Puro cine en la ribera del Paraná

FICER

El Festival Internacional de Cine de Entre Ríos celebró su cuarta edición del 23 al 26 de noviembre. Una apuesta pública al cine como espacio de encuentro que se consolida como referencia en la región.

Con las pantallas encendidas al lado del río Paraná se celebró el 4° Festival Internacional de Cine de Entre Ríos (FICER), en la capital entrerriana. Como desde su primera edición, el FICER propuso un espacio para conocer y disfrutar de películas con otras historias, velocidades y poéticas. Un espacio necesario para el cine que, por cuestiones de distribución y circuitos, no es fácil de ver y muchas veces recorre festivales de todo el mundo antes de poder estrenar cerca de los lugares donde nació.

Con una perspectiva regional e independiente, la grilla reunió cine internacional, nacional, regional y entrerriano entre las invitadas y las dos competencias con jurados, además de seis premios Ojo Pez otorgados por el público, seis premios del Mercado FICER como estímulo para proyectos en desarrollo y otros galardones y menciones. Fueron 60 funciones gratuitas en el Centro Provincial de Convenciones (CPC), en Paraná, y en cinco subsedes en la provincia, que recibieron a más de 7000 personas. 

FICER

Durante los cuatro días de programación, así como la luz de las pantallas, estuvo prendida una columna de humo, que se veía enfrente y cortaba el paisaje privilegiado del río Paraná que acompañó al festival a través de los ventanales del CPC. No pasó desapercibida: una Ley de Humedales para la provincia fue el reclamo repetido en las presentaciones y charlas, así como el de la reglamentación de la reciente Ley de Fomento Audiovisual Entrerriana y el pedido por una Cinemateca Nacional.

Eduardo Crespo, director artístico del festival, hace el balance después de la cuarta edición y destaca que “el público que consolidó el FICER nos da la pauta de que hay un público que va en busca de algo más diverso, dispuesto a meterse en una sala, que incluso demanda ver cine en pantalla gigante. Uno desestima cierto interés, sobre todo en las provincias, por propuestas diferentes a lo que llega a los grandes cines o las plataformas e incluso teníamos el festival atravesado por el mundial, pero en todas las funciones hubo mucho público, la mayoría con salas rebalsadas”. “Sabemos que se pueden seguir programando películas que no llegan de otra forma y que el festival hasta nos quedó chico en cantidad de días”, afirma el cineasta oriundo de Crespo.

También las proyecciones de trasnoche fueron un éxito de público. La programación fue de clásicos argentinos: “la idea era traer al festival la lucha que se está llevando hace muchísimo tiempo por la Cinemateca Argentina. Informar lo que pasa, que los espectadores entiendan la importancia de una cinemateca, qué pasa con esas películas que ya no se pueden ver”, explica Crespo. Al aire libre, con un patio de comidas y bebidas lleno de gente que le hacía el aguante al calor, el festival llegó a la madrugada viendo Tiempo de revancha de Adolfo Aristarain, el jueves, y Nazareno Cruz y el lobo de Leonardo Favio el viernes.

Ovnis y vecinos

Entre la gran cantidad de funciones, el recorrido de Pausa empezó con la película que después resultó ganadora de la categoría Cine Nacional: Luminum (2022, 64’), un documental de Maximiliano Schonfeld, otro de los cineastas que viene dando Crespo (Iván Fund completa el trío). Por cuatro años, el director y su equipo siguieron a Silvia y Andrea Pérez Simondini, madre e hija creadoras de Museo del ovni en Victoria. La película las sigue en sus actividades como ufólogas y las retrata en su relación de compañeras de vida y de trabajo, en una historia que entrelaza la experimentación y el asombro de las retratadas y de quien las mira desde atrás de la cámara. En una de las escenas, Silvia sigue el movimiento de una luz en el cielo, una noche en la orilla. “Eso es un ovni”, muestra ella, y desde afuera del plano se escucha “sí, yo te estoy filmando a vos”. 

“Salía de la nada”, afirma Silvia, en una charla después de la proyección, sobre el trabajo del director y su gente. Entre viajes y amistades, el film construye un relato paralelo, protagonizado por Benigno Lell y Alejandro Albarenque, y culmina con una hipótesis poética. Como en Jesús López, Schonfeld trabajó el guión con Selva Almada y entrega una película que se construye con elementos de realismo, fantasía, poesía y ternura. En el FICER, Luminum recibió además el premio a Mejor Montaje de Cine Nacional, entregado por la Asociación de Editores Audiovisuales y la Sociedad Argentina de Editores Audiovisuales a Ana Remón y Florencia Gómez García.

