Guilherme Boulos. Foto: Gabriela Carvalho.

Mano a mano con el principal referente joven de la izquierda brasileña: Guilherme Boulos. Qué buscarán construir en un futuro gobierno de Lula, cómo abordarán la consolidación del bolsonarismo y por qué la mejor manera de defender un futuro gobierno de Lula es seguir en las calles.

A los pies del complejo de viviendas Novo Pinheirinho en Santo André, San Pablo, hay un comedor popular, o cozinha solidaria. Las torres fueron construidas por el Movimiento de los Trabajadores sin Techo y el comedor también es de la organización. Vivienda y comida son dos pilares de la política de bases del MTST, que encuentran su expresión en su máximo referente electoral, Guilherme Boulos.

Con apenas 40 años, Boulos dio uno de los golpes fuertes de la elección, venciendo por mucho a Eduardo Bolsonaro, un hijo de Jair, en la categoría de diputados nacionales de San Pablo. De la mano de la articulación entre el MTST, de donde viene Boulos, y el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), una corriente de izquierda más profunda se ha ligado a la fuerza histórica que encarna Lula da Silva. Es difícil evitar pensar que en su horizonte futuro no esté la intendencia de San Pablo.

Bajo el sol rajante que rebota en una ciudad con demasiado cemento, Boulos come en el comedor comunitario y después tiene un mano a mano con Pausa.

–¿Cuáles son los temas que va a plantear el PSOL si gana Lula?

–Ya estamos dialogando con Lula para el 1º de enero poner en la agenda nacional el tema de la vivienda. El programa Mi Casa, Mi Vida, fue hecho por Lula y cerrado por Bolsonaro. Hoy, la crisis habitacional en Brasil es gravísima. Vamos a luchar para que una de las primeras medidas del gobierno sea un nuevo programa habitacional que incluso se base en las experiencias del propio movimiento social organizado. Esto que ve aquí es un conjunto de viviendas hecho por el MTST. Son 920 familias que viven aquí, casi 5000 personas, todas del movimiento. Un conjunto hecho, organizado por el movimiento, a partir de la política de Mi Casa, Mi Vida con las entidades, que articulaba con los movimientos sociales. Necesitamos recuperar eso y hacer una política de emergencia para los sin techo, que están en las calles de la ciudad. Y, otra prioridad máxima, es el tema del hambre. Brasil es el tercer mayor productor de alimentos del mundo y hoy tiene más de 30 millones de personas con hambre. Entonces, los comedores populares, que también fue una experiencia de los movimientos sociales, del MTST, junto con el MST en el campo, estos comedores deben tornarse política pública. Una política pública de comedores populares ligada a la agricultura familiar para darle el combate al hambre.

–Tanto referentes políticos como militantes nos han planteado que más que una contienda entre derecha e izquierda, esta es una elección donde se juega la democracia. ¿Cuál es tu visión?

–Esta no es una elección normal. Este es un plebiscito entre fascismo y democracia, entre el hambre y comida para el pueblo. La política de Bolsonaro es profundamente autoritaria y amenaza las libertades y conquistas democráticas del pueblo brasilero. Y al mismo tiempo, económicamente, es una política radicalmente antipopular. Entonces, lo que está en juego es democracia contra fascismo y la posibilidad de recuperar los derechos sociales y de los trabajadores contra un neoliberalismo salvaje, que es la agenda de Bolsonaro.

–¿Cómo viviste personalmente haberle ganado al hijo de Bolsonaro?

–Fue muy simbólico. El diputado más votado de Brasil, hace cuatro años, fue el hijo de Bolsonaro, Eduardo, y esta vez tuvimos 250 mil votos más que él. También fue un mensaje de que el bolsonarismo no tiene la misma fuerza que hace cuatro años. El discurso que hicieron, de antipolítica, de antiizquierda, después de cuatro años de un gobierno desastroso, no tiene más el mismo impacto.

–¿Hacia dónde piensa construir el PSOL a partir de ahora?

–El PSOL ha hecho una bancada muy expresiva en el Congreso, ha acertado en la política de construcción de unidad en torno de Lula y ahora va a cumplir un papel importante en el proceso de reconstrucción del país en un gobierno de Lula. Mantendremos las banderas, la coherencia, como un sector de defensa de los derechos sociales, de los trabajadores, banderas de izquierda en el Congreso Nacional.

–La defensa del gobierno de Lula, ¿la piensan hacer también en las calles?

–La política en Brasil no es la misma que teníamos hace 20 años cuando Lula gobernaba por primera vez. Nosotros vamos a ver una oposición de extrema derecha movilizada en la calle. El bolsonarismo también se organiza en la calle. Esto hace que la izquierda debe responder en la calle. Si dejamos la calle para la derecha estamos perdidos. Mira, un gobierno progresista, de izquierda, sufre todo tipo de presiones. La presión del mercado, del agronegocio, de la derecha, de sectores del Parlamento. Hay que tener una fuerza organizada de la izquierda para que la agenda del gobierno venga más para nuestro lado. Creo que ese es el papel de los movimientos sociales en Brasil.

