Mano a mano con el candidato a constituyente del peronismo, el referente de Ciudad Futura, Juan Monteverde. La crisis de representatividad, la imaginación política, la construcción de abajo hacia arriba y la oportunidad de escribir un nuevo contrato social en la Reforma Constitucional.

En 2005, un grupo de jóvenes salidos de la Universidad de Rosario comenzó a hacer militancia territorial en el barrio Nuevo Alberdi, en el norte de la ciudad. Se plantaron frente al negocio inmobiliario y sus grupos parapoliciales que impulsaban desalojos y, junto con los vecinos, iniciaron un camino de poder popular. Era una época de florecimiento de organizaciones de base en todo el país. Se llamaban Movimiento Giros y, en 2010, lograrían que el Concejo Municipal de Rosario sancionase una ordenanza para prohibir la construcción de nuevos barrios privados. Acaso en ese momento haya empezado la discusión que los llevó a construir una herramienta política electoral, ya más conocida por todos: Ciudad Futura, el partido que puso al candidato a constituyente que lidera la lista oficial del peronismo, Juan Monteverde.

Junto a otros dos compañeros, Monteverde llegó al Concejo Municipal de Rosario en 2015 y Ciudad Futura se volvió una referencia para buena parte de los movimientos sociales y territoriales de la provincia y del país. En 2023 y en una alianza con el peronismo de Rosario, casi le gana la intendencia al oficialista Pablo Javkin. Dos años después, en una movida inesperada, Monteverde terminó a la cabeza de la lista del peronismo para las elecciones para la Reforma de la Constitución de Santa Fe. Así lo explica: “Me parece que hay como una necesidad y creo que también hubo una lectura de parte de la dirigencia del peronismo del momento histórico que estamos viviendo y de la audacia necesaria para construir esta coalición”.

–¿Por qué pensás que se produce la articulación con el peronismo? ¿Es generosidad, necesidad, vacío, crisis…?

–Hay una crisis transversal de la política, de todos los partidos. Yo creo que la sociedad se fue transformando en los últimos años y la política sigue siendo la misma, los partidos, las instituciones, la discusión, la forma, el tono. Y en ese divorcio, del que todos somos parte pero en el que los partidos tradicionales tienen más dificultades, hay reacciones distintas. Algunos ante la crisis se aferran a lo conocido o se cierran y otros que tienen la visión de abrirse. Me parece que hay dos elementos, la unidad y la renovación, que es el emblema que pusimos para la lista, que son dos elementos que realmente nos encuentran juntos. Generalmente se piensa en la unidad y tenemos un amontonamiento y terminamos repitiendo los errores del pasado, se bajan banderas. Por eso la renovación, hacer una cosa distinta. Yo creo que nos va a ir muy bien, pero independientemente del resultado yo creo que hay que cuidar el proceso político que arranca.

–Pensás en la proyección.

–Yo creo que el 13 de abril no es el final, creo que puede ser inicio de un proceso político que no solamente puede aportar a la provincia de Santa Fe sino que puede aportar al debate de la Argentina, para que Argentina salga del laberinto este en el que está. Por eso yo le vengo diciendo a todos que, independientemente del resultado, cuidemos el proceso político. Un compañero nos dijo, “Este cierre de lista y esta elección adelantó ocho años el proceso político en Santa Fe”. “Si esta elección no hubiese existido, en 2027 íbamos a estar dos días antes del cierre listas viendo quién va a ser candidato a gobernador, mandando un proyecto improvisado que iba a fracasar. Entonces, esto adelantó ocho años el proceso”. Me parece que hay algo de eso. Se empieza a reconstruir una fuerza

–¿De qué características es esa fuerza?

