Carretas y velas para los más pobres

El principal punto que el gobierno celebra del presupuesto 2019 es el déficit cero, a pedido del FMI. Y los principales recortes serán en el transporte público y la tarifa social de la energía. Qué dice el texto enviado al Congreso.

¿Cómo hará un ciudadano que paga la tarifa social para poder pagar la tarifa común? ¿Cómo hará un usuario del transporte público para pagar un boleto sin ningún subsidio? La respuestas a esas preguntas quedan totalmente en manos de provincias y municipios, ya que el Estado nacional pasará no la tijera, sino el hacha por los subsidios a la energía y el transporte en 2019. Esos recortes son fundamentales en el objetivo de lograr déficit cero el año entrante, uno de los requisitos del FMI para seguir mandando dólares frescos (y agigantando la deuda externa).

El gobierno producirá recortes en los gastos operativos de las empresas públicas, en el empleo público, en las transferencias generales de dinero a las provincias y, sobre todo, en los subsidios al transporte y a la tarifa social, la luz que pagan los más pobres. El peso de mantener el precio del boleto y la bonificación en la energía quedará completamente en manos de las arcas de provincias y municipios, quienes deberán decidir qué hacer en dos gastos fundamentales para los más necesitados: la luz y el bondi para ir a trabajar o a la escuela.

El mensaje del presupuesto 2019 lo dice explícitamente:  "Estimamos una baja del gasto en subsidios económicos de 0,7% del PBI. A partir de 2019, serán las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quienes definirán las compensaciones y/o subsidios al transporte automotor dentro de sus jurisdicciones, y quienes eventualmente asumirán las erogaciones presupuestarias asociadas a dichas decisiones. Esto genera un ahorro para el Estado Nacional equivalente a 0,3% del PBI. Lo mismo ocurrirá con las tarifas eléctricas diferenciales de acuerdo a la condición socioeconómica del usuario residencial, lo cual representa un ahorro para la Nación del 0,1% del PBI".

No sólo se reducirán los subsidios, sino también las inversiones de capital. Un punto muy importante, sobre todo si se considera la demada de energía eléctrica. "Si bien reduciremos los gastos de capital en 0,5% del PBI en relación a 2018, se incrementará la participación relativa de las obras relacionadas con Educación y Agua Potable, que en conjunto crecerán 14,6% anual. No podremos sostener el nivel de inversiones públicas en obras relacionadas con Energía (-0,2 p.p. del PBI) y Transporte (-0,2 p.p. del PBI)".

En billetes contantes y sonantes, se recortan el 1,6% de los subsidios a la energía (3291 millones de pesos) y el 18,1% de los subsidios al transporte (82.561 millones de pesos), en comparación con 2018. Esos montos tendrán que ser afrontados por las diferentes administraciones subnacionales, si es que pretenden que el boleto no se vaya a las nubes y que los pobres sigan haciendo andar sus heladeras.

Cabe destacar que, encima, el gobierno nacional reducirá sus transferencias corrientes a la provincias –envíos de dinero para educación, seguridad social, desarrollo social, salud y otros– en 17.308 millones de pesos, una merma del 17,5% respecto de 2018.

 

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