientos que disponen del servicio. Durante 2017, se crearon 38 nuevos servicios de copa de leche que equivalen a 5.580 raciones; mientras que en lo que va del 2018 ya se crearon 23 servicios de copa de leche con 3348 raciones y 113 almuerzos más para seis servicios de comedor.

Ante la consulta sobre la asistencia provincial, Desarrollo Social aclaró que no se realizan aportes de manera directa a la ciudadanía, sino que se efectúan a través de transferencia a municipios, comunas e instituciones de la sociedad civil (Cáritas, ONGs, Los Sin Techo, entre otras) que suman 697 en total. Al mismo tiempo, la provincia implementa diversos programas como el Plan Abre, Abre Familia y Nueva Oportunidad que tienden a “mejorar la calidad de vida en barrios, al interior de cada familia y las posibilidades de los jóvenes”, de la mano del fortalecimiento de la economía social.

Álvarez admitió que “sin dudas, esto no alcanza”. “La marcada realidad social fruto del continuo aumento de precios, el régimen tarifario, la pérdida de trabajos transitorios, conocidos como ‘changas’, afecta fuertemente a la propia clase media baja”, indicó y confirmó que también “se incrementaron las solicitudes de ayudas alimentarias por parte de grupos familiares que asisten a centros de día, centros de atención primaria de la salud, comedores y copas de leche comunitarios y clubes deportivos”. E insistió en que las políticas sociales integrales “no alcanzan cuando las necesidades básicas de la población aumentan y el Estado nacional no acompaña”.

En la ciudad

La órbita municipal, por su parte, impulsa el programa Volver a Casa que rige desde hace 12 años a partir de un convenio con el gobierno de la provincia y que se financia mediante el Programa Social Nutricional. “Asistimos con víveres secos y frescos a familias en situación de vulnerabilidad. Este programa también tiene un equipo interdisciplinario que trabaja la alimentación saludable, de la mano con el programa de constitución de huertas junto al INTA”, precisó Rocío Giménez, subsecretaria de Acción Social. Esta asistencia con alimentos se cumple hoy día con mil familias del cordón norte, oeste y la Costa de la ciudad. Esa cifra creció con respecto a 2017, cuando eran 902. Vale decir, la demanda creció y “hay lista de espera en la mayoría de los lugares”.

“En los barrios más vulnerables tenemos una serie de dispositivos territoriales, los Solares, a los que se suman las Escuelas de Trabajo. En los Solares se ofrecen actividades de promoción de derechos orientadas a niños, niñas y adolescentes y también hacia las mujeres”, puntualizó la funcionaria municipal y remarcó que “la política social está fuertemente dirigida hacia las mujeres porque son las que están a cargo de las tareas del cuidado en la familia”. En cada uno de los 18 dispositivos el contacto se establece con el barrio a través de los responsables de cada solar y de las trabajadoras sociales. De ese modo, se cuenta con el listado de las personas asistidas y de quienes se encuentran en espera. Además, el Municipio desarrolla acciones junto a Conin en materia nutrición y salud.

“Volver a Casa tiene que ver con enseñar las herramientas para la cocina y fomentar el vínculo familiar alrededor de la mesa. Junto con Conin, estamos presentando un proyecto al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que se llama Encuentro en la Cocina. En Santa Lucía, San Agustín, CIC de Facundo Zuviría y Barranquitas estamos mejorando las cocinas para la formación y la capacitación”, expresó, mientras un grupo de adultas mayores se incorporan –a través de La receta de mi vida– para compartir sus conocimientos gastronómicos. La tarea junto a Conin se complementa en los Jardines Municipales, donde se efectúan controles nutricionales.

Sobre las realidades de los barrios más carenciados, Giménez aseveró que “se ve y se siente la necesidad de la asistencia alimentaria”, la cual se puede paliar con la Tarjeta Única de Ciudadanía, la Asignación Universal por Hijo y el apoyo de las organizaciones sociales que trabajan en el territorio. “La preocupación es constante –recalcó–. Si bien estamos convencidos que la política social no solo tiene que ver con la alimentación de las familias, creemos que tiene que ser atendida desde su integralidad y en eso los gobiernos municipal, provincial y nacional estamos llamados a solucionarla. Más en estos momentos en los que hay un recrudecimiento de la cuestión social”.

A propósito, la subsecretaria añadió que entre 30 y 35 personas se encuentran en situación de calle en la ciudad (un 95% son hombres de entre 20 y 45 años) y aludió al refugio para personas que se abrió hace poco en el norte donde se brinda alimento, cama y ducha caliente.

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