Guillermo Jerez. Foto: Gabriela Carvalho.

Mano a mano con el referente de Barrio 88, Guillermo Jerez. La actividad en Concejo, los principales problemas de la ciudad, su visión sobre la gestión municipal y provincial y las perspectivas de cara a las elecciones de este año.

El concejal Guillermo Jerez recorre con orgullo La Cuadra, el espacio cultural de Barrio 88 en 25 de Mayo 3615. Lamenta su parálisis por la pandemia. Al fondo, detrás del hall central, hay un cubículo de durlock, con mesas, pizarrones llenos de anotaciones y unas seis computadoras activadas y a puro tecleo. Es el búnker. La agrupación santafesina que en 2017 arañó el pase a las elecciones generales y en 2019 clavó el batacazo de llegar al deliberativo local se apresta para una nueva contienda. “Es uno solo el objetivo: hacernos fuertes en el Concejo porque queremos gobernar la ciudad de Santa Fe. Más temprano que tarde queremos gobernar la ciudad de Santa Fe”, dice Jerez convencido.

La cabeza de lista en esta oportunidad será la profesora Eliana Ramos, seguida por Juan Acosta y Sofía Amherdt. “El primer paso para eso es hacernos fuertes en el Concejo, que nuestra voz se escuche”, insiste Jerez. “Tenemos muchas propuestas para la ciudad de Santa Fe. Esperamos que nos conozcan y acompañen en ese objetivo. Barrio 88 hace las cosas de manera colectiva, con el acompañamiento de una fuerza social y política pujante. El objetivo es que la gente nos acompañe, no existimos sin el acompañamiento de la gente”.

Llegar

Muchas fuerzas que no pertenecen a los partidos tradicionales han llegado, en otros tiempos, al Concejo Municipal. Sin embargo, hasta la irrupción de Barrio 88 se habían sucedido un buen número de elecciones donde la disputa se restringía al Frente Progresista, el Partido Justicialista y, a partir de 2013, el PRO, de la mano del sastre Tomás Norman. La aparición de Jerez y una fuerza joven, surgida de organizaciones estudiantiles, sociales y territoriales, provocó fuertes expectativas en sectores de izquierda y progresistas, absorbiendo prácticamente todos los votos de expresiones con decenas de elecciones encima.

“La trayectoria nos llevó ahí. Desde 2016 como Barrio 88 empezamos a tener visibilidad en la escena pública y política de la ciudad de Santa Fe. Una constante en la práctica política de Barrio 88 es no prometer lo que no vamos a cumplir, no hablar de lo que no sabemos y tener una disposición para aprender y conocer todo lo que hace la política. Llegar a la banca del Concejo de Santa Fe generó una expectativa bastante extendida. Una expectativa, que por ahí estaba sobrecargada respecto de las transformaciones que se pueden impulsar desde el Concejo. En el corazón de la propuesta política de Barrio 88 radica una expectativa de cambio radical de la sociedad, en las maneras de hacer política. Todo eso que estaba en los valores, los principios, el corazón de la propuesta de Barrio 88 se chocó con una realidad, una institución, cuyas prácticas y cuya lógica se remontan a la restitución de la democracia. Hay personas en el Concejo que vienen de esa época. Hay códigos arraigados, formas de proceder. Y la manera que uno tiene de prepararse es dialogando con alguien que tiene experiencia, no se aprende en un libro o una lectura. Se incorpora como un oficio, con personas que participaron de la vida pública. Hicimos ese camino y eso nos sirvió para dotarnos de herramientas. Escapamos a tener una visión fundacionalista, de creer que una institución comienza cuando uno pone el pie, que no tiene pasado ni tradiciones. Y también escapamos a una visión antipolítica que niegue eso, porque estamos negando a un oficio que es muy necesario, sobre todo en estos momentos en el que estamos atravesando una crisis cuya profundidad es mayor a la de 2001”.

–¿Qué es lo que han aprendido respecto de una institución como el Concejo?

–Tiene que ver con cómo se reparten los recursos y cómo se traza el campo de juego en el que uno va a jugar. Por ejemplo, cómo plantear una ordenanza que uno venía trabajando hace mucho tiempo, para que termine aprobándose e implementándose. El ejemplo para nosotros es la ordenanza de acceso “informado y seguro” al cannabis como recurso terapéutico. Si bien no estaba en nuestra agenda, conversamos sobre eso y pudimos forzar los límites de lo posible. Ese fue nuestro mayor logro. Fue el único. Luego de la aprobación de esa ordenanza, no tuvimos margen de acción.

Foto: Gabriela Carvalho.

La ordenanza fue aprobada en agosto del año pasado y contó con el impulso de la Asociación para Usuarios de Cannabis Medicinal y la revisión de organizaciones como Cannabicultura Santa Fe, Macame, Otras Miradas, Despenalización Ya, el Centro de Estudios de Cultura Cannábica y especialistas del Conicet. Para el presidente del Concejo Municipal, Leandro González, fue uno de los “puntos altos” de la gestión del órgano durante el 2020.

