Estamos a pocas horas del debate y la idea de tener a dos candidatos sueltos por el escenario propicia la fantasía y el show. ¿Será el intercambio de esta noche como el mítico enfrentamiento Casán versus Escudero?

Frente al inminente debate de esta noche tenemos muchas dudas y algunas pocas certezas, siendo la más destacada la siguiente: vamos a extrañar a Pato Bullrich. No por sus propuestas (que fueron entre pocas y nulas) si no por sus formas. Quizás en esta semana Patricia estuvo coacheando a Javier, cosa que parece prácticamente imposible. Al parecer, el candidato de La Libertad Avanza eligió apoyarse en Mauricio Macri, alguien que no es particularmente conocido por haber tenido buenos desempeños en los debates televisivos. De hecho, su participación en el debate del 2015 es recordada por ser una biblia de todas las promesas que después no cumplió durante su gobierno.

Es difícil para la gente de Juntos por el Cambio encarar un debate cuando la propia historia los condena. Sin ir más lejos, allá por el año 2003 el mismo Macri, con el apoyo de Patricia protagonizaron uno de los primeros debates televisivos de la política argentina, donde muchos y muchas escuchamos por primera vez a alguien denunciando las maniobras dl Grupo Socma. Si, leyeron bien: en ese debate, Patricia le pegó a Macri con los casos de corrupción de su familia.

No se sabe, no se entiende, no se explica que en un país con el año electoral más largo de la vida a la gente todavía le interese lo que dos candidatos tienen para decir. Pero les interesa, y mucho: en la primera ronda, el debate presidencial en Santiago del Estero tuvo un pico de 44 puntos de rating, sumando a todos los canales que lo transmitieron. El Trece, América TV y la TV Pública transmitieron en directo el debate, mientras que Telefe decidió mantener su programación habitual, al igual que El Nueve. Es más o menos el rating que hoy hace un Superclásico o algunos de los partidos de la fase de grupos del mundial.

Este debate, en particular, promete show: no habrá atriles, los candidatos pueden moverse por el escenario, no pueden propinarse golpes de puño, y no pueden leer. Esto último fue peleado hasta hoy mismo por el equipo de Javier Milei, que entiende que el candidato debería poder contar con algún tipo de machete o similar.

El debate se va a dividir en seis ejes temáticos:

  1. Economía
  2. Relaciones de Argentina con el mundo
  3. Educación y Salud
  4. Producción y Trabajo
  5. Seguridad
  6. Derechos Humanos y Convivencia Democrática

Si la hacés bien, podés calcular el momento exacto en el que tenés que poner la birra en el freezer y cuándo llamar al delivery para que te traiga unas pizzas.

La idea de tener a dos candidatos sueltos por el escenario propicia la fantasía. Quizás no estamos tomándonos muy en serio lo que pueda llegar a pasar (entiendan, es una forma de fingir demencia), pero un poco esperamos que suceda algún momento memeable que nos permita hacer edits como esta.

El debate estará moderado por los periodistas Luciana Geuna (Canal 13), Pablo Vigna (TV Pública), Érica Fontana (Telefe) y Antonio Laje (América); dos varones y dos mujeres, respetando la paridad de género. Nos hubiera gustado que pongan de paso a Larry de Clay o la Enana Feudales, porque hubiera habilitado al momento que realmente esperamos: al de un Sergio Massa, coacheado por Moria Casán, que replica esta épica pelea de la televisión argentina.

 

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