–Yo creo que es esto de la unidad y la renovación, y que creo que faltan actores que se pueden sumar, más allá de los nombres. Todavía la clase política no es lo suficientemente consciente de a qué nos estamos enfrentando, que no es solamente un gobierno, sino que es a un proyecto autoritario, que tiene su expresión en Javier Milei, pero al que después se le van sumando los gobernadores, los intendentes, y que en este proyecto autoritario nosotros no tenemos lugar. Y cuando digo nosotros, somos todos aquellos que no estamos de acuerdo con esto. No tenemos lugar en un proceso autoritario. Entonces, si no entendemos que nos tenemos que juntar, porque lo que está en juego es el propio campo donde es posible una pelea, estamos complicadísimos. Y a eso muchos sectores no lo entienden. Yo espero que en el 2027 lo entiendan, porque lo que veo es que tenemos el primer presidente anarcocapitalista de la historia argentina y hay muchos que siguen haciendo lo mismo. La estrategia tiene que cambiar de acuerdo a los contextos políticos. No quiere decir hacer cosas contradictorias, siempre hay que tener un horizonte claro. No estamos de acuerdo con la idea de que la sociedad argentina se derechizó. Acá no hay un problema ideológico. No es que la sociedad se fue a dormir creyendo en la justicia social y se despertó creyendo en la escuela austriaca. Lo que hay una crisis de representación. Esa crisis de representación es producto de una forma de hacer política que, para nosotros, hoy está en crisis en el mundo. A esta insatisfacción democrática la única forma de saldarla es de abajo hacia arriba, volver a conectar la política con los asuntos de la vida cotidiana y con la ciudad y el territorio como hipótesis de la reconstrucción. La gente tiene que poder sentir que forma parte de las decisiones, no que está viendo por televisión lo que deciden otros. La gran mayoría de gente no percibe que haya relación entre lo que pasa arriba en la política y lo que pasa en su vida cotidiana. Es la frase “Gane quien gane, yo me tengo que levantar a laburar igual”. La única manera de volver a conectar es desde abajo. Generando experiencia, proyecto, gobierno, por eso la importancia de ir ganando las ciudades, que le acerquen poder a la gente y decisiones sobre su sobre su futuro y su vida cotidiana y que sienta que está haciendo algo, que es protagonista de eso.

–¿Cuál es el fundamento para decir que la sociedad no se derechizó? Por ejemplo, en la elección de 2003, a dos años del 2001, Ricardo López Murphy y Carlos Menem sumaron el 42% de los votos. Ese 40% que vota a la derecha siempre está ahí. Hay un electorado de derecha fuerte, grande.

–La gente vota por múltiples razones. La sociedad del siglo XXI es fluida, heterogénea, diversa y creo que no hay identidades tan fijas y menos que puedan sostener un voto desde 2003 a 2025. Hoy la gente se define por otras cosas. Por cosas cada vez más chiquitas, y que no tiene que ver con la política. Hay una insatisfacción que, a priori, no tiene una orientación ideológica. La derecha le ofreció una salida. Nosotros en Rosario le ofrecimos otra salida y acompañó en casi el mismo caudal de votos. Si uno compara el mapa de la elección de Rosario con el mapa de la elección nacional, nosotros perdimos solamente en las cinco seccionales del centro y ganamos el 70% del territorio. Es el mismo mapa de Javier Milei. El votante puede saber que ideológicamente eran votos contradictorios, pero tiene razones para esos votos. Tiene una bronca, una insatisfacción, y encontró dos caminos distintos para canalizarla. A mí me parece importante dar este debate de que la sociedad no se derechizó con la política, porque para la política decir eso es la mejor forma de sacarse el problema encima. Si la sociedad se derechizó, el problema no es la política, el problema es el votante. Entonces, hago dos cosas: o me derechizo junto con la sociedad, que es lo que hace hoy el 80% del sistema político, o me quedo sentado esperando que la sociedad recapacite porque no sabe. Lo cual me parece un espanto como concepto político. Sí somos una sociedad neoliberal, producto de casi 50 años de una pedagogía neoliberal que fue ininterrumpida, independientemente de que haya gobiernos que no sean neoliberales. Y no es lo mismo de una sociedad neoliberal que una sociedad ultraderecha. Puede haber puntos de conexión, pero no es lo mismo. Lo que hace muy bien el neoliberalismo es trabajar sobre la sociedad, gane o pierda elecciones. Trabaja todo el tiempo generando sentido común, generando prácticas. En nuestro campo es lo contrario, parece que perdés una elección y sin el Estado no hay vida y no hay práctica política. Hay un desafío de nuestro campo de trabajar en la sociedad cuando se ganan las elecciones y más cuando se pierden. Nosotros construimos proyectos independientemente de quién gobierne, eso va generando sentido común, va generando consenso en la sociedad. Tuvimos mucho tiempo gobiernos no neoliberales, pero hoy y desde hace bastante el ascenso social en Argentina está asociado casi exclusivamente a privatizar cada vez más aspectos de nuestra vida. Aspiracionalmente, hoy ser de clase media es tener los recursos suficientes para ir a la salud privada, la educación privada, la seguridad privada, y en el mejor de los casos, el barrio privado. No importa quién gobierne y qué diga el que gobierne, lo que te ordena la sociedad, el estímulo que te pone la sociedad es que vos tenés que ganar lo suficiente para poder privatizar la función pública. Entonces, ¿qué carajo me va a importar el Estado si no me garantiza nada? ¿Qué carajo me va a importar el que está al lado si yo me salgo solo? Yo fui a la escuela pública toda mi vida, de preescolar hasta la universidad, en los 80 y 90. Era otra realidad. Hoy lo público, en muchos lugares, está asociado a lo pobre. Es el plan B de los que no pueden pagarse lo que corresponde en lo privado. Y ahí es donde creo que tenemos que generar otras políticas, porque eso te va moldeando la subjetividad y te va transformando la sociedad. Es muy difícil después, cuando vos estás criado con esa lógica neoliberal, que votes proyectos que te llaman a defender valores comunitarios, solidarios, el Estado.

