Nos vamos poniendo tecnos

La investigadora francesa Cécile Chantraine Braillon desarrolla un tema fundamental en el contexto actual: las nuevas tecnologías y las artes escénicas.

En el segundo año de pandemia, las artes escénicas han virado inevitablemente a su versión más tecnológica: el “tecnovivio”, como se conoce en el ámbito de las Escuelas de Espectadores. Este fenómeno implica disfrutar del teatro mediado por dispositivos electrónicos (como una obra trasmitida por streaming) con la sustracción del cuerpo vivo. A esta modalidad se contrapone el “convivio”, la reunión en presencia de espectadores, actores y técnicos, que define, desde épocas inmemoriales, la singularidad del acontecimiento teatral.

La Escuela de Espectadores de Santa Fe, en su sexta temporada, atendiendo a estas cuestiones, llevará adelante un ciclo mixto, entre virtualidad y presencialidad. La propuesta, dependiente del Centro Cultural Provincial Francisco “Paco” Urondo del Ministerio de Cultura de la provincia, inauguró el ciclo el jueves 20 de mayo con una clase magistral de Jorge Dubatti y la investigadora francesa Cécile Chantraine Braillon, fundadora de la Escuela de Espectadores ESNA (Ecole du Spectateur Nouvelle Aquitaine).

Pausa tuvo la exclusiva con Cécile Chantraine Braillon, que introduce un tema fundamental para el contexto actual: las nuevas tecnologías y las artes escénicas. Cécile, además, está trabajando en la primera Escuela Digital de Espectadores y prepara, con el apoyo del gobierno francés, una herramienta digital para los espectadores de ese país y el mundo.

—¿Qué se ha perdido en pandemia con la falta de la presencialidad en el acontecimiento teatral?

—El convivio es necesario porque hay interpretaciones, lecturas, que no podemos tener con el tecnovivio, como una reacción de las y los espectadores que hacen que los actores y actrices actúen de manera diferente, única, cada vez, dando una singularidad al teatro que no tiene de otro modo. Además, hay una experiencia sensorial, física, de estar en comunión otras personas compartiendo una experiencia, viendo cuerpos vivos en un escenario. Esa una vivencia que no reproduce el tecnovivio.

—¿Pueden encontrarse puntos positivos para la transformación que impuso la pandemia en el consumo de las artes escénicas?

—Tengo una opinión positiva con respecto a la circulación de los materiales digitales, en el caso de los espectáculos que han realizado una cantidad de funciones, me parece interesante para el acceso de los estudiantes e investigadores. Pero por supuesto no todos los artistas están de acuerdo cómo el caso de Wajdi Mouawad (*) no da acceso a sus obras. Y es una lástima, ya que ir a su teatro en Canadá, implica un compromiso financiero. Otra cosa positiva es que muchos artistas decidieron hacer performances por distintas plataformas, como Youtube, que si bien no reproducen las condiciones del convivio, me dio la oportunidad de acceder al espectáculo cuando no tenía la posibilidad por las condiciones del aislamiento. Para mí es difícil ver teatro de América Latina si las compañías no dan acceso, creo que esta podría ser una oportunidad, pagando al menos una entrada digital.

Escuela de Espectadores y teatro francés

Cécile manifiesta que en Francia recién en mayo se han abierto las salas, después de ocho meses que los ciudadanos franceses no podían asistir al teatro.

—¿Para qué público está pensada la Escuela de Espectadores presencial? ¿Hay diferencia con las de Argentina?

Cécile Chantraine Braillon

—Tenemos dos modalidades de Escuelas de Espectadores: presencial y virtual. La Escuela de Espectadores en su funcionamiento presencial es acotado a nuestro territorio y con modalidad similar a la de Santa Fe y Buenos Aires. La Escuela de Espectadores digital, en cambio, será abierta a todo el mundo. Pero nuestro público, a diferencia de Santa Fe y Argentina, se centra en los y las estudiantes secundarios, ya que consideramos que en nuestro caso es un público clave, porque es el que tiene acceso con sus profesores a ver obras de teatro. Las cifras oficiales demuestran un abandono de la actividad teatral que se produce luego de la etapa estudiantil, a pesar de los esfuerzos del gobierno francés, es una tendencia que se viene dando desde el año 2000. El público francés de teatro es un público bastante burgués, si no se produce un acercamiento por la escuela es difícil que una familia trabajadora tenga acceso, hay que reconocer una ciudadanía teatral.

—La Escuela Digital de Espectadores que usted impulsó es la primera en el mundo. ¿Cómo funciona?

—Como sabemos, las Escuelas de Espectadores son instancias de debate y estudio de los espectáculos por parte de los asistentes. La Escuela de Espectadores digital obedece a una necesidad actual, donde la presencialidad no es posible, pero, además, pone de relieve la importancia de introducir las nuevas tecnologías a nuestras prácticas de estudio. Por eso la Escuela Digital de Espectadores está siendo posible través de un modelo de investigación que pretende desarrollar una herramienta digital de análisis y anotación de vídeos de espectáculos vivos y creaciones teatrales. Además, la idea es que esta herramienta digital, denominada e-spect@tor, pueda influir en algunas funcionalidades específicas para sistematiza el análisis de artes escénicas.

