Lula: "Intentaron enterrarme vivo, pero acá estoy"

AP Photo/Andre Penner

Luego de su triunfo en la segunda vuelta, Lula da Silva dio su primera conferencia de prensa como presidente electo y destacó que el gran vencedor de la elección fue el pueblo brasileño: "Es la victoria de un inmenso movimiento que se formó para que triunfara la democracia".

Lula da Silva derrotó en la segunda vuelta a Jair Bolsonaro y será presidente de Brasil por tercera vez. Luego de su victoria, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) realizó su primera conferencia de prensa como presidente electo y destacó que su triunfo representa un triunfo de todo el pueblo brasileño y de la democracia. Además, hizo un repaso de las condiciones en las que asume el gobierno y detalló cuáles serán los principales objetivos de su gestión.

En primer lugar, Lula se refirió a las dificultades que atravesó su coalición a la hora de enfrentar al actual presidente, Jair Bolsonaro, a quien había acusado de instalar una "máquina de mentiras" a lo largo de la campaña: "Dios fue muy generoso conmigo para llegar a donde llegué. Especialmente en este momento, cuando no estamos frente a un candidato, estamos frente a la máquina estatal puesta al servicio del candidato". Además, habló de su "resurrección en la política brasileña": "Intentaron enterrarme vivo y ahora estoy aquí para gobernar el país. En una situación muy difícil, pero estoy seguro de que con la ayuda de la gente encontraremos una salida y restauraremos la paz".

En relación a la importancia de la elección, el candidato del PT afirmó: "Hemos llegado al final de una de las elecciones más importantes de nuestra historia. Una elección que puso frente a frente dos proyectos de país contrapuestos, y que hoy tiene un solo y gran vencedor: el pueblo brasileño. Esto no es una victoria para mí, ni para el PT, ni para los partidos que me apoyaron en esta campaña. Es la victoria de un inmenso movimiento democrático que se formó, por encima de los partidos políticos, de los intereses personales y de las ideologías, para que triunfara la democracia".

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"En este histórico 30 de octubre, la mayoría del pueblo brasileño dejó muy claro que quiere más, no menos, democracia", se explayó el presidente electo. "El pueblo brasileño demostró hoy que quiere más que ejercer el derecho sagrado de elegir quién gobernará su vida: quiere participar activamente en las decisiones gubernamentales. Quiere vivir bien, comer bien, vivir bien. Quiere un buen trabajo, un salario que siempre se reajuste por encima de la inflación, quiere tener salud pública y educación de calidad. Quiere libertad religiosa. Quiere libros en lugar de armas. El pueblo brasileño quiere recuperar la esperanza", agregó.

A la hora de establecer las prioridades de su próximo gobierno, Lula manifestó que "la rueda de la economía volverá a girar con los pobres como parte del presupuesto", y detalló: "Con apoyo a pequeños y medianos productores rurales, responsables del 70% de los alimentos que llegan a nuestras mesas. Con todos los incentivos posibles para los micro y pequeños empresarios. A partir del 1 de enero de 2023, gobernaré para 215 millones de brasileños, no solo para los que votaron por mí. No hay dos Brasiles. Somos un solo país, un solo pueblo, una gran nación".

Lula también se refirió a la decisión del pueblo brasileño de dejar de lado la violencia, carácter esencial de los cuatro años bolsonaristas: "Este país necesita paz y unidad. Esta gente ya no quiere pelear. Es hora de deponer las armas que nunca debieron empuñarse. Las armas matan. Y elegimos la vida. El reto es inmenso. Es necesario reconstruir este país en todas sus dimensiones. En la política, en la economía, en la gestión pública, en la concordia institucional, en las relaciones internacionales y, sobre todo, en la atención a los más necesitados. Es necesario reconstruir el alma misma de este país. Recuperar la generosidad, la solidaridad, el respeto a las diferencias y el amor al prójimo. Traer de vuelta la alegría de ser brasileños y el orgullo que siempre tuvimos en el verde-amarillo y en la bandera de nuestro país".

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A continuación, el presidente electo resaltó la importancia que adquirirá la lucha contra el hambre en su gobierno: "Nuestro compromiso más urgente es volver a acabar con el hambre. No podemos aceptar como normal que millones de hombres, mujeres y niños en este país no tengan qué comer, o que consuman menos calorías y proteínas de las necesarias. Brasil ya no puede vivir con esta inmensa brecha sin fondo, este muro de cemento y desigualdad que separa a Brasil en partes desiguales que no se pueden reconocer. Este país necesita reconocerse a sí mismo".

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Lula también expresó la necesidad de "retomar el diálogo con el Poder Legislativo y Judicial, sin intentos de exorbitar, intervenir, controlar, cooptar, pero buscando reconstruir la convivencia armónica y republicana entre los tres poderes", y sintetizó: "La normalidad democrática está consagrada en la Constitución. Las grandes decisiones políticas que impactan la vida de 215 millones de brasileños no serán tomadas en secreto, en la oscuridad de la noche, sino después de un amplio diálogo con la sociedad. Creo que los principales problemas se pueden resolver con el diálogo, no con la fuerza bruta".

A la hora de dar un mensaje al mundo, Lula expresó: "Hoy le estamos diciendo al mundo que Brasil está de regreso. Que Brasil es demasiado grande para ser relegado al triste papel de paria en el mundo". Y se explayó en lo que serán sus principales objetivos en materia económica: "Vamos a recuperar la credibilidad, la previsibilidad y la estabilidad del país, para que los inversores puedan recuperar la confianza en Brasil. Reindustrialicemos Brasil, invirtamos en la economía verde y digital, apoyemos la creatividad de nuestros emprendedores y emprendedoras. También queremos exportar conocimiento".

También hizo referencia a la importancia de la protección del ambiente, aspecto severamente relegado durante los cuatro años de bolsonarismo, en los que se duplicó la deforestación en el Amazonas: "Brasil está listo para retomar su papel de liderazgo en la lucha contra la crisis climática, protegiendo todos nuestros biomas, especialmente la Selva Amazónica. En nuestro gobierno logramos reducir la deforestación en la Amazonía en un 80%. Ahora, luchemos por la deforestación cero. Cuando un niño indígena muere asesinado por la codicia de los depredadores del medio ambiente, una parte de la humanidad muere con él. Por lo tanto, retomaremos el monitoreo y la vigilancia de la Amazonía y combatiremos todas y cada una de las actividades ilegales".

Finalmente, el presidente electo destacó los valores del amor y la esperanza como ejes rectores de la nueva etapa que se abre para Brasil: "El nuevo Brasil que construiremos a partir del 1 de enero no sólo interesa al pueblo brasileño, sino a todas las personas que trabajan por la paz, la solidaridad y la fraternidad, en cualquier parte del mundo. El miércoles pasado, el Papa Francisco envió un mensaje importante a Brasil, rezando para que el pueblo brasileño esté libre del odio, la intolerancia y la violencia. Quiero decir que queremos lo mismo y trabajaremos incansablemente por un Brasil donde prevalezca el amor. Cuidaremos mucho a Brasil y al pueblo brasileño. Viviremos en un tiempo nuevo. De paz, de amor y de esperanza. Un tiempo en que el pueblo brasileño volverá a tener derecho a soñar".

 

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