Un líder que pavonea su poder porque es lo único que sabe hacer y porque puede perder las elecciones.

El presidente de Estadios Unidos, Donald Trump, volvió a la Casa Blanca el lunes e intentó proyectar fuerza. Logró quedarse parado en la veranda por un minuto, cada respiro una lucha, sacándose la máscara y presentando sus pulgares hacia arriba. Con ese esfuerzo valiente su equipo de prensa pudo sacar fotos y editar un video absurdo, que se parece más que nada a un trailer de película de Tom Cruise. También filmó un mensaje al público estadounidense, en el cual dijo que "No le teman al Covid. No dejes que domine tu vida". El presidente quiere comunicar que ha ganado la batalla con el coronavirus. Los síntomas de una infección duran diez días y la enfermedad puede causar complicaciones de largo plazo en los pulmones y otros órganos. Le tuvieron que dar oxígeno, esteroides y tratamientos experimentales. El equipo médico se negó a aclarar si el presidente sufrió daño en los pulmones. "Como su líder, tuve que hacer esto. Sabía que era peligroso, pero tenía que hacerlo".

Trump se contagió por su propia estupidez y arrogancia, en un evento para celebrar la nominación de Amy Coney Barrett a la Corte Suprema, una nominación que puede llegar a quitarle la cobertura de salud a millones de personas con "enfermedades preexistentes", una frase inventada por los seguros médicos para justificar la discriminación contra la gente con problemas de salud. No fue ningún acto heroico, fue más que nada un gol en contra. Un mozo no puede protegerse de toda posibilidad de infección, el presidente de los Estados Unidos sí. Sólo tenía que llevar puesto su barbijo. 

Trump quiere proyectar fuerza porque es lo único que sabe hacer y porque está a punto de perder la presidencia. El primer debate no le ayudó, el haberse contagiado con una enfermedad que se negó a tomar en serio tampoco. Trump quiere ser héroe. El presidente, sano y fuerte, venció al virus y ahora vencerá a los demás enemigos de los Estados Unidos. El pueblo estadounidense no lo ve así. Según el promedio de encuestas del sitio 538

  • Biden le gana a Trump por 8,2% (+0,9% desde mi última nota)
  • En Pensilvania: Biden +6,2% (+1,6%)
  • En Florida: Biden +3,0% (+1,4%)
  • En Wisconsin: Biden +6,7% (+0,1%)
  • En Carolina del Norte: +1,8% (+0,6%)

"No dejes que domine tu vida". Más allá del hecho de que ya murieron 210.000 estadounidenses y que muchos de los 7 millones que sobrevivieron tendrán problemas de salud por muchos años, Trump no entiende (o no quiere entender) que su experiencia fue única. Que alguien de su perfil –mayor de 70 años, obeso, inactivo– no haya muerto del coronavirus tiene todo que ver con los diez doctores que formaron su equipo médico, con la suite presidencial en el hospital Walter Reed, con los tratamientos experimentales a los que un paciente normal no puede acceder, todo pagado con fondos públicos.

Las víctimas de la pandemia no fallecieron por ser débiles de espíritu. Fallecieron solos en los geriátricos, rodeados de trabajadores que ganan salario mínimo, sin poder estar con sus familias. Muchos de esos trabajadores también fallecieron o se infectaron. Fallecieron también en las cárceles, donde muchos presos intentan esconder sus síntomas porque la consecuencia de un test positivo es el confinamiento solitario. Fallecieron los trabajadores de Amazon y de los frigoríficos. Muchos fallecieron en sus casas, en las ciudades porque los hospitales estaban sobrepasados y en las zonas rurales porque cerraron más de 120 hospitales en la última década. 

Para un estadounidense normal, el sistema de salud es peligroso. Pagamos más por persona que cualquier país desarrollado en el mundo. La mitad de la población tiene seguro médico a través del laburo, lo pierden si los echan o si cierra la empresa. Debido al daño económico de la pandemia, 12 millones de personas perdieron su seguro médico. Uno de cada 12 estadounidenses no tiene seguro médico. Muchos más tienen el seguro Medicaid. El seguro Medicaid es gratis, pero es casi imposible encontrar especialistas que lo acepten. El seguro Medicaid es gratis, pero para calificar no podes tener más de dos mil dólares en el banco. Por los costos, el año pasado uno de cada cuatro estadounidenses demoró en obtener los tratamientos que necesitaban.

Cuando una enfermedad te puede dejar sin laburo, sin hogar, y sin cuidado de la salud, ¿no tiene sentido andar con miedo? En una sociedad tan enferma como la nuestra, vale la pena quedarse sano. Al presidente Trump un poco de temor le hubiese hecho bien.

Estados Unidos: un país excepcional

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