Investigan a un psicólogo e influencer por abuso en la UADER

Uader

A raíz de denuncias en redes sociales, la Justicia busca determinar si Javier Pérez cometió delitos sexuales cuando fue profesor de la universidad. También hubo testimonios contra otros docentes. Dialogamos con Eugenia Fernández, del centro de estudiantes de la FHAyCS.

A raíz de una serie de testimonios difundidos en redes sociales, el Ministerio Público Fiscal de Entre Ríos inició una investigación penal contra el psicólogo e influencer Javier Pérez, conocido como "Dr. Chinaski". Se busca determinar si Pérez cometió delitos de índole sexual o abuso de poder cuando fue profesor de la carrera de Psicología de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (FHAyCS) de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER).

En paralelo, la UADER confirmó que dio inicio a una investigación interna para establecer posibles responsabilidades en el ámbito de su competencia. “Desde la FHAyCS ratificamos el compromiso y la responsabilidad institucional con esta temática”, subrayó la facultad en un comunicado.

El origen de la investigación se dio luego de una serie de dichos de Pérez en un programa de streaming, que lo pusieron en la mira por exponer una situación de abuso de poder en su rol de psicoanalista: “Es más fácil ponerla que pedir una pizza. Los psicoanalistas lidiamos con eso permanentemente porque cada vez que viene una chica que se autopercibe linda al consultorio, más temprano que tarde te propone pasar a otra cosa en lugar del análisis. Te quieren garchar”.

Los dichos fueron recogidos por la Red Federal Psi, un grupo de psicólogas y psicoanalistas que busca "visibilizar las violencias y abusos de poder que ocurren en el ejercicio de la profesión de la psicología y especialmente dentro del psicoanálisis", y por la psicoanalista feminista Lila Feldman. Su viralización desencadenó una serie de denuncias de personas que habían sufrido situaciones de abuso de poder, acoso sexual y violencia de género, tanto con Pérez como con otros profesionales y docentes. Fueron particularmente numerosos los testimonios de estudiantes y egresadas de la UADER por situaciones vividas en el ámbito universitario.

En declaraciones a Elonce, la secretaria de Comunicación de la FHAyCS, Mariana Broggi, explicó que Pérez “es un exdocente de la casa y hay una situación puntual, donde la justicia entrerriana toma cartas en el asunto de oficio e inicia una investigación”. "La facultad, independientemente de no haber recibido ninguna denuncia formal, toma una posición y define generar una línea de investigación sumaria", sostuvo, y agregó que "la institución se puso a disposición de la Justicia por cualquier cosa que se necesite".

"No nos vamos a quedar calladas"

Desde el primer momento, el centro de estudiantes de la Licenciatura en Psicología, Tecnicatura en AT y Psicogerontología de la FHAyCS, conducido por la Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista (CEPA), expresó "un fuerte acompañamiento" hacia "todas las que juntaron coraje para enfrentar eso que tanto tiempo se calló", instando a que "se pongan en funcionamiento las medidas necesarias para frenar los abusos de poder y violencia cometidas por docentes" de la carrera.

En ese marco, el pasado miércoles se organizó una ronda en la facultad para seguir visibilizando la problemática y debatir sobre la situación en la UADER, y ya se convocó a una nueva reunión para el próximo miércoles 5 de noviembre a las 15.

Pausa dialogó con Eugenia Fernández, estudiante de la Licenciatura en Psicología e integrante de la Secretaría de Bienestar Estudiantil dentro del centro de estudiantes, sobre la ola de denuncias y la potencia de la acción colectiva como herramienta de lucha contra la violencia de género y los abusos de poder en el ámbito educativo.

—¿Cómo empezaron a surgir los testimonios y las denuncias? Además de Chinaski, ¿qué otros docentes de UADER fueron señalados y por qué?

—Vimos por redes los comentarios aberrantes del Dr. Chinaski, que muestran cómo un profesional puede abusar de su lugar de poder y sobre todo de la vulnerabilidad de otra persona dentro de un espacio terapéutico, y luego empezaron a aparecer los relatos de varias mujeres que atravesaron situaciones de violencia. Se comenzó a denunciar a varios docentes que hoy en día integran los cuerpos de las cátedras que nosotros tenemos que cursar en la carrera y en paralelo también nos empiezan a llegar denuncias y testimonios de situaciones que compañeras han atravesado no solamente con docentes, sino también con compañeros.

—¿Cuál fue la respuesta desde el centro de estudiantes? ¿Qué medidas tomaron y esperan seguir desarrollando en el futuro próximo?

Nosotros como agrupación llevamos a cabo una ronda de mujeres en la cual pudimos primeramente acompañarnos y escuchar cómo nos sentimos al respecto, porque pareciera que no es suficiente con atravesar acoso callejero, situaciones de violencia y maltrato en nuestros vínculos personales, escuchar discursos políticos que niegan la existencia de los femicidios y ver que todos los días matan a una mujer, sino que además también somos vulneradas, acosadas, violentadas, discriminadas dentro del espacio académico. También propusimos la ronda para visibilizar que existe un protocolo de género en nuestra facultad, que no era de público conocimiento, al menos para varias de nosotras. No cuestionamos a las responsables del programa, porque son muy pocas personas para atender muchísimas demandas, y se tienen que enfrentar a situaciones que requieren repensar el modo en el cual actuamos frente a situaciones de abuso y de violencia. Otra de las cuestiones que surgió en la ronda fue que es muy difícil concretar las denuncias de manera individual, porque estamos pidiéndole a las víctimas que se acerquen a personas que no conocen a relatar una situación traumática, y esto es volver a revictimizar a la persona. Entonces propusimos ver cómo nos reorganizamos para llevar adelante este proceso de transformación de nuestra universidad, y también para que se haga justicia y se pueda activar el protocolo como corresponde en cuanto a estos docentes acusados de llevar a cabo situaciones de violencia y de abuso.

—¿Qué evaluación hacen de la respuesta institucional por parte de la facultad?

—Sabemos que la facultad inició sumarios, como así también la Fiscalía, y por eso también remarcamos la necesidad de hacer las denuncias como corresponde. Nos ponemos a disposición de las y los compañeros que hayan atravesado situaciones de abuso por parte de los docentes.

—¿Por qué tantas voces deciden al unísono romper el silenciamiento al que se habían visto sometidas y salen a denunciar públicamente? Ese proceso, ¿se podría haber dado si no es de forma colectiva?

—Yo creo que que tiene que ver con el anonimato que permiten las redes sociales, eso permite descargar algo que te genera muchísimo malestar sin tener que atravesar el proceso de revictimización. Pero personalmente y como agrupación creemos también que es necesaria la justicia, que estos varones salgan de nuestros espacios porque son un riesgo constante de que se vuelvan a generar otras situaciones de violencia, de abuso, de maltrato. Creo que también se trata de un clima de época. Las mujeres no nos vamos a quedar quietas, calladas, sumisas a discursos de odio, a discursos misóginos. Una vez más, como ha sucedido en otras ocasiones, tendemos a agruparnos y hacerle frente a estas situaciones porque entendemos que es la única forma de poder caminar un poco más tranquilas dentro de la facultad. Al fin y al cabo, lo que se exige es un trato igual, respetuoso, no es algo de otro mundo. El silencio se rompe porque es evidente el malestar que atravesamos y que no hay forma de llevar adelante una transformación si no es organizándonos y haciéndole frente colectivamente al abuso.

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