Un estudio antropométrico realizado por el INTI reveló que el talle promedio en Argentina es el L, pero eso no se reproduce en los moldes de las marcas locales que utilizan medidas europeas para fabricar sus prendas.
Por Clara Sidler
El último estudio antropométrico realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) en 2022 dejó al descubierto la falla estructural del sistema de talles en Argentina: el cuerpo promedio de la población argentina no cabe en la mayoría de las prendas disponibles en el mercado.
El estudio, que por primera vez tomó medidas reales de los cuerpos de los y las argentinas, reveló que la medida estadística de la mujer promedio en Argentina es 99 cm de busto, 87 cm de cintura y 100 cm de cadera, mientras que las de los varones son 106 cm de pecho, 93,4 cm de cintura y 97,6 cm para la cadera.
El trabajo realizado por el INTI es el puntapié inicial para la implementación de la Ley Nacional de Talles (Ley 27.521) que fue sancionada en 2019 y reglamentada en 2021, pero aún no está completamente vigente ni su aplicación es efectiva, ya que se espera que a partir de los resultados obtenidos se oficialice la tabla de talles unificada por parte del Consejo Técnico Consultivo del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI) para definir una escala más fiel a las medidas reales de la población argentina.
A finales de 2023 se elaboraron los primeros bocetos de tablas de talles con varias opciones, pero tras el cambio de gobierno no hubo más novedades sobre el SUNITI. En julio del 2024 se solicitó un informe al Poder Ejecutivo Nacional para resolver la reglamentación, pero hasta el momento no ha sido tratado. En el caso de aplicarse en algún momento, la normativa establece que, una vez que se cuente con la tabla unificada, la guía de medidas deberá actualizarse cada diez años y que cada provincia tendrá que adaptarse a las reglamentaciones y normas complementarias determinadas por la Ley.
Con la Ley Bases, aprobada por el Congreso de la Nación el 12 de junio de 2024, se sumó más confusión, en un principio parecía que la Ley de Talles había sido derogada, pero como no apareció en el anexo, sigue vigente, aunque sin aplicación.
El estudio del INTI
Utilizando tecnología de escáner corporal 3D que captura aproximadamente 400 medidas de cada persona en 10 a 15 segundos, el estudio recopiló datos con una muestra de 13.276 personas en más de 20 ciudades del país sobre las dimensiones del cuerpo de los y las argentinas para crear la Primera Base de Datos Nacional de Medidas Antropométricas.
De las personas medidas, el 63,5% fueron mujeres y el 36,5% hombres. La muestra predominante fue de edades entre 20 y 49 años, representando el 70% del total.
El objetivo del estudio es definir un Sistema Único de Talles que esté adaptado a las características de la población argentina, en lugar de los estándares europeos, y que asegure que la ropa se ajuste mejor a los cuerpos locales.
El talle único no es el único talle
Actualmente, la industria se basa en sus propias tablas o en normas IRAM basadas en cuerpos europeos, lo que no contempla el cambio corporal de las sociedades ni tampoco cumple con el derecho que tienen las personas a vestirse con prendas acordes a su cuerpo.
El derecho a la vestimenta está reconocido en instrumentos internacionales como el artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), allí se menciona a la vestimenta como uno de los derechos esenciales de las personas junto a la alimentación y a la vivienda. Sin embargo, contrariamente a lo que ocurre con los últimos dos mencionados, el desarrollo normativo del derecho a la vestimenta es escaso y se encuentra cada vez más vulnerado.
Al no contar con una tabla de talles acorde para nuestro país ocurre que los cuerpos promedio son tratados como excepciones, al no coincidir con los estándares hegemónicos de belleza instalados por el sistema patriarcal se ha impuesto la idea de que existen cuerpos y corporalidades “que están bien” porque responden a los cánones determinados. Una expresión concreta de esto es el “talle único”, ¿con qué lógica se sostiene la idea de un “talle único” capaz de encajar en todos los cuerpos?, que exista un talle con la responsabilidad de adaptarse a todas las personas que entran a los locales de indumentaria refuerza la idea de que el “talle único” es un mecanismo legitimado para determinar una corporalidad socialmente aceptada.
La última encuesta realizada por la organización Anybody Argentina en octubre de 2024, revela que 7 de cada 10 personas no encuentra su talle en las tiendas de ropa. Concretamente el 73% de las personas entrevistadas afirma tener dificultades para conseguir un jean o un pantalón que le calce. Parte del problema radica en que un pantalón talle 40 de una marca tiene las mismas medidas que un 44 de otro local. En algunos comercios no existen alternativas más amplias que el 36. Y sucede también que el que lleva la etiqueta 44 en realidad es un 38.
Todo esto dificulta la compra de ropa, pero, sobre todo, complica la tarea de conocernos y saber qué talle somos, qué pantalón nos quedará bien, porque la ropa que produce la industria nacional (que está atravesando una fuerte crisis marcada por la caída del consumo, la apertura de las importaciones y la desregulación comercial, entre otras causas que desarrollaremos en otra nota) no es para cuerpos grandes.
En la práctica, lo que debería ser un talle promedio se ubica en la etiqueta como “grande”, tener un cuerpo con medidas “estándar”, en Argentina, implica vestirse como si se estuviera fuera de la norma.
Resultados de la encuesta de AnyBody: https://anybodyargentina.org/encuestas/







