Una escena que no cesa

Teatro por la Identidad aborda la actualidad de la última dictadura.

“Mi hijo tiene ojos celestes... yo tengo los ojos marrones, su madre también. Si nosotros tenemos los ojos marrones, algún abuelo en la familia debía tener los ojos azules pero no, todos tenían los ojos marrones, inclusive más oscuros que los míos. No puedo decir que a partir de aquí aparecieran mis dudas, pero sí que a partir de aquí las dudas empezaron a hablarme en voz alta (…) Ahora sé que mi padre, el biológico, tenía los ojos celestes (…) y que en la familia de mi viejo hay un cuento de una rana que vamos trasmitiendo de generación en generación, que ya me aprendí de memoria de tanto escuchar a mi tía contárselo a mi hijo: que somos torpes con las manos, que nos gusta el picante, y que mi abuela, la que se murió buscándome, tenía los ojos celestes, gigantes y hermosos como los de mi hijo...”. Este es un fragmento de la obra Mi hijo tiene ojos celestes de Mariana Eva Pérez, interpretada por el actor Julio Di Santi en el marco del Teatro por la Identidad santafesino.

Pausa dialogó con el actor Julio Di Santi, uno de los miembros fundadores del Teatro por la Identidad de nuestra ciudad: “Nace en el 2000 como un medio de difusión artística de las Madres de Plaza de Mayo para poder llegar masivamente a la gente y decirle ‘Ojo, podés ser un apropiado de la dictadura’. Corre como reguero de pólvora por todo el país y tiene un éxito increíble con la recuperación de nietos e hijos de los últimos años”.

En Santa Fe, el movimiento se creó en el 2013 a partir de un requerimiento que realizó un grupo de actores a la sede de Madres para traer obras sobre Teatro por la Identidad a la provincia. Pero como desde Buenos Aires no podían cumplir con la solicitud, por la cantidad de fechas tomadas, el grupo integrado por Cecilia Mazzetti, Marina Vázquez, Desiderio Penza, Hernan Rosa y Julio Di Santi, entre otros decide replicar la experiencia. Al equipo se sumó Lucas García.

Con respecto a su funcionamiento, Di Santi relata: “La actividad está abierta todo el año para las escuelas, asociaciones barriales clubes, cualquier tipo de manifestación a través del contacto con cualquiera de sus integrantes. Las funciones son gratuitas y los textos trabajados son aquellos seleccionados a través de los concursos organizados por la sede de Madres”.

 

En el marco de la Semana de la Memoria se planificaron varias actividades, entre las que se destacó la presentación que se realizó en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales el martes 21, donde fueron convocados por el Centro de Estudiantes de Trabajo Social. La jornada contó con representaciones teatrales y debate: “El debate se hace porque generalmente el público esta muy reacio a participar entonces se busca estimularlo, porque sino es como si estuviera espiando por la mirilla de una puerta y se remite al aplauso. Pero en este caso, Teatro por la Identidad rompe con esta estructura de que ‘aquí no ha pasado nada, me voy por un liso y una pizza’, porque el que esta sentado en una butaca se encuentra con que el otro que estaba sentado cerquita de él, espiando también por la cerradura, levanta la mano y da su testimonio, entonces descubre que eso tan fuerte que nosotros hicimos arriba del escenario le pasó a alguien, fue real”, puntualizó Di Santi.

El repertorio de los textos llevados a cabo este año incluye el testimonial de autoría de Celilia Mazzetti Nacido en cautiverio intervenido con el texto Caer no es caer de la hija de Paco Urondo, Ángela. Además el monólogo testimonial Me gustaría saber si le gustaban las sardinas, fragmento del texto A propósito de la duda de Patricia Zangaro, interpretado por Hernán Rosa. De la mano de Julio Di Santi, el monólogo testimonial Mi hijo tiene ojos celestes de María Eva Perez. Y con una lectura colectiva de los cuatro actores el poema de Gioconda Belli Claro que no somos una pompa fúnebre. Finalmente, la hija de Ceclia Mazzetti, Lara Margaritini, también ofrece su testimonio a través de la lectura de una carta de su autoría titulada Carta a nuestros hijos, o porque los argentinos caminan separados los 24 de marzo.

Las obras procuran sensibilizar también acerca de diversas cuestiones: “No se limitan a la pérdida de la identidad a través del golpe militar sino que habla de la identidad en general. La identidad de género, cultural, como por ejemplo la obra El nombre de Griselda Gambaro que fue interpretada muchas veces por el grupo”, dice Di Santi.

—En relación al trabajo actoral, ¿se pone en juego algún sentimiento especial en la interpretación?

—Sin dudas… el teatro no es sólo divertimento. Uno puede hacer una comedia blanca donde sean todos chistes, pero el teatro siempre deja un mensaje y si uno tiene la sensibilidad como artista sobre lo social, haciendo este tipo de texto uno se siente mucho más conmovido. Por ejemplo Hernán Rosa cuando hace su monólogo Me gustaría saber si le gustaban las sardinas y relata “mi viejo quedó congelado así en una foto, me gustaría que la foto se pusiera en movimiento saber cómo fumaba, cómo cagaba, dicen que se cruzaba de brazos como yo, así como acunando a un chico”. Cada vez que Hernán lo dice, aun en los ensayos, se le llenan los ojos de lágrimas.

—En el grupo hay una actriz que ha sido víctima del terrorismo de Estado: Cecilia Mazzetti.

—Sí, tenemos la fortuna de tener una compañera, excelente bailarina, actriz que a los 16 años fue chupada estando embarazada, su hijo nació en cautiverio. Como pudo entregar su hijo a su mamá estando en cautiverio, la familia pudo hacer el seguimiento de dónde estaba, estuvo unos meses más presa y luego tuvo que ser liberada. En este caso tenemos en escena a una mujer que, aún habiéndole pasado a ella, interpreta otros personajes.

En su interpretación, Mazzetti intercala el texto Caer no es caer, de Ángela Urondo, que relata cómo de niña ella escuchaba en su casa palabras donde el significado y significante estaban disociados, palabras como “chupar”, “caer” y “parrilla” no eran lo que significan para la mayoría. Di Santi explica que “es un texto que seguimos eligiendo porque también hemos tenido desde lo mediático una postura de ‘esto ya pasó’ o la teoría de los dos demonios. Hay gente que reivindica lo pasado durante la dictadura. Entonces con muchas más ganas apoyamos, porque Teatro por la Identidad no insulta, no te pega, no te picanea, no te pega un tiro, no te secuestra. Teatro por la Identidad lo que hace es decirte abrí tus orejas, abrí tu cabeza, abrí tus ojos”.

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