Anuario 2016 | El resguardo de las víctimas de violencia de género.

En marzo de 2015 abrió en la ciudad la primera Casa de Amparo para mujeres víctimas de violencia, un reclamo histórico de las organizaciones feministas. La casa cuenta con 24 plazas, y está preparada para recibir a mujeres con sus hijos, si la situación así lo requiere.

A lo largo de la provincia, desde aquel entonces, ya se han abierto once de estos espacios, los cuales alojaron, desde junio de 2015 hasta mayo de 2016, a 90 mujeres, muchas de ellas con sus hijos: unos 178 niños y niñas. Estos alojamientos para víctimas, son gestionados por el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, a través de convenios con municipios y organizaciones no gubernamentales.

Aunque pueden vislumbrarse los avances, los espacios aún resultan insuficientes para una provincia en la que se cometieron 32 femicidios entre enero y noviembre de 2016. Una vez más, las organizaciones se pusieron al frente de las demandas.

El 30 de junio, la Asociación Civil Generar inauguró “Nuestra Casa”, un centro de día proyectado para dar contención a mujeres víctimas de violencia, pero abierto a toda la comunidad. Este espacio, ubicado en 4 de Enero 6681, busca dar asistencia a aquellas víctimas que ya han logrado cortar el círculo de violencia en el cual vivían, y ahora necesitan seguir adelante. Esa fue una de la principal falencias que las integrantes de Generar detectaron luego de muchos años de acompañamiento y asesoramiento a las mujeres de la ciudad. “Toda esa etapa, ese proceso, es muy complejo, hay mucha vulnerabilidad en la mujer, y nos pareció que era ahí donde teníamos que intervenir”, explicaba Liliana Loyola, referente de la asociación.

Un lugar para volver a empezar

En la casa de Generar, además del abordaje de los casos de violencia a través de un equipo interdisciplinario, las mujeres reciben capacitación en distintos oficios y cuentan con un grupo de ayuda mutua donde no sólo quienes han sufrido o sufren violencia, sino también sus familiares y personas cercanas, pueden hablar del tema y buscar juntos salidas y soluciones.

“Nosotros de ninguna manera queremos reemplazar el rol del Estado, seguimos reclamando que se cumpla con todo lo que dice la ley de violencia de género”, comentaba Loyola. “Vamos a seguir exigiendo, pero no nos queremos quedar en eso, pensamos que también podemos mostrar que esta modalidad de intervención es importante, y que quizás el Estado pueda tomar esta experiencia y replicarla. Si podemos hacerlo nosotras sin nada, con tan pocos recursos, el Estado puede, sin dudas, llevarla adelante”.

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