Joaquìn V. González, una ciudad salteña al sudeste de la capital, fue testigo del arribo de la Infantería en varios episodios durante todo el mes. El modus operandi, idéntico: abriéronse paso a los golpes y a los tiros primero en un negocio de barrio, después en un domicilio ubicado en la misma cuadra.
Según la denuncia efectuada por Pedro Segundo Acosta, el sábado 9 recibió un llamado de su hija diciendo "no sé qué pasa papito que están disparando, les pegan a los muchachos, tengo mucho miedo''. Al llegar a su casa, Acosta se encontró con que la Infantería había querido entrar a su casa, que detuvieron a tres personas a plena vista del vecindario (donde se estaba jugando una liga de fútbol) y que se retiraron al recibir un llamado por incendio.
Para los vecinos de Acosta: "Lo que ocurrió el sábado pasado es algo que ocurre desde tiempo atrás, desde que en el pueblo hay un cuerpo de Infantería, comisarios renegados, llenos de odio que por algún motivo fueron trasladados acá y hacen cualquier cosa, a cualquier hora y por lo general de noche atropellan a cualquiera y se quieren meter sin permiso a las casas, andan a los tiros. Hay uno de ellos que tiene como seis denuncias en su contra", puede leerse en El Tribuno.
En El Intra
