Santafesinos solos. Huyendo de la creciente brava, flotando en el agua aceitosa, sobreviviendo en los techos, arrojados en los centros de evacuados, refregando las paredes en las pérdidas, recibiendo y dando un plato de mejunje, santafesinos solos. No hay nada más que cuerpos desnudos de santafesinos en la mirada de José Almeida sobre la inundación de 2003, en esta selección que él mismo hizo de sus fotos analógicas de la época. Los santafesinos salvamos a los santafesinos.

Son santafesinos abandonados en el peor y más masivo crimen político de la historia de nuestra provincia, que comenzó mucho antes de 2003 –¿cuando no se terminó una obra mal construida? ¿cuando se hizo caso omiso a los avisos que daba hasta la prensa nacional?– y que todavía no concluyó –en uno de los procesos más vergonzosos de la decadente justicia provincial–, pero que todos los años se recuerda como una causa impune en la plaza, el 29 de abril. El día que nos dijeron que nos quedemos en nuestras casas, para morir, el día en que del todo fuimos abandonados por todos los niveles del gobierno, con su perfecto y detallado conocimiento sobre qué era lo que estaba pasando.

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