–También hubo una desarticulación entre cómo se cuenta el Estado a sí mismo y la acción pública del Estado. Hay una crítica al Estado que sirve como justificación del voto a Milei, se repite que el Estado no está presente, que el Estado es un problema. Pero ahora, que verdaderamente el Estado no está presente, el bondi y las tarifas salen cualquier cosa, la ruta no se mantiene, y muchas otras cosas más. Hay ahí un error en cómo vincular a las personas respecto de lo que el Estado efectivamente hace.

–Hay como dos capas ahí. Y claramente hay un problema de pedagogía de la política. Si vos no podés explicar los beneficios que estás ofreciendo a la sociedad, tenés un problema también. Y si vos no politizás los avances, también esos avances se te vuelven en contra. El neoliberalismo te secuestra los avances que hace el Estado, te los muestra como propios. Entonces, cuando yo avanzo es propio fruto de mi propio esfuerzo y no del esfuerzo colectivo y cuando algo falta es responsabilidad del Estado. Ahí se maximizan las falencias del Estado y se invisibiliza lo que Estado te brinda. Rita Segato habla de la contrapedagogía de la crueldad. Yo creo que el desafío es la contrapedagogía neoliberal. Cada vez que voy a iniciar una política pública hay que explicar el proceso y hacer partícipe a la gente de ese proceso, de esa política. Hay una lógica de la política tradicional de “Bueno, vos votáme y yo me encargo”. Esa cosa del divorcio de política y sociedad es algo muy cómodo para las dos partes. “Yo te voto, tengo derecho a putearte, pero no hago nada” y “Bueno, vos votame, pero no te metás”.

Salir de Rosario

Durante la campaña, el equipo de Monteverde realizó una numerosa serie de encuentros por la provincia, la “Constituyente de la Gente”, con el objetivo de dialogar con referentes y militantes de cada lugar y de, también, expandir una figura que, hasta el momento, se circunscribía al sur de la provincia.

–¿Cómo se sintió salir de Rosario?