Una herramienta digital para el análisis teatral

—¿Cuáles serían los objetivos y que funciones permitiría esta herramienta digital para el análisis de espectáculos?

—El propósito es avanzar en el estudio de las obras performativas y hacer que su producción y documentación sea fácilmente accesible y analizable gracias a la tecnología digital. Será un programa gratuito y de libre acceso que podrá bajarse de la plataforma gubernamental https://www.huma-num.fr/

La primera función consta de un modo de visionado llamado “modo performático” donde el usuario no puede parar el video y la idea es reproducir la experiencia que tiene el espectador cuando va al teatro. Este programa le permitirá anotar sus impresiones de forma espontánea como si fuera la primera vez que ve la obra.

Y un segundo “modo de análisis” en el cual el video se puede detener y las anotaciones serán sugeridas al espectador a partir de la creación de una base de datos léxica específica, que denominaremos “vocabulario controlado”.

La tercera función es la posibilidad de tomar apuntes de forma colectiva sobre la obra, tal como se trabaja la Escuela de Espectadores, donde se produce la puesta en común de las impresiones.

Y la cuarta es que los espectadores van a tener la posibilidad de extraer los datos que han incluido en la plataforma cuando lo deseen.

—¿Podría dar más detalles sobre este “vocabulario controlado”?

—Este vocabulario controlado, podemos llamarlo ontología, es el verdadero desafío del equipo de investigación del proyecto porque para facilitar el tratamiento y el análisis de todos los datos creados por el usuario por su cuenta o en una obra colectiva, hoy no existe una lista prefijada que pueda incluirse dentro de un programa digital.

En el lapso de tres años nuestro grupo integrado por profesores, investigadores en artes escénicas y en Humanidades Digitales, y autores y actores estarán realizando un análisis exhaustivo para dar respuesta a esta necesidad epistemológica. El vocabulario obtenido al final de este trabajo se integrará en la herramienta digital, lo que facilitará la categorización cuando se extraigan los datos.

–En el marco del “vocabulario controlado”, cabe preguntar si pensaron estrategias para no dejar conceptos afuera y generar condicionamientos en la mirada.

Ese es justamente el problema. Por eso dejaremos abierta la posibilidad para el usuario de ingresar la palabra que quiera y necesite. Pero trabajar con la informática implica que haya un parametraje inicial de los datos que hace que efectivamente uno puede sentirse encerrado en un esquema que excluya una serie de interpretaciones posibles. La informática nos ayuda a trabajar la etapa del análisis, pero la parte de interpretación, que es la última etapa del trabajo científico, no la puede hacer la herramienta digital.

El vocabulario controlado es necesario porque imaginemos si queremos probar la herramienta con cien personas, extraer todos los elementos que ha ingresado cada usuario seria inabarcable, entonces el vocabulario controlado permitiría una clasificación inteligente (o informática) de la información.

Por otro lado, los que hablan de la libertad de análisis e interpretación no se dan cuenta que han sido formados académicamente con herramientas que usan y eso también los condiciona. Todos estamos encerrados en alguna metodología.

—Usted comentaba que la Escuela de Espectadores reconoce una ciudadana teatral, ¿podría ampliar ese concepto?

—La educación al teatro es también una forma de educarse como ciudadano, porque muchas veces ver espectáculos en convivio es una manera de arcarse a los y las otras, aceptándonos y entendiéndonos en nuestra diversidad.

El teatro es el lugar de la alteridad, de lo otro, a veces de lo incomprensible y es importante que la gente de todas las clases sociales pueda enfrentarse a esta alteridad y ejercitar de este modo nuestra condición de ciudadanos y ciudadanas. En Francia la Escuela de Espectadores es concebida desde una dimensión de educación en la ciudadanía, desde la L’ éducation à la citoyenneté, como le decimos en nuestro país.

Ser mujer, mamá e investigadora académica

—Actualmente usted lleva adelante el proyecto la Escuela de Espectadores presencial y digital y mantiene un cargo catedrático en La Rochelle Université. ¿Cómo se vive en Francia el acceso a la igualdad de oportunidades entre varones, mujeres y personas no binarias?

—Me pone feliz que este proyecto tenga reconocimiento y financiación siendo comandado por una mujer. Me doy cuenta que voy trabajando con muchas mujeres, y en general los varones que forman parte no tiene problema de ser dirigidos por una mujer.

Con respecto a la Universidad que trabajo somos pocas mujeres catedráticas, somos 10 en relación a 80 varones catedráticos, y yo soy la más joven con mis 43 años. El mundo universitario es machista, sin ser un machismo declarado abiertamente. Es muy difícil acceder al puesto de catedráticos para las mujeres, que además sucede en la etapa cuando las mujeres tienen hijos. En mi caso tengo dos hijos y ha sido un combate (y lo sigue siendo) de afirmarme en este mundo masculino. En Francia, somos la primera generación en la familia que tenemos acceso a puestos de importancia.

Para más información sobre las próximas actividades de la Escuela de Espectadores de Santa Fe: [email protected]

(*) En Santa Fe se estrenó en 2019 una versión de “Incendios” de ese autor, dirigida por Desiderio Penza. Aquí, la nota en Pausa.

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