En Santa Fe se despidieron a ocho trabajadores, en el país a 260. La Secretaría de Agricultura Familiar del Ministerio de Agroindustria de la Nación está en pleno desguace y por ello sus trabajadores realizaron un paro el pasado lunes 11. Desde la Asociación de Trabajadores del Estado se denuncia una “política de vaciamiento” y se reclama la reincorporación de los echados.
Según los trabajadores, Agricultura Familiar atiende a unas 30 mil familias rurales, en una amplia gama de actividades productivas que van desde la cría de chivos a la pesca, pasando por la horticultura que abastece a las ciudades y los mercados de venta directa de los productores. La delegada gremial del área, Karina Kasprzyc, grafica la tarea: “Trabajamos con el sector más empobrecido del campo, los que tienen muy poquita tierra, una o dos hectáreas, diez o veinte o ninguna. Y también con los que están en islas”. Y agrega: “Son familias que se generan sus propios laburos y no van a engordar las villas en las ciudades. Son las que mantienen las escuelas rurales porque tienen sus hijos ahí. Tenemos una mirada integral de lo que significa fomentar la vida de la familia campesina en medios rurales”
Los ocho despidos representan el 10% de la nómina de trabajadores que actúan en la provincia. A nivel nacional, 260 fueron los echados de un total de 1500. En ningún caso los despidos fueron acompañados de justificación: “fueron despedidos sin causa y de manera espuria y discriminatoria”, comunicaron desde ATE.
Las irregularidades en el proceso de ajuste son una constante. Los despidos en Agricultura Familiar de Santa Fe comenzaron a anunciarse a comienzos de marzo, por teléfono. El secretario gremial de ATE, Adolfo Avallone, recibió el aviso del coordinador de la Secretaría en la provincia, Daniel Minniti: llegó “la nota” de despidos a Santa Fe. Al comienzo, iban a ser 80 los despidos en Agricultura Familiar. La comunicación fue por teléfono al representante gremial el 3 de marzo, cerca de la medianoche. Desde entonces, los empleados vivieron en la angustia hasta que, finalmente, los despidos se efectivizaron. “Tampoco tenemos seguridad de si continuamos o no”, advierte de todos modos Kasprzyc, “Es un misterio cómo sigue”.
