Los núcleos del documento publicado por CFK

En un texto de 33 páginas, Cristina Fernández de Kirchner busca ubicar cuáles son los motivos de la inflación y de las crisis en Argentina. Advierte sobre un manotazo de los ahorros para la dolarización. Avanza también en una reforma de la salud, del trabajo y del Estado. La clave: la orientación exportadora. Pálida autocrítica sobre el Frente de Todos.

Reapareció en forma de documento la voz de Cristina Fernández de Kirchner, dos veces presidente y una vicepresidenta. El texto, que ya está generando respuestas de primeras figuras del gobierno de Javier Milei, como el ministro de Economía Luis Caputo, reafirma algunos planteos conocidos, avanza en otros nuevos y no deja de incluir algunas chicanas memorables.

El documento tiene como objetivo ofrecer argumentos contra el ajuste y el endeudamiento externo, enfrentar la dolarización y avanzar en propuestas. También, abre una puerta a cuál sería el camino para sostener la gobernabilidad de Javier Milei: “La situación del país y la responsabilidad de quienes han sido elegidos para gobernar y legislar van a requerir la construcción de un sistema de acuerdo parlamentario”.

Contra la dolarización

Para CFK, todo lo que está haciendo el gobierno tiene como objetivo la dolarización, que se alcanzaría con una previa quita de los ahorros de los argentinos, como sucedió con el BONEX de principios de los 90 y el corralito previo al estallido del 2001.

“Es más que evidente que en la cabeza del Presidente el único plan de estabilización es el de la dolarización”, advierte CFK.

“Dolarización y aumento del endeudamiento soberano en moneda dura están entre nosotros y han comenzado a desplegarse. La dolarización de la economía argentina implicará la clausura definitiva a la posibilidad de desarrollar nuestro país con inclusión social. El país no va a tener más dólares”, señala.

CFK enumera cómo la dolarización resultaría en la demolición de la economía nacional: “¿Qué piensan que va a suceder con la competitividad del campo argentino frente a Brasil, hoy nuestro principal competidor de la región en materia de producción de carnes y granos?”, “¿Qué va a suceder con el complejo automotriz, que representa casi el 10% del ingreso de divisas en nuestro país? ¿Cómo les irá a los desarrolladores inmobiliarios que venden su producto en dólares pero que para construirlo gastan en pesos?”

Para CFK, el camino a la dolarización tiene como antecedente tres medidas que necesita el gobierno y que hay que enfrentar:

El retorno de un ciclo de endeudamiento externo, violando la ley Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública de 2021 que obliga al tratamiento previo en el Congreso.

La liquidación del FGS (Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES).

La liquidación de las empresas del Estado vía privatizaciones

La causa de nuestros males

El eje principal del texto es asentar que el principal problema de la economía argentina no es el déficit fiscal y la emisión monetaria, sino el endeudamiento en dólares y la restricción externa (la falta de dólares para pagar deuda e importaciones). Más directamente: el problema no es darle a la maquinita sino pedir plata afuera y no tener cómo pagar.

Trasladado a la economía familiar: ¿en su casa, le resulta mejor o peor endeudarse en pesos o endeudarse en dólares?

Estratégicamente, el argumento sirve hoy para enfrentar el ajuste y, también, la venta de la economía argentina, sea por privatizaciones, mayor endeudamiento o dolarización. La debilidad que tiene el texto –a la cual ya apuntó el ministro de Economía, Luis Caputo– es que no explica que no hay correlación y necesidad entre el endeudamiento externo y déficit fiscal. No es necesario endeudarse en dólares para pagar deuda en pesos. El documento no avanza en ese punto.

Para sostener su argumento, que la inflación resulta de las crisis de deuda externa, CFK apunta a evidencia empírica. Señala que las principales crisis se produjeron como resultado de crisis de deuda externa y no por el mayor o menor déficit fiscal. De hecho, recupera el dato de que sólo entre 2003 y 2008, durante el kirchnerismo, Argentina tuvo superávit fiscal, puntualizando cómo durante la Convertibilidad hubo déficit siempre, pero sin inflación. También retoma información internacional que refleja la falta de correlación entre inflación y déficit fiscal. Prácticamente no hay en el mundo países con superávit, sin embargo no tiene los problemas de aumento de precios de Argentina.

