Todos los pesos pesado que regulan el valor del dólar parecen jugar en una misma dirección: empujar a una devaluación bruta. Mientras tanto, el gobierno se mantiene pura y exclusivamente gracias al préstamo del FMI.

La fuga de capitales no se detiene y ahora se suma la retirada de los capitales golondrina que estaban operando en inversiones financieras. En junio el país perdió 1349 millones de dólares en concepto de “Formación de activos del sector privado no financiero”, lo que vulgarmente se llama fuga, mientras que el retiro de las “Inversiones de portafolio” (compra y venta especulativa de bonos, acciones y diversos papelitos) se disparó, llevando la sangría a 1410 millones de dólares. Es la mayor huida de fondos especulativos en un mes desde que hay registro (enero de 2003).

Si no fuera por los desembolsos del Fondo Monetario Internacional, y de toda la deuda contraida previamente, las arcas del Banco Central no darían abasto para frenar la sangría. Durante toda la era Cambiemos se fugaron del país unos 72.229 millones de dólares. Es mucho más que los cerca de 56 mil millones que el FMI le prometió al país a partir de 2018, casi en su totalidad prestados durante la era Macri. En los primeros seis meses de 2019, se fugaron 10.881 millones de dólares. Es bastante menos que los 16.676 millones fugados en el primer semestre de 2018. Esa mejora no debe generar alegría alguna: 2018 fue el año con mayor fuga de capitales de la historia. Luego viene 2009 y después, muy probablemente, vendrá 2019. En el cuarto puesto quedaría entonces 2017. La era Cambiemos es de expoliación pura.

Sin embargo, el punto más sintomático es el de las “Inversiones de portafolio”. Durante 2017 volaron por las nubes. En ese año ingresaron 9933 millones de dólares sólo por este concepto. La bicicleta financiera giraba a todo vapor. Después de la crisis de las Lebacs, durante la gestión de Federico Sturzenegger, el signo viró de positivo a negativo. Precisamente, la última vez que dio a favor el saldo de ingreso y egreso capitales de portafolio fue en marzo de 2018. En abril del año pasado comenzaron a irse del país, con diversos ritmos. Sólo en febrero pasado volvió a darse un saldo positivo. En junio, finalmente, se alcanzó el récord histórico negativo de 1410 millones de dólares perdidos sólo en ese mes, bajo ese concepto, siempre según los datos oficiales del Banco Central.

País fundido

11 de enero de 2018. Puede encontrarse una fecha exacta para el inicio del derrumbe financiero del gobierno de Cambiemos. En ese día el Banco Central alcanzó su pico de reservas sin tener que entregarse por completo a los brazos del FMI: 63.906 millones de dólares, con un dólar que valía 18,65 pesos y una tasa de interés del 28%.

Actualmente, con el 78% del préstamo del FMI ya desembolsado, las reservas apenas están en 68.747 millones de dólares, pero el dólar se fue a 43,87 pesos y la tasa de interés está en el 58%, tras haber llegado a picos superiores al 70%.

El país está quebrado, la oferta de timba con las Leliqs es inverosímil para los mercados y el crecimiento exponencial de la deuda externa sólo sirvió para sostener el negocio de los especuladores y otorgar verdes para que los privados que quieren cubrirse con moneda dura puedan hacerlo.

Los capitales notan perfectamente la fragilidad. No sólo los especuladores se van. Tras una cosecha récord, en los primeros seis meses de 2019 el campo, que es la patria, liquidó menos dólares que en 2018, 2017, 2016… y así hasta 2010. La merma respecto de 2018 (año de la sequía) es de 7,34%. Incluso liquidaron en estos seis meses menos dólares que en el primer semestre de 2015 (2,04% abajo).

Los que quieren pasar de pesos a dólares lo hacen y los sacan del país. Los que tienen dólares para pasar a pesos se los amarrocan para más adelante. Una nueva devaluación brutal es inminente.

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