–Hay algo que queremos revitalizar en la campaña. Nosotros no nos la sabemos todas. Pero sí tomamos las cosas con seriedad. La pandemia impidió que podamos volcar esos aprendizajes y hacerlos carne. El fuerte de Barrio 88 desde el 2016 al 2019 fue la movilización desde la comunidad, el empuje, y la pandemia nos impidió que un sector de la sociedad se apropie, se haga carne de ese aprendizaje para poder empujar desde afuera de las instituciones.

–Los partidos municipales abordan problemas muy acotados. ¿Cómo conjugan la idea de fundar un partido nuevo, que es un gesto fundacional, pero que a la vez en un partido municipal?

–Para eso es importante calibrar los cambios que uno quiere lograr. Saber de qué dependen esos cambios. E identificar si esos cambios requieren de un partido municipal, de una fuerza política, social, cultural que pueda empujar esos cambios en términos locales. Hay muchísimo por hacer desde los municipios en los principales problemas que preocupan a la sociedad. En seguridad se pueden hacer muchas cosas. El transporte y la gestión de residuos son dos temas estrictamente municipales, sobre los que se podrían hacer montón de cosas. Un mercado de alimentos social, que fue una propuesta de ordenanza que impulsamos: tenemos en Santa Fe un cordón hortícola que tiene 1400 hectáreas que, de acuerdo a las calorías que recomienda la FAO de consumo de verduras y hortalizas, podría alimentar a 560 mil personas. El hambre también se puede resolver con políticas municipales, que no dependen solo de los recursos que vienen de Nación. Lo mismo con la creación de un sistema municipal de cuidados, que el movimiento de mujeres puso en agenda. Hay mucho para hacer desde los municipios. Hay un conjunto de acciones que se pueden impulsar. Nosotros lo que vemos es que falta iniciativa, creatividad, ingenio, propuestas como para este tiempo, referidas a estos temas.

Elecciones y proyectos

–En vistas a la nueva campaña en pandemia, sin poder convocar a la movilización, ¿qué van a hacer?

–Nosotros, durante todo este año, lo que intentamos hacer, y entendemos que lo hicimos al máximo de nuestras posibilidades, es un trabajo subterráneo. Hemos mantenido los diálogos y el armado territorial, lo hemos ampliado. Estamos presentes, con las dificultades con el cara a cara. Tenemos nuestro nuevo espacio, La Cuadra, que la pandemia impidió que circule gente. El nivel de conocimiento que tiene Barrio 88 nos permite partir de una base más alta que el 2019. Vamos a intentar hablarle a esas bases en las redes sociales, pero también nos van a encontrar en las plazas. Nos van a encontrar recorriendo los barrios, que es lo que hicimos siempre. No tenemos otra que no sea conversar. Ese es nuestro insumo principal. Barrio 88 se sostiene en un tejido de conversaciones y creencias. Es volver y hablar todavía con más gente.

–¿Cómo pensás que va a llegar el electorado a noviembre, en un marco de crisis económica y sufrimientos causados por la pandemia?

–Yo creo que la sociedad, en este momento, está muy afligida, angustiada, pero es el momento para que aparezca una fuerza que pueda representar con mucha responsabilidad y honestidad intelectual en lo que dice y promete. Es un escenario adverso, muchísima gente ha padecido muchísmo dolor. Sabemos que hay muchísima gente que la está pasando mal, de todos los sectores sociales. Y en medio de ese escenario catastrófico entendemos que Barrio 88 es un realmente una expectativa y una luz de esperanza. De eso estamos convencidos y tomamos ese desafío, con toda la responsabilidad y la carga que conlleva. Todos los militantes que abrazamos este proyecto le dedicamos la vida para estar a la altura de ese desafío.

–Habías mencionado la cuestión de la seguridad. ¿Cuál es el abordaje desde una fuerza progresista sobre ese tema?

–En primer lugar hay que identificar las distintas responsabilidades. La principal responsabilidad recae sobre el gobierno provincial y sobre el ministro de Seguridad. Nosotros tenemos la propuesta de crear mesas barriales de seguridad en la ciudad. En el año 1998 se sancionó una ordenanza que para ese momento era de avanzada, que creó el programa municipal de seguridad urbana. Desde entonces, distintos actores han mutilado esa ordenanza o han usado partes o se han alejado de su espíritu original: por un lado, que el intendente pueda tener un consejo, que pueda diseñar la política municipal de ese programa, y tener juntas zonales, que es lo que nosotros llamamos mesas barriales. En cada vecinal, todas las instituciones, que el comisario del barrio vaya y rinda y cuentas, que se cree un mapa del delito. Con las nuevas tecnologías se puede tener un buen mapa del delito para prevenir. La situación crítica y los niveles de violencia no se pueden desconocer. Con una mesa barrial de seguridad se puede discutir más democráticamente, con reglas. Y también un observatorio de seguridad, para poder relevar todo eso. Además, hoy no hay nada, más allá de las cámaras y las alarmas comunitarias no hay propuestas en materia de seguridad. Esta propuesta es la manera en la que las fuerzas progresistas nos metamos en un tema tan importante, que siempre lo vemos desde la cuestión social, casi con exclusividad. Es una mirada reduccionista.