Un discurso

A Santo André llegó una gran delegación de veedores internacionales de la elección (extraoficiales, ya que el gobierno de Bolsonaro deslegitimó sus presencias). Entre otros, estaba el santafesino de Nuestramérica, Gastón Tati Restagno, el rosarino de Ciudad Futura, Juan Monteverde, el referente del Movimiento Evita, Fernando Chino Navarro –muy afecto a preguntarle sobre Messi al piberío–, una docena de eurodiputados de Portugal, Francia y España, referentes de Uruguay, Venezuela y Colombia y la figura del laborismo inglés, Jeremy Corbyn, que reaccionó al sol poniéndose rosadito como un pollo desplumado. Cabe destacar que con sus 73 años siguió luego la larga jornada de vinculación con el MTST sin cansancio y yendo al frente hasta el final.

Ante los presentes, Boulos reseñó el proceso político y electoral de Brasil en profundidad.

"El gobierno de Bolsonaro fue la mayor tragedia que ha ocurrido en la historia reciente de Brasil, en todos los sentidos. Una tragedia política, institucional, porque amenaza a la democracia todos los días, una tragedia económica y social, porque Brasil fue el único país del mundo que salió del mapa del hambre de la ONU y después volvió, con el gobierno de Bolsonaro, por la destrucción de todas las políticas de seguridad alimentaria y de apoyo a la agricultura familiar".

"Pero, aún así, Bolsonaro mantiene fuerza en el país. Eso es una característica común en las fuerzas de extrema derecha en el mundo. Ha organizado una base política, social, ideológica muy cohesionada. En Brasil nosotros tuvimos 21 años de dictadura militar. Ni siquiera la dictadura militar ha organizado un movimiento de base, de masas, de extrema derecha como lo ha hecho Bolsonaro en cuatro años. Hacen la lucha cultural, la lucha ideológica y por eso, con la fuerza que tiene la máquina del Estado, que ha usado de manera irritante en los últimos meses, hace una elección pareja".

"La elección no está ganada. Lo decimos todos los días. Cuando viene una encuesta favorable, todos nosotros tenemos el impulso de festejar, pero eso es desmovilizador. Nosotros necesitamos el impulso movilizador hasta el último minuto para llegar a la victoria. Las encuestas nos dan la victoria por un margen estrecho. Queremos la victoria, aunque sea por un voto. Pero tenemos que estar atento a lo que ocurra después".

"El domingo vamos a tener el resultado a las 20:00. Si hay algo cierto es que Lula gana, Bolsonaro no va a reconocer el resultado. No va a felicitar a Lula y reconocer que el pueblo ha decidido. Ya está esa semana con un discurso desesperado, de acusar fraude, de decir que Lula tuvo espacios irregulares en la TV y la radio. Su hijo llegó al punto de proponer que se retrase la elección dos semanas. Aún con la victoria, vamos a tener un período de transición difícil en Brasil".

"No creemos que haya un riesgo real de golpe. En este punto está aislado. No hay nadie del gran poder económico de Brasil que apoye una ruptura golpista de Bolsonaro. No hay nadie de las fuerzas armadas que apoye una ruptura golpista de Bolsonaro. Ni siquiera Estados Unidos lo apoya. No hubo un solo golpe en América Latina sin apoyo de Estados Unidos. Entonces, lo que creemos es que va a haber un escenario de tensión social, quizá de una violencia provocada por militantes bolsonaristas en la calle, después de nuestra victoria. Es un escenario probable".

"La derrota de Bolsonaro no va a significar en Brasil la derrota del bolsonarismo. Se acabó la derecha liberal, la derecha tradicional del país. Se ha elegido una fuerte bancada bolsonarista y una fuerte bancada de la izquierda. Una polarización. Incluso, de nuestro lado, con hechos muy expresivos. Ediane Maria es la primera trabajadora de casa particular electa diputada provincial. Yo fui el diputado nacional más votado de la izquierda más votado de la historia democrática de Brasil. Hay una compañera, Erika Hilton, la primera diputada negra y transexual de la historia de Brasil. Hay representantes índigenas, Sonia Guajajara y Celia Xiakrabá, dos grandes mujeres, líderes indígenas electas diputadas en el Congreso Nacional. Pero también la derecha bolsonarista ha salido fuerte en el Congreso. Eso apunta para el escenario que vamos a vivir una vez ganada la batalla del domingo, una vez ganada la batalla de la transición".

"Después del 1º de enero vamos a vivir una tercera batalla muy importante. Va a ser necesario por parte de Lula un esfuerzo tremendo para reconstruir al país, porque el gobierno de Lula fue devastador para las conquistas que habíamos logrado. Va a ser necesario de nuestra parte una batalla para enfrentar al bolsonarismo en la sociedad. Va a ser una batalla de movilización, cultural, ideológica".

"El escenario que vamos a vivir en 2023 es muy diferente de lo que ha vivido Lula hace 20 años cuando llegó al poder. Es un país más polarizado, con una situación económica más precaria y que va a exigir de nosotros, la izquierda, la construcción de una articulación más osada, más amplia y más combativa para enfrentar los desafíos que tenemos".

 

Cobertura desde Brasil: Gabriela Carvalho y Juan Pascual

Realizado a través de múltiples apoyos, como:

 Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad

 Sadop Santa Fe

 Diputado provincial Nicolás Aimar

 ADUL

 Concejala Laura Mondino

 Presidencia del Concejo Municipal

 Cámara de Diputados de la Provincia

 Concejal Federico Fullini

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