–La verdad que muy felices y no es una frase como hecha. Corroboramos una hipótesis que vimos en la elección de 2023, cuando hicimos confluencia con el peronismo, de que hay un montón de militancia, de pueblo peronista inserto en una vecinal o un club, que hay un montón de gente que está esperando hacer las cosas de otra manera y que hay una energía ahí disponible que tiene mucho para dar y que está esperando que la convoquen a otra cosa. Eso pasa en toda la provincia. Vamos desde una unidad básica de Las Parejas, hasta Vera, San Javier o Villa Constitución y nos encontramos con un montón de compañeros que parece que hubiésemos militado toda la vida juntos. Eso es muy potente como proyecto de futuro, sobre todo en este momento de Argentina en que estamos en el fondo y que tenemos que animarnos a reactivar la imaginación política. Me parece que eso va a venir desde esas bases. El otro día en Laguna Paiva, en una ronda el día que jugaba Argentina, un tipo al final se emociona y dice, “Desde el 83 que vengo pidiendo esto, que hay que volver a las bases”. ¡Desde el 83!

–¿Qué encontraste en tu recorrida por la provincia, sobre todo el centro norte?

–Dos cosas. Una que nos diferencia y una que nos iguala. La que nos diferencia es una provincia muy partida, donde no nos reconocemos entre vecinos. El centro norte no sabe lo que pasa en el sur y el sur no sabe lo que pasa en el centro norte, lo cual es un gran problema para conseguir un proyecto de provincia. Lo que nos iguala es la necesidad de ser escuchados. Yo creo que hay algo transversal que hay mucha gente que siente que no es tenida en cuenta. Y por ende cuando uno activa mecanismos de escucha y de participación, la respuesta es conmovedora. Con la Constituyente de la Gente, en cada una de las ciudades la respuesta que recibimos fue “Así debería funcionar la democracia todos los días”. O sea, de manera horizontal, donde en una mesa redonda se sienta desde un diputado nacional hasta la compañera un comendador comunitario, la presidenta de una vecinal, una cooperativa de servicios y todas las voces valen lo mismo y hacemos el ejercicio de escuchar al otro. Es tan importante el “qué hacemos”, qué nos proponemos, qué derecho queremos, como el “cómo lo hacemos”. El cómo es hoy es casi igual de importante que el qué. Por eso hablo de cuidar el proceso político que iniciamos. Tiene que ver con eso, no con una rosca de cúpula. Lo que echamos a caminar demuestra que se pueden tener resultados diferentes. Y además, no es que hay una puesta en escena de la contribución de la gente. No vamos a hacernos una foto. Pensamos las dinámicas para que realmente sea un debate que no sea un simulacro. Y ahí donde yo digo que no es un problema ideológico de derecha o izquierda, es un problema de qué carajo estaba hablando. Si la política tuviera el tiempo que le dedica a la rosca, a hablar del otro dirigente, a opinar, dedicado a hablar de los temas importantes, sería otra cosa. Y no son demasiados, son siempre los mismos: salud, educación, vivienda, trabajo, pero traducido a cosas concretas, no al título. Vamos a discutir cómo hacemos para que en Argentina todos cuenten con un pedazo de tierra para construir. La Constitución provincial, en el artículo 27, dice que, para la provincia de Santa Fe, el ahorro popular es fundamental. El ahorro popular para dos cosas, que todo el mundo tenga un pedazo de tierra para producir y un pedazo de tierra para vivir. Hoy, de nuestra generación para abajo, el único mecanismo para tener una vivienda es la herencia, es pegarla con alguien que ayude. Cuando estuvo el Procrear, por el precio de la tierra, todos se fueron a vivir en las afueras. Entonces, resolviste el problema de la vivienda, pero se agravó el problema del transporte. Las ciudades en los alrededores se multiplicaron tres o cuatro veces. Entonces, está bien, dejaste pagar alquiler y te compraste un problema, que al primer año está bueno, pero después tus hijos crecen y logísticamente no podés resolverlo. Esos son los problemas que tenemos que hablar, porque además es modelo de desarrollo. ¿Nosotros estamos dispuestos a vivir en un mundo como Capital Federal, donde vos tenés que viajar 3 horas para llegar al trabajo? Eso no es vida. Eso es lo que tenemos que discutir. Eso no lo discute nadie.