Foto: Gabriela Carvalho.

–Uno de los proyectos en los que habían avanzado es el de una reserva ambiental en Playa Norte. ¿Que pasó con ese proyecto? Y yendo a la cuestión territorial en relación con el poder inmobiliario, ¿Qué pensás del futuro de los terrenos de la Estación Belgrano?

–Respecto de la creación de una reserva natural de alrededor de 200 hectáreas en el norte de la ciudad, es un proyecto que, en un principio, el Ejecutivo municipal tenía la voluntad de hacer algo parecido, pero pasó de la comisión a la secretaria de Ambiente y duerme ahí hace varios meses. En principio hay una visión favorable, pero no obtuvimos la devolución que estamos esperando. Y está trabado ahí. Esa es una manera de transformar y modificar los usos de 200 hectáreas estratégicas de la ciudad, sobre los cuales el poder inmobiliario venía avanzando. Quedó ahí parado, quizá falte también la interpelación a sectores ambientalistas o que compartan la mirada de qué hacer con esos terrenos en la ciudad y falta el impulso, el empuje de afuera hacia adentro de las instituciones. Respecto de la Estación Belgrano, creemos que es una de las discusiones estructurales de la ciudad más importantes. Son 25 hectáreas, donde el metro cuadrado vale cerca de mil dólares. El valor de esos terrenos equivale a dos presupuestos municipales. Es la ciudadanía la que tiene que decidir qué hacer con esos terrenos. Primero, esos terrenos tienen que volver de la Nación al municipio. Y la ciudadanía tiene que definir qué hacer. No debe privatizarse. Hubo un proyecto de José Corral que sugería enajenar esos bienes. No hay que enajenar bienes públicos. Nosotros imaginamos viviendas de alquiler social para trabajadores municipales, un espacio, un lugar donde hay un barrio popular como La Carbonilla, debe haber un espacio de cuidado donde los adultos mayores pueden cuidar a los pibes. Puede haber un parque. Son muchas las cosas que se pueden hacer allí

–¿Cuál es el impedimento?

–El ministerio Obras Públicas de Silvina Frana tiene una visión, el secretario de Desarrollo Urbano Javier Mendiondo tiene otra, no hay una mirada consensuada. Es una de las discusiones que se viene. Pero lo fundamental es que seamos los santafesinos y santafesinas los que decidamos el destino y no un grupo de los profesionales de la política.

–¿A través de qué mecanismos?

–Y, no te digo un plebiscito, pero sí lo primero y principal es que la ciudadanía se entere y conozca el valor de esas tierras fiscales. Hoy nadie tiene idea. Y lo segundo: puede ser el Concejo el ámbito de resonancia, porque es el ámbito institucional, y que habilite foros de debate, mesas de discusión. El Concejo tiene que tener un rol central en esa discusión y no lo está teniendo.

–¿Cómo evaluás la gestión municipal y la provincial?

– La pandemia no se puede desconocer. Nadie está preparado para gestionar una pandemia. Pero hay maneras de hacer las cosas que no obedecen tanto al contexto sino que son más bien propias. Respecto a la gestión municipal, me parece que cualquier vecino o vecina que circule por la ciudad de Santa Fe se va a encontrar con que los servicios elementales que debe dar un municipio se brindan de manera deficiente. Esto no es na valoración, es una descripción. El intendente ha tenido serias dificultades para poder garantizar los servicios municipales que debe garantizar un municipio. Me parece que es una persona con valores, honesta, pero no tiene programa de gobierno, no tiene capacidad de gobierno, cómo ejecutar las políticas, y ha tenido muchas deficiencias. Por eso reivindico el oficio dela política, la militancia de la política y la política como actividad, que debe respetarse. Una persona que no ha militado nunca en su vida no puede implantarse de un estudio de televisión y caer en la intendencia. Hay una trayectoria, un conjunto de saberes que no están. Y tampoco los veo en el grupo que los rodea. Es una gestión municipal anémica, que le falta vitamina, le falta tener presencia. Respecto del gobierno provincial, tiene pocas políticas positivas. Es inentendible la gestión criminal del presupuesto. Es inentendible que tenga 65 mil millones de pesos en un plazo fijo y que haya sectores como los trabajadores culturales que estén precarizados y que no cobren desde febrero. Me parece que el dinero asignado a los sectores productivos y comerciales afectados por la pandemia ha sido mínimo. Toman como un logro que con los intereses del plazo fijo le asignan plata a algunos centros de salud de Rosario. Es muy errático. Y tampoco veo un plan de gobierno. Me parece que a ambos le quedó grande la gestión. A los dos gobiernos le quedó grande la gestión y hay gente muy decepcionada, que acompañó los dos proyectos políticos. Eso se suma al malestar que hay por la pandemia y la situación económica.

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