Aún con un fuerte respaldo del gobernador, el peronismo de la ciudad no pudo ni discutir el segundo puesto y encima perdió votos a manos de Juanjo Piedrabuena. La renovación de la banca de Mudallel, la única buena nueva.

Mientras el presidente celebra una elección flaca, las militancias resisten en las veredas del país. Los dirigentes peronistas no llenan las pantallas esta noche. Después de las primarias totalmente desalentadoras, las generales no resultaron mucho mejores para las figuras pejotistas, ni en el país, ni en la provincia de Santa Fe: en las carreras hacia el Congreso, Lewandowski y Mirabella apenas si pudieron crecer en el cómodo segundo puesto al que los relegó la nueva figura de Juntos por el Cambio, la ex periodista Carolina Losada; en la discusión por el Concejo Municipal, Jorgelina Mudallel no pudo sostener los 40.805 votos conseguidos por el peronismo en septiembre, puesto que en las generales la votaron 33.144 santafesinos. De las principales fuerzas, el peronismo fue el único que de las PASO a las generales perdió votos.

A su sombra crecieron los outsiders: 13 mil votos nuevos consiguió Saúl Perman y más de 5 mil Juanjo Piedrabuena, cuyo crecimiento explica en buena parte la pérdida de votos de Mudallel. Alejandro Rossi, la otra figura a la que se apostaba con cierta esperanza en el FdT, no estuvo ni cerca de mover la aguja, mucho menos de entrar. La derrota no solo estaba dentro de los cálculos, era cantada: ni siquiera la entrega de Perotti alcanzó, que fue un incansable ladero de campaña por las bancas concejales y al que lo vimos una y otra y otra y otra vez hasta el cansancio en sus spots publicitarios en YouTube e Instagram. 

Sobre calle Crespo, en el Partido Justicialista hubo más periodistas que militantes hasta bastante entrada la noche. En el salón Eva Perón se proyectaban los resultados en pantallas que nadie miraba, el celular era un mejor refugio para scrollear las caras de las vencedoras, Molina y Mondino, que nunca en ningún momento dejaron que Mudallel les discuta un puesto. En pleno noviembre, la mesa del catering ofrecía más bebidas calientes que frescas, una metáfora de la resignación.

La estoica Silvina Frana era la única dirigenta que desde temprano daba explicaciones a los micrófonos, se saludaba con la militancia, se sumaba al coro de la marcha y recibió con un fuerte abrazo a Mudallel, que llegó cerca de las 22 para reconocer su derrota, acompañada también por el titular del PJ santafesino, Ricardo Olivera. Jorgelina Mudallel consiguió renovar su banca en el Concejo: esa fue la única buena noticia de las elecciones para el peronismo de la ciudad.

De vuelta en la vereda, ya se sabía que no iba a haber saludo de Cristina, ya nadie esperaba al gobernador. El DJ convocado para la ocasión tiraba algún que otro mashup de Gilda y alguna frase de la jefa. Y estuvo bien. Al costado de una de las puertas, los militantes entregaban su trabajo de fiscalización en forma de carpetitas blancas, armaban puchos y abrían latas. Alrededor suyo aparecieron mesitas y conservadoras. Piadosos vendedores, ahí estaban poniendo el lomo un domingo a las 22, segundeando a los sedientos, aún en una noche de derrota. La juventud ya cae con hijos, los cruzan para entretenerlos en los juegos de la Plaza España. El nene del Chechi mira para la puerta y grita:

—¡Pojota!
—Sí, pe jota, hijo, ¿querés entrar? 

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí