Todavía resuenan en los cuerpos, en las lágrimas, en los pies, las más de 12 horas de esa vigilia que tuvo lugar hace una semana frente al Congreso de la Nación, y en toda la nación. Fueron 12 horas que condensaron décadas de lucha en la búsqueda del derecho al aborto, en el reconocimiento de un derecho que las mujeres siempre ejercieron sobre sus cuerpos, aún en la clandestinidad, aún a costa de sus propias vidas, de su salud. La lucha no terminó, ahora hay que garantizar la aplicación efectiva de la ley. Pero mientras tanto, por unos días más, toda la alegría es verde. La alegría de la lucha colectiva, que marca el camino de la ampliación de derechos, la autonomía y la libertad. 

Fotorreportaje de Marina Martínez, desde Capital Federal

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