La apropiación de ahorros

En tres oportunidades el documento refiere a las sucesivas apropiaciones del dinero de los ahorristas, como uno de los efectos de las crisis de deuda. Primero, recuerda el BONEX a comienzo de los 90, que resulta de la crisis de la deuda tomada por la dictadura. Segundo, señala al corralito como efecto de la crisis de la deuda tomada por el menemismo.

De forma inquietante, advierte que ahora, como camino a la dolarización, “el Presidente, pese a que dijo que jamás afectaría la propiedad privada, podría emitir un bono en dólares sobre los pasivos remunerados del BCRA, también cada vez más licuados, dándose así una tercera apropiación de los ahorros de los argentinos como desenlace de esta tercera crisis de deuda. No resulta ocioso señalar que por primera vez en la historia el BCRA entregó bonos –Bopreal– en una moneda que no emite -dólares- para la deuda en pesos con importadores”.

Qué hacer

La ex presidenta ordena un tramo propositivo a partir de una caracterización de la situación internacional que está en las antípodas de la que hace Milei: “Hoy estamos en un mundo multipolar con fuerte disputa comercial entre las dos economías más grandes del mundo y el resurgimiento de los nacionalismos y del proteccionismo económico”.

Las principales propuestas del texto son las siguientes

“Argentina debe revisar la eficiencia del Estado”. “No basta con la consigna del “Estado presente” para resolver los problemas del país, que son demasiados. Se debe analizar y controlar la correcta asignación de recursos para poder corregirla, en caso de ser necesario.

“Discutir un sistema tributario simplificado con pocos impuestos en cantidad –para ordenar y facilitar la vida, en especial de las PyMES que por lo general llevan una contabilidad muy doméstica y son las principales generadoras de trabajo en la Argentina– pero muy estricto en su cumplimiento con normas que aumenten la percepción de riesgo por elusión y evasión. Debe tratarse de un sistema progresivo que no solo contemple los flujos, sino también el stock y revise los gastos tributarios que expresan excepciones, exenciones y alícuotas quebradas a distintos grupos y sectores de la economía”.

“Sostenemos la necesidad de replantear el actual sistema público de salud, cuya descentralización (entre Nación, provincias y municipios), fragmentación (entre los subsistemas público, de obras sociales y prepagas) y mala regulación, han ido provocando su debilitamiento y, fundamentalmente, su inequidad e ineficiencia en términos de asignación de recursos. Todo ello en un país que tiene uno de los mayores niveles de inversión en salud de toda Latinoamérica”.

“Discutir seriamente un plan de actualización laboral que brinde respuestas a las nuevas formas de relaciones laborales surgidas a la luz de los avances tecnológicos y de una pandemia que trastocó todos y cada uno de los ámbitos de la vida de las personas”.

“La integración de las empresas del Estado tanto por vía de la participación del capital privado como de las provincias, en el caso de que sus recursos estén afectados a la explotación económica de aquellas, como así su cotización en bolsa para agregar valor y eficiencia bajo la forma de una asociación pública y privada virtuosa”.

Estos cinco puntos son novedosos dentro de los planteos tradicionales de CFK. El texto también intenta avanzar en cuestiones relativas a la educación o la seguridad, sin ofrecer mayores precisiones.

La otra novedad es un cambio de enfoque fuerte respecto del modelo económico en general. El punto ya no es tanto la “distribución del ingreso” y el “valor agregado”, dos lemas que no deja de lado pero que en el ciclo terminado en 2015 eran los principales, sino el “sesgo exportador”. Así lo expresa en el documento:

“El crecimiento de la economía en Argentina y su posibilidad de desarrollo con trabajo bien remunerado sólo se ha alcanzado con un patrón de acumulación sustentado en un modelo industrialista de sesgo exportador con valor agregado, con bajos volúmenes de deuda externa o con una correcta y responsable administración de la misma. Esto no significa negar la necesidad de una revisión de este modelo en lo que hace a las correcciones que demanda la estructura productiva de la Argentina, que nos permita profundizar el sesgo exportador, plantear una ineludible actualización laboral o contemplar la creación o transformación de empresas bajo la forma de una asociación pública y privada virtuosa, como se hizo con YPF antes de su desnacionalización”.