–Específicamente con Ciudad Futura, ¿cómo piensan el desarrollo político fuera de Rosario y puntualmente en la ciudad de Santa Fe?

–Cuando ingresamos al Concejo de Rosario en 2015 y cuando en el 2023 casi ganamos la Municipalidad de Rosario, mucha gente se empezó a contactar para construir Ciudad Futura en su localidad. Siempre nosotros lo que les dijimos es que tenemos que ir construyendo procesos genuinos en cada una de las ciudades. En algunos casos tenemos cosas más avanzadas, como en Venado Tuerto, donde hay un núcleo fuerte, nos presentamos dos veces a elecciones y las dos veces salimos segundos, sacando el 20% de los votos. La idea no es tanto ir poniendo la banderita Ciudad Futura en cada lugar, sino ver en los lugares que haya organización, asociarnos con esa organización, más que para poner el nombre Ciudad Futura para llevar la lógica de Ciudad Futura, que es esta construcción de abajo hacia arriba, que es esta construcción de poder encarar proyectos que materialicen ese futuro que queremos. Tuvimos distintas experiencias, en Reconquista se está armando un grupo interesante. Tenemos un gran desafío en la ciudad de Santa Fe, que para nosotros es fundamental. Creo que para tener un proyecto de provincia distinto tenemos que ser capaces de construir proyectos en las principales ciudades de Santa Fe. Creo que hay posibilidades, creo que este primer paso de haber conformado esta lista de unidad a nivel provincial para Santa Fe es una gran oportunidad. Hay una gran energía militante con la que podemos crear un proyecto para ganar en 2027 las ciudades de Rosario y de Santa Fe. No son un objetivo deseable sino posible. Santa Fe ciudad está pidiendo una alternativa hace mucho y tenemos que ser capaces de ofrecerla nosotros.

Monteverde

La Reforma Constitucional

–¿Te parece que el debate de la Reforma de la Constitución es para esta coyuntura de crisis?

–Hay una parte que dice “No, es el peor momento por el clima político, por la ultraderecha”, que es razonable, pero también yo creo que es oportuno o que puede ser una oportunidad. Si nosotros somos capaces de tener la fuerza suficiente, podemos hacer que el debate de la Reforma sea para discutir las razones profundas que nos trajeron hasta acá. ¿Por qué? Discutir una Constitución no es discutir un intendente, un gobernador, es discutir el contrato social, que yo creo que es lo que hoy está roto en Argentina. Tenemos un presidente como Milei porque el contrato social más básico está roto. Contrato social me refiero a cómo distribuimos las cargas y los beneficios de la vida en sociedad. Así es sencillo. Si vos le preguntás a la gente hoy, “¿Estás de acuerdo con el esfuerzo que pone en su día a día y lo que la comunidad, el Estado, le devuelve?”. El 95% te va a decir que no, que no está de acuerdo. Que pone mucho más desde un changarín hasta un productor soja. Los dos van a conectar lo mismo: yo hago un esfuerzo que no es proporcional a lo que me devuelven. Una sociedad donde todo el mundo está disconforme no puede funcionar. Un debate en una Reforma es la posibilidad de dar esa discusión profunda. Vamos a discutir, animémonos a discutir ¿Cómo organizamos de nuevo el mundo del trabajo? ¿Cómo organizamos el Estado? ¿Qué Estado para qué derechos tenemos que garantizar? Las instituciones de la democracia, los concejos, la Legislatura, ¿hoy expresan la voluntad o la voz de los ciudadanos o expresan más bien los intereses de los partidos? Bueno, hagamos todo de nuevo. Por eso estamos invitando a este ejercicio de imaginación política de lo que a la política le falta, porque si nosotros no nos animamos a plantear estas cosas y a pensarlas y a crear instrumentos, a la democracia del futuro la va a estar pensando Elon Musk. Quienes están pensando cómo se va a gobernar este mundo ingobernable son estos tipos. Y ellos tienen toda la guita, toda la innovación, todo el poder y nosotros de nuestro lado no podemos seguir aferrados a lo que nos trajo hasta acá.

