La Nación y su compendio de clasismo y racismo

Un maniquí blanco con un sushi en la cabeza versus un maniquí negro con un choripan. La nota se titula "La discordia histórica entre la clase media y la 'patria choriplanera'". Nada nuevo bajo la línea editorial del centenario diario de los Mitre. A ese muestrario de odio y racismo, le oponemos una serie de notas que hemos publicado en Pausa sobre el tema.

Este sábado La Nación nos regalo una de esas habituales notas que funcionan como un muestrario del pensamiento más rancio de nuestra clase alta y/o aspiracional. Si, no es nada nuevo, pero la imagen de portada del texto es tan burda y literal que se viralizó rápidamente en redes sociales.

Para el autor de la nota, que quiere dar sustento a su racismo citando un libro y una historia de ficción, todos los males de este países son obra y gracia de -oh sorpresa- el kirchnerismo.

A lo largo del texto, quien escribe trata a los sectores populares -a los negros, señor, dígalo- de "masas en disponibilidad, porosas a cualquier propuesta disparatada", y luego aporta: "Una de esas propuestas fue el kirchnerismo, que en las dos décadas que van de este siglo produjo un salto de escala: alimentó el fuego del resentimiento y multiplicó de modo simétrico esas capas de sumergidos".

Y mientras quiere mostrar cierta preocupación por "¿cómo recuperar un proyecto de vida en común?" entre los choriplaneros y la gente bien que come sushi, dice cosas como: "Es muy penoso pensar que, aun en una eventual Argentina con abundante oferta laboral, muchos de esos ciudadanos podrían ser impermeables a asumir el desafío de la dignidad".

Pero, ¿cuál es el proyecto en común que estos negros y los blancos podrían tener? El escriba de La Nación lo responde con una pregunta que no deja lugar a dudas: "¿Cómo lograr que las clases medias, en lugar de tentarse con proyectos racistas y conservadores, vuelvan a mirar a esas personas como potencial mano de obra y no como vagos irrecuperables?".

A semejante compendio de clasismo y racismo le oponemos análisis y rigor histórico. Acá compartimos una serie de notas que venímos publicando en Pausa desde hace más de una década y donde problematizamos estos temas.

2008 | "El problema no está en el color, está en el habla, en los gestos, en los modos. En el tono de la voz. No se usa negro, dice quien dice negro, porque se tenga algo contra los negros de piel. La piel, los rasgos visibles de los pobres, los marginados, los excluidos, no son negras. No son negros, pero son negros. El dilema se explica fácil: son negros de alma".

Breve relato sobre los blancos

2013 | "Nuestro mundo simbólico actual disuelve completamente la idea de que haya un sector social fuera de todo orden, separado de cualquier forma de conciencia. Sólo puede estar abandonado aquello que tenemos dentro del orden social".

No podemos vivir en lo transparente

2014 | "El odio de clase mezcla desde el temor a la inflación, el rechazo a la corrupción y la abominación de las políticas sociales hasta el reclamo por mano dura y la impugnación de los avances en la memoria, la verdad y la justicia sobre el genocidio. Todo en un mismo paquete. Ese es otro rasgo nuevo de los linchamientos".

Matanegros al poder

2016 | "De la militarizada guerra a las drogas al abierto aval de la justicia por mano propia, paso a paso, la política de seguridad va aproximando un peligroso horizonte de violencia".

Los matanegros en el Palacio

2018 | A tres décadas de la cristalización de la pobreza estructural y a dos décadas de la instauración de la violencia urbana en el marco de lo cotidiano, ofrecemos un ensayo sobre cómo se debe interpretar la furia matanegros en un contexto electoral.

¿Qué hacer con tantos matanegros?

2019 | "Cuando más se necesitaba la amistad se reveló que la amistad no existía. En Santa Fe hubo 75 mil personas que viven en el oeste, los negros, y que no pueden decir que tienen a alguien en el este que les abrirá una puerta para cobijarlos del infierno. Son casi uno de cada cinco santafesinos. La solidaridad del voluntario es la versión escuálida, apenas moral, de la profundidad política que tiene la amistad. Eso es una comunidad estallada, sin puntos de cruce, sin espacios de encuentro común, sin experiencias compartidas".

A mi casa no entran negros

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