Casualidad, ¿o no?, la segunda película que vimos fue también de ovnis: La luz mala (2022, 82’), una comedia correntina dirigida por Carlos Kbal, que se llevó el premio Ojo de Pez en la categoría Panorama Regional. Fue realizada íntegramente en el NEA, tal como destacó el director, desde el rodaje hasta la posproducción. René y Walter, los protagonistas, son amigos y coconductores de un programa de radio llamado “Misterios del universo”. Viven a base de cerveza, salame y pan que sacan como canje publicitario de un supermercado chino. Una noche, ven caer un ovni en los Esteros del Iberá, y así empieza una road movie capusottesca, con sonidos de chamamé, Ennio Morricone y ABBA. 

René y Walter se entregan a la misión de su vida, encontrar a los extraterrestres entre curanderos, pescadores, policías y gente de la isla, y se les suma una conductora de un programa de TV de Buenos Aires. Hacia el final, al igual que en la historia real de Andrea y Silvia, habrá más de una razón para dedicarle la vida a los ovnis. 

FICER
Proyección al aire libre de Nazareno Cruz y el Lobo, de Leonardo Favio (1975).

El premio del público en la categoría Cine Nacional fue para Siete perros (2021, 83’) de Rodrigo Guerrero y protagonizada por el gran Luis Machín como Ernesto, un señor viudo que vive en la planta baja de un edificio en la ciudad de Córdoba. Cuando es intimado por el consorcio para que saque a sus siete perros, Ernesto no quiere llevarlos lejos, así que tiene que ver “cómo se acomoda” para seguir viviendo junto a ellos. La historia es bella y triste, de soledad, pero de amor y solidaridad también, y es increíble como los perros siguen en todas las escenas a Machín, que se luce en su papel de viejo mañoso pero amable.

Vale mencionar que en la categoría Cortometrajes Entrerrianos en Competencia ganó Mellizos, de Gastón Calivari y se otorgó una mención especial a la producción Los soles de mi abuela Gloria, de Alejandro Maldonado. También, a quienes integraron el jurado: Paola Buontempo, Santiago Loza y Luciano Monteagudo para Cine Nacional; Carolina Unrein, Daiana Henderson y Agustín Gagliardi para Cortos Entrerrianos.

Fomento para la región

A la par de las funciones para todo público, el FICER desarrolla en cada edición un Mercado audiovisual que brinda capacitaciones y abre un concurso de financiamiento para proyectos. De más de ochenta proyectos inscriptos, fueron seleccionados 19 por Entre Ríos y 14 por el NEA Litoral (Santa Fe, Misiones, Chaco, Corrientes y Formosa), en una edición dirigida por Paula Mastellone que hizo foco en la distribución y postproducción. 

Este año, el proyecto rosarino Chico Basura de Roxana Bordione recibió el Premio a Proyectos Avanzados en Producción. En la misma categoría participó del Mercado el proyecto La Boca, dirigido por Luciano Giardino y producido por Gina Bonfanti en nuestra ciudad. “Nos pudimos encontrar con un montón de proyectos de Misiones, Chaco, Formosa, así como muchos de Entre Ríos y Santa Fe y vimos un montón de gente laburando de forma muy linda el cine. También nos mostraron una mirada distinta para laburar y financiar producciones audiovisuales que nos corre un poco de querer sostenernos solamente con financiación del INCAA en nuestro caso, nos amplió mucho la mirada en cuanto a producción sobre cómo llevar adelante proyectos de forma independiente y autogestiva”, destacó Gina, después de participar de las capacitaciones. 

FICER
"Tiempo de revancha", de Adolfo Aristarain, otro de los clásicos exhibidos durante el FICER.

Entre los estrenos del 4° FICER estuvo Rinoceronte (2022, 86’) de Arturo Castro Godoy, que forma parte de la historia del festival, tal como destacó en la presentación Sergio Mazza, parte de la coordinación general del Mercado audiovisual. “El Festival se posiciona como un punto de encuentro regional, recibiendo proyectos de todo el NEA, y Rinoceronte es la primera película que hace todo el recorrido dentro del festival, porque nos acompañó en todas las instancias, primero estuvo en la sección de Desarrollo, después Películas avanzadas y ahora logramos mostrarla terminada. Para nosotros es un orgullo y es un compromiso mutuo, crecemos porque hay películas que apuestan al festival, en la primera edición se presentaron 15 películas y en esta cuarta hay más de 100 presentaciones regionales”, explicó Mazza después de la función. 

“Siempre es lindo encontrarse con los colegas de las provincias vecinas y saber que en el audiovisual federal hay un mercado propio, que no solamente se tiene que ir a hacer las cosas a Buenos Aires”, resaltó Mazza.

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