Tras ocho siglos, la capital de Irán, Teherán, puede estar a las puertas de un éxodo por los efectos de la crisis climática. Cayó apenas un milímetro de agua en todo el año. Las reservas se están secando y el presidente Masoud Pezeshkian dice que ya no hay chance y que es "una obligación" mudar la ciudad.
La noticia se repite cada vez más seguido en distintas partes del mundo. San Pablo, Montevideo, Ciudad del Cabo, Jakarta y, ahora, Teherán, llegan a puntos tan extremos de sequía que se quedan sin agua disponible para poder vivir. A este fenómeno se lo conoce como "Día Cero". En un país como Irán, cuya superficie es árida o semi-árida en un 82%, la falta de agua puede tener efectos dramáticos.
El jueves pasado, el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, comunicó a través de los medios públicos que es imposible sostener la situación en la capital de su país, que tiene ocho siglos de historia emplazada en el mismo lugar. “Proteger el ambiente no es un chiste” señaló, para luego retornar sobre un punto que había advertido: “Cuando dijimos que debíamos mudar la capital, ni siquiera teníamos el presupuesto suficiente para hacerlo. Si lo hubiésemos tenido, quizás lo hubiéramos hecho. La realidad ahora es que ya no tenemos más opción; es una obligación hacerlo”.
Los acuíferos desde donde toma agua la capital se están reduciendo a unos 30 centímetros por año. Es un montón, no llegan a recuperarse. Son cinco los reservorios que proveen agua a la ciudad. Uno está seco, a otro le queda un 8% de provisión y un tercero tiene agua para dos semanas más. La escasez es general: la segunda ciudad de Irán, Mashhad, tiene apenas un 3% de sus reservas de agua disponibles. Allí viven cuatro millones de personas.
“Podemos traer agua del Golfo Pérsico, pero sería muy caro”, dijo el presidente. En Teherán viven cerca de 14 millones de personas. El racionamiento en la provisión ya comenzó: el agua se corta entre la medianoche y las cinco de la mañana.
La sequía en Teherán
Otoño es la temporada húmeda para Teherán. No llueve desde septiembre y no se esperan lluvias en los próximos días. Es el otoño más seco de los últimos 60 años. A los efectos de la crisis climática se suman los problemas de infraestructura: los acuíferos se ven afectados por las innumerables conexiones no oficiales para uso urbano y, sobre todo, rural. El agua en gran medida es consumida por la agricultura.
Más de 50 días pasaron desde el inicio de la temporada de lluvias en Irán, pero más de 20 provincias no vieron ni una gota de lluvia. En Teherán sólo cayó un milimetro de lluvia en todo el año, cuando su promedio (entre 1991 y 2000) era de 350 milímetros. Se trata del punto más complicado despés de cinco años de sequía continuados.