Pálida autocrítica

El documento es muy débil en la caracterización de la experiencia del Frente de Todos, que ella integró. Si bien reconoce “el incumplimiento del contrato electoral” porque el gobierno “no pudo o no supo desatar el nudo gordiano del endeudamiento para interrumpir el desarrollo de esta tercera crisis de deuda”, omite toda responsabilidad propia, y de su fuerza, en lo que fue una gestión caótica por el peso de un internismo descontrolado.

El ciclo de riñas intestinas anterior y posterior a las elecciones de medio término de 2021 es directamente omitido. La renegociación de la deuda con privados gestionada por Martín Guzmán es menospreciada. Es correcta la indicación del mal manejo de los dólares de superávit comercial.

CFK esconde la mano justificándose en que no disolvió la coalición y respetó la institucionalidad, que pone en el centro de la escena a la figura presidencial. En los hechos, como se vio entre 2019 y 2023, la gestión de gobierno se vio continuamente trabada por la falta de respuesta o las contradicciones entre los distintos elencos de funcionarios que respondían a opuestos liderazgos políticos. El punto máximo de esas divergencias es presentado como una virtud: haber rechazado en el Congreso el acuerdo con el FMI que firmó el gobierno del que ella misma formaba parte.

Floja explicación del ascenso de Milei

Casi como resultado de una revisión escuálida de la experiencia del Frente de Todos, la exposición de motivos sobre el ascenso de Javier Milei recae en puntos menores, exculpatorios. Fueron los medios de comunicación y fue el voto joven. Es, al menos, una mirada estrecha.

Otra vez más, CFK señala “el rol que los medios de comunicación y su reproducción en las redes sociales tuvieron en su surgimiento y triunfo electoral. El actual Presidente se hizo conocido como panelista de televisión y algunas otras excentricidades”.

Luego, cae en apuntar a los jóvenes como artífices de un triunfo electoral que penetró en capaz mucho más amplias (y silenciosas). “Mención aparte merece los efectos que la pandemia tuvo sobre la población, y en especial sobre los más jóvenes por el prolongado encierro y la incertidumbre. El confinamiento, que fue una medida de protección, fue presentado como la contracara de la libertad”.

Para cerrar, las chicanas

El texto tiene algunos estiletazos para destacar

Donald Trump, con quien gusta identificarse el presidente Milei, está en sus antípodas de pensamiento económico. Es nacionalista, absolutamente proteccionista y es su antítesis hasta en lo personal: no sólo se casó 3 veces, sino que tiene 5 hijos, pero “de dos patas”, parafraseando al presidente Milei.

A pesar de haber sostenido como caballito de batalla que con los “mismos de siempre” no se podían obtener resultados distintos, produjo, ni bien fue electo, un insólito reciclaje de personajes y ex funcionarios. El más preocupante es el de Luis Caputo, artífice del endeudamiento serial del gobierno de Mauricio Macri y del retorno del FMI a la Argentina.

¿Cuál es la lógica de repetir como ministro de Economía a Luis Caputo? ¿Por qué ahora va a hacer bien las cosas si en su momento lo tuvieron que echar por haber fracasado?

Que no nos vengan a correr los que durante la gestión de Macri designaron a cargo de la escuela de inteligencia del Ministerio de Seguridad a una Miss Argentina.

No deja de resultar contradictorio y muy sorprendente que quien quiere cerrar el Banco Central para que los “políticos ladrones” no emitan más pesos porque cree que la única causa de la inflación es la emisión de pesos para hacer frente al déficit fiscal –o sea a la deuda en pesos del Estado– al mismo tiempo pretenda eliminar todas las restricciones que tiene el Estado para emitir deuda pública pero... ¡en dólares!

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí