Vignatti nunca más será José

Vignatti
Crédito: Maiquel Torcatt / Aire de Santa Fe

Un descenso evitable: la soberbia de Vignatti empañó todos los logros que Colón le reconoce a lo largo de sus presidencias.

Colón bajó de categoría y lo podría haber evitado. Esa verdad es tan clara como cada uno de los puntos matemáticos que cualquier hincha sabalero quiere rescatar de su memoria a lo largo del 2023, desde los partidos que perdió sobre la hora en cancha de Instituto o de Banfield hasta el gol que desperdició Ramón Ábila ante Barracas Central. Cualquiera de ellos lo hubiese salvado.

Ese punto es parte del fútbol, es hacer un gol o no permitir que te lo hagan, pero la cuestión importante a descubrir es por qué Colón llegó a esta instancia deportiva donde no hay retorno. ¿Los jugadores y los tres técnicos que pasaron durante esta temporada de descenso son responsables? Sí, pero, ¿cuánta responsabilidad tiene un presidente autoritario que devaluó planteles, incorporó mal, sacó y puso técnicos como método de solución a problemas estructurales más importantes?

El método caudillo con el que históricamente se movió el presidente rojinegro caducó. El 1 de diciembre dejó de ser “José”, el nombre del gran presidente. El descenso y su soberbia lo transformaron en “Vignatti”, el apellido que tendrá su lado oscuro en la historia sabalera.

Llegar y volver al mismo punto

José Néstor Vignatti llegó a la presidencia del Club Atlético Colón el 28 de diciembre de 1992 encabezando la lista “Renacer rojinegro”. La institución se encontraba en una profunda crisis económica y estaba sin rumbo en el Nacional B.

Hasta ese momento el mundo sabalero no conocía a ese hombre de campo que llegaba desde la localidad de Videla. El “Gringo”, como todos empezaron a decirle, comenzó un saneamiento económico que le permitió llegar a una final en 1993 y años después obtuvo el ascenso que le costó casi 14 años. Al mismo tiempo que se daba el regreso a Primera División, en el Brigadier López se despedían los viejos tablones para nacer el gran cemento.

En apenas dos años llegó el subcampeonato de 1997, lo que le posibilitó jugar copas internacionales (las primeras fueron la Conmebol 1997 y la Libertadores 1998) y así posicionar al club en un plano superior, tanto en lo futbolístico como en lo institucional.

Colón pasó a ser un equipo competitivo en Primera División y su estadio se fue transformando en uno de los más cómodos y modernos del país en muy pocos años. Y como si eso fuese poco, en la primera etapa de Vignatti (1993-2004), Colón apenas perdió un clásico.

La historia entre la primera y segunda etapa de Vignatti en Colón tuvo a Darrás, Lerche, Vega, Godano y Ferraro como presidentes, pero hubo un presidente que fue la destrucción de todo lo conseguido: Germán Lerche. La debacle económica, deportiva e institucional provocaron una histórica movilización de los socios para sacar al ex dirigente del club en octubre de 2013.

La gestión Lerche tuvo consecuencias deportivas: el descenso de 2014. El pasaje por la segunda categoría fue fugaz, duró apenas cinco meses, en el comienzo del 2015 el Negro ya estaba en Primera.

Colón entró en un salvataje económico-judicial que lo sacó del pozo, y cuando la institución empezaba a encaminarse, volvió José Vignatti. El regreso se dio en junio del 2016, dos años después Colón regresó al ruedo internacional con la Sudamericana en 2018 y 2019, con final y movilización récord en Paraguay.

Mientras hacía buenos papeles en la Copa Sudamericana, en el plano local su rendimiento era muy pobre. En la Superliga 2018-2019 terminó 24 de 24, en el 2019-2020 finalizó en el último puesto, compartido con Godoy Cruz. A esa altura el promedio ya era una luz roja para el Sabalero. Vignatti lo buscó a Eduardo Domínguez y cuando empezaba un nuevo ciclo para intentar salvar del descenso al equipo, llegó la pandemia en marzo de 2020. El fútbol se paró siete meses, volvió a fines de octubre, pero ya sin descensos.

La historia del “Barba” es la mejor y más conocida para Colón. Durante la pandemia se instaló en el Hotel de Colón y a partir de ahí diseñó el futuro inmediato. Domínguez pidió la llave del fútbol y la usó como un campeón (literal). Hizo un buen torneo en la Copa de la Liga del 2020, y ese campeonato le sirvió para tener la base del equipo que pasó a la historia en San Juan.

La gloria y la caída

El 4 de junio de 2021 Colón tuvo su día más glorioso, llegó la estrella y el monumento en cada corazón sabalero a Eduardo Domínguez.

El otro campeonato también fue muy bueno. Colón terminó en el quinto puesto compartido y con la cabeza puesta en la final de Campeones ante River. Pero la dirigencia, lejos de hacer rendir ese título conseguido, se quedó en el brindis. No le sacó provecho de ningún tipo, el plantel se fue desmembrando y Domínguez se agotó de la inacción de Vignatti y sus dirigentes.

Del entrenador con la receta moderna pasó al veterano Falcioni. La llegada de Julio César no cayó bien en el pueblo sabalero, en ese verano Mario Sciaqua se calzó el traje de director deportivo y en el mercado de pases del verano 2022 arribaron jugadores que estuvieron lejos de mantener el nivel de un plantel que venía de ser campeón, y mucho menos de un equipo que iba a jugar Copa Libertadores.

 

Colón hizo un aceptable torneo continental, pasó la primera fase y luego lo eliminó Talleres. Mientras tanto, el equipo se caía a pedazos en el torneo local, en La Copa de la Liga terminó noveno entre catorce equipos y en el otro campeonato del año finalizó 25 entre 28 competidores.

Se fue Falcioni después de la Libertadores, pasó “Chupete” Marini, lo trajeron a Sergio Rondina y a los 40 días lo despidieron. Y si había que improvisar, que sea con un ídolo: Marcelo Saralegui. Al uruguayo, con muy poca experiencia como DT, Vignatti lo llamó para la última parte del torneo, y como no le fue tan mal, lo dejó en “modo espera”.

Después del Mundial el presidente rojinegro no lo pudo traer a Ricardo Zielinski, tampoco a Néstor Gorosito, entonces se quedó Saralegui. Colón hizo un mercado de pases desastroso, llegaron jugadores de muy bajo nivel, el improvisado DT apenas sacó un punto de doce (empató el clásico) y de esa manera Vignatti despidió a otro entrenador.

colón descenso vignatti

Con Gorosito afuera de Gimnasia, ahí sí llegó a Colón, pero no llegaron los resultados esperados y el sabalero terminó en el puesto 27 de 28. A mediados de este año la dirigencia se dio cuenta que la categoría estaba en serio riesgo. Se vendió a Farías y llegaron los préstamos de mayor calidad, pero como saben todas y todos, no alcanzó.

La soberbia

Los números futbolísticos de José Vignatti al frente de Colón tienen una clara diferencia entre el “José” de la primera parte y este “Vignatti” de la segunda, sobre todo el de la última presidencia. El “José” que ganó con comodidad las elecciones en 2021 (venía de ser campeón) se quedó encandilado por la estrella conseguida en San Juan. Todo lo que había pregonado Eduardo Domínguez para que el club progresara a partir del título entró por un oído y salió por el otro.

Vignatti con su dirigencia se alejó definitivamente de los socios, generó una gran distancia con los que sostienen a Colón. La palabra pertenencia nunca estuvo en su accionar, la modernización –en todos los aspectos de un club que compite de manera profesional– jamás fue un tema a discutir en una cúpula dirigencial que roza los 80 años, y si hablamos de Inferiores, definitivamente esta directiva les dio la espalda. Con un ejemplo sobra: la división Reserva de AFA viaja en colectivo a la madrugada, llega al lugar donde le toca jugar, compite, come arriba del vehículo y regresa a Santa Fe. Se supone que la Reserva es el futuro inmediato y capital de un club como Colón, donde todo es fútbol. Sí, para Vignatti no existen otros deportes, es fútbol, y es fútbol profesional, el fútbol de los negocios.

Los que conocen a este hombre de Videla saben que siempre en Colón fue un “sí José”, los que le dijeron “no” se fueron, y hay varios en esa lista. El modelo “patrón de estancia” en los clubes argentinos es un molde que no se rompe, y a veces es el único que funciona; apenas hay que mirar la historia reciente para ver la era Julio Humberto Grondona o el camino que está tomando el actual presidente de AFA, Claudio “Chiqui” Tapia. Pero que exista, y en muchos casos funcione, no quiere decir que sea el proyecto a seguir. Colón fue por ese camino y la historia lo puso a Vignatti y su club en el mismo lugar que lo tomó en diciembre de 1992, en el Nacional B.

La soberbia quizás sea la definición más cercana para esta clase de modelos presidencialistas. El problema es que la soberbia suele terminar mal, es una especie de virus que al ser humano no le permite bajar de un supuesto pedestal, sordos y solos de poder. José no se bajó cuando se lo indicó la historia, José no escuchó las advertencias.

La foto del “presidente eterno” se nubló para siempre, igual que la tarde del 1 de diciembre en el estadio de Newell´s. La foto de hoy es la del líder solitario en un palco en el estadio Marcelo Bielsa, con la mirada desafiante a cientos de hinchas a los que invade la tristeza y la bronca. La foto es la del hombre invadido por el miedo a los que él dice representar, la del tipo que salió del Parque Independencia rodeado por una gran custodia policial. La foto es la de un señor muy canoso solo, que ya no será palmeado en la espalda cuando lo vean en una calle de Santa Fe.

Cinco años en descenso

Durante la actual presidencia de José Vignatti, desde 2016 a fines de 2023, pasaron por Colón 14 entrenadores –un promedio de dos por año– y 84 jugadores, por los cuales el club del barrio Centenario gastó –aproximadamente– 16 millones de dólares. En materia de jugadores de inferiores muy pocos se pudieron consolidar en Primera División.

Durante los últimos cinco años, Colón jugó tres copas internacionales y al mismo tiempo peleó el descenso en todas las temporadas, excepto en 2021 cuando fue campeón:
-Superliga 2018/19: último (24 de 24)
-Superliga 2019/20: anteúltimo (25 de 26)
-Superliga 2022: antepenúltimo (26 de 28)
-Superliga 2023: anteúltimo (27 de 28)

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