–¿Qué es lo que piensan llevar como propuestas a la Constituyente?

–Por un lado, todo lo que tiene que ver con la forma de gobierno, para recomponer el vínculo entre la política y la gente y cómo, cuando nos toque, poder gobernar una sociedad como esta. Desde instalar elementos como la consulta popular, para decisiones que excedan el plazo de cuatro años por los que tienen el poder la gente que votamos queremos que esas decisiones sí o sí las tengan que consultar con el pueblo. Es algo que en Argentina no se usa nunca, pero que países como Uruguay lo usan todo el tiempo. Por ejemplo, no en Santa Fe, pero nacionalmente, si en Argentina se hubiese consultado a la gente cuando Mauricio Macri sacó la deuda con el FMI, cuando Alberto Fernández la renegoció y ahora que Milei quiere volver a tomar deuda, yo creo que en los tres casos la gente les hubiera dicho que no. Que no estaba de acuerdo con esa agenda. Y hubiera obligado al gobierno a buscar otra alternativa. El que gana tiene derecho a proponer su rumbo, pero no tiene derecho a hipotecar el futuro. También, el referéndum revocatorio. Tiene que dejar de ser gratis incumplir el contrato electoral. En el caso de Santa Fe, Maximiliano Pullaro gana la elección con un fuerte respaldo de los trabajadores del Estado, los trabajadores públicos. En campaña, en el caso de los docentes, prometió paritarias libres, cláusula gatillo y que las jubilaciones no se iban a tocar. Lo primero que hace cuando llega, como Milei le cierra la canilla de la obra pública, es decir, “Bueno, me doy vuelta y ajusto justamente por ese sector”. Lo mismo que Milei, que decía que endeudarse era inmoral, poner un impuesto al futuro, ir a cargarle a las generaciones el futuro la fiesta del presente. Y ahora hace exactamente lo contrario. Hay que instalar un mecanismo donde ante el incumplimiento del contrato electoral, vos puede hacer un proceso y llevar a una elección para ver el si el gobernante tiene el derecho a seguir en el cargo. Son maneras también de hacer que deje de ser gratis prometer cualquier cosa en campaña y después hacer lo contrario, porque eso también va degradando el sistema democrático. No va solamente en contra de ese político que mintió y que después la gente lo castigará en la elección siguiente. Va degradando la política, gobierne quien gobierne. Queremos también eliminar la elección intermedia a concejales en la provincia. Tener que ir a votar cada dos años hace que la política esté casi en campaña permanente. Cuando te estás acomodando ya tenés la elección siguiente. Además, como tenés la elección muy cerca, las políticas a implementar tienen que tener efecto inmediato para que se vea, por ende no van a ser políticas de largo plazo. Además, ¿qué políticas de largo plazo podés generar con la oposición si en seis meses estás compitiendo?

–¿Que visión tenés de la autonomía municipal?

–Yo creo que es correcta, que es una de las claves para fundar la democracia de abajo hacia arriba. El lugar donde tenés más demanda, más presión y gobiernos que se tienen que hacer cargo de cada vez más cosas, son los gobiernos municipales. Son el primer mostrador de la democracia con la gente y tiene la menor cantidad de recursos. Tenemos que llevar la mayor cantidad de recursos, la mayor capacidad de decisión a esos lugares donde los problemas están. Esa desventaja, tener la mayor cantidad de problemas y la menor cantidad de recursos, permite que la política local sea mucho más innovadora. Si a este nivel de innovación vos le das decisión y le das recursos, yo creo que podemos empezar a generar otras cosas. Por eso va a ser tan importante la política local, porque se pueden generar laboratorios de innovación política mucho más interesantes que en los estratos superiores. Pero queremos una autonomía regional y no una autonomía independentista individualista. Una idea de lo intermunicipal, que los municipios y las comunas tengan la autonomía para armar regiones o que puedan asociarse con otros municipios y con otras comunas para armar regiones colaborativas y tener más fuerza.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí