Reordenamiento de alianzas. Debate por la hegemonía partidaria. Renuncias y licencias. El gobernador en una lista y su más importante (ex) aliado en la otra. El peronismo santafesino discute su propio porvenir en las primarias de septiembre.

Los hechos políticos ocurridos en la última semana marcan el fin de una etapa institucional en la provincia de Santa Fe y el comienzo de un nuevo período. Al interior del oficialismo, el debate electoral de 2023 se adelantó dos años y quedó expuesto en la presentación de las listas que competirán en las primarias del Frente de Todos el próximo 12 de septiembre.

El gobernador Omar Perotti se metió de lleno en la campaña. Armó su propio espacio con la venia de Cristina Kirchner y se incluyó como precandidato suplente en la lista de senadores nacionales. El líder de La Corriente de la Militancia, Agustín Rossi, leyó en esa movida un intento hegemónico de parte de Perotti –inspirado en el Reutemann de los 90 o, con más precisión, en el Schiaretti actual– y opuso su propio armado para forzar al gobernador a dirimir liderazgos en las urnas.

Mientras el gobierno nacional mostraba con pompa el acuerdo de unidad alcanzado por el Frente de Todos en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, en Santa Fe se empezaba a cocinar una disputa interna sobre la cual –todavía hoy, una semana después– el presidente Alberto Fernández no ha emitido opinión. Hechos concretos hay muy pocos: las candidatas de Cristina están incluidas en la lista que ampara Perotti y el ministro del Interior, Eduardo De Pedro, dio a entender que la Casa Rosada prefería evitar las internas. El resto son puras especulaciones.

La semana que anticipó los tiempos en el PJ santafesino comenzó con el viaje de Perotti a Buenos Aires para tratar de acordar las candidaturas y termina con el pedido de licencia de la vicegobernadora Alejandra Rodenas, candidata número dos en la lista de Rossi. En el medio hubo tironeos y negociaciones, los sectores internos armaron sus propias alianzas y así quedaron conformadas las dos propuestas del Frente de Todos para las elecciones primarias.

El efímero amor del Frente de Todos santafesino

El espacio del gobernador Perotti postula al senador provincial de Rosario Marcelo Lewandowski, del sector de María Eugenia Bielsa, como primer senador nacional, seguido por María de los Ángeles Sacnun (CFK). El perottista Roberto Mirabella lidera la boleta de diputados acompañado por Magalí Mastaler de La Cámpora. Allí se observa un acuerdo entre el espacio de Perotti (Hacemos Santa Fe), su ex rival María Eugenia Bielsa y Cristina, aunque a Rossi “no le consta” que la vicepresidenta apoye esa estrategia.

Del otro lado quedaron el ex ministro de Defensa y líder histórico de La Corriente –pura cepa K– y la vicegobernadora Rodenas, con aval explícito de los senadores peronistas del Nuevo Espacio Santafesino (NES) que no ocultan sus diferencias con el gobierno provincial. Para las Paso hicieron alianza con el Movimiento Evita, que postula al concejal rosarino Eduardo Toniolli como primer diputado nacional, en una nómina en la que también hay dirigentes del massismo como Oscar “Cachi” Martínez y líderes gremiales como Patricia Mounier, del Sadop.

La división peronista cristalizada en el cierre de listas tiene una historia previa. Todos los sectores que ahora se alinearon con Rossi o con Perotti hicieron un acuerdo de unidad en 2019 que le permitió al rafaelino ganar la provincia luego de 12 años de gestiones del Frente Progresista. Pero en poco tiempo, los senadores del NES empezaron a mostrar autonomía y las diferencias entre ese bloque y la Casa Gris escalaron fuerte durante 2020, al calor de las implicancias políticas de la causa del juego ilegal y el enfrentamiento público entre el líder del NES Armando Traferri y el ex ministro de Seguridad Marcelo Sain.

Aquellas disputas dejaron sus esquirlas y el tema volverá a ocupar un lugar central en la agenda política a medida que se acerque la fecha de las elecciones. Desde el vamos, lo hizo notar Mirabella cuando aludió por elipsis al acuerdo entre Rossi y el bloque de Traferri: “Siempre dijimos que nuestro límite es la connivencia con el delito”.

La rápida reconfiguración del peronismo provincial, en el agitado 2020 de la pandemia y los conflictos institucionales, aceleraron el armado de Hacemos Santa Fe, el instrumento construido por el perottismo para tallar en la rosca chica del poder. Durante la presentación de ese espacio, dos meses antes del cierre de listas, Mirabella había enviado un mensaje directo a la Casa Rosada y al Instituto Patria: “No necesitamos que desde Buenos Aires nos digan lo que tenemos que hacer”. Ahora, casi en los mismos términos justificó Perotti su participación directa en las primarias legislativas.

Sin unidad: los principales frentes de la provincia van a internas

En el rossismo interpretaron desde un primer momento que la conformación de Hacemos Santa Fe tenía como meta final la construcción de una corriente liderada por el gobernador para tratar de imponerse políticamente sobre sus aliados en la gestión. El diputado Leandro Busatto, del sector de Rossi, se mostró en desacuerdo con la movida desde el primer día y opinó que Perotti, por su función, “debería estar por encima de cualquier discusión terrenal de la política santafesina”. Dos meses después, ya presentadas las listas, Rossi reiteró el mismo concepto aplicado a la interna provincial: “Le pusimos un freno al intento de hegemonismo del peronismo de Santa Fe. El eje político que estaba en discusión era evitar que nos roben el peronismo y se lo lleven a otro lado, reeditando un añejo proyecto reutemista”.

Más allá de la chicana de Rossi hacia Perotti –cuando le sugirió que pida licencia al cargo de gobernador para afrontar la campaña–, lo cierto es que la división en el oficialismo local tendrá un impacto aún difícil de prever en el ecosistema peronista y rebotará, también, en las estrategias de la Casa Rosada para la elección de medio término, donde se juegan no solamente las bancas del Congreso sino también la mirada que tiene hoy el electorado acerca de la primera mitad de la gestión, en plena pandemia y con un contexto de profunda crisis económica.

Es arriesgada la jugada del gobernador de anotarse como suplente en la lista de senadores. Lo obliga a no desatender la campaña, cuando más ocupado tiene que estar en la gestión. Aquel viejo axioma de todos los oficialismos, “la campaña es la gestión”, parece cobrar más sentido que nunca en esta elección intermedia. No obstante, Perotti está ante un aprieto: si no vence en las primarias, su poder se verá esmerilado no solo ante sus rivales circunstanciales sino ante la sociedad en su conjunto que lo eligió dos años atrás para administrar los destinos de la provincia.

La gobernabilidad en Santa Fe no está en jaque, pero la coalición oficialista se está desmembrando a una velocidad inimaginable. Es posible que en las próximas semanas haya reordenamientos en el gabinete, donde aun conviven en frágil armonía los sectores que se enfrentarán dentro de 40 días en las urnas. Del Frente de Todos al Frente de Algunos.

De aquí en adelante se intensificará la división en la Legislatura, un terreno que ya era hostil para el Ejecutivo y que ahora aparece como un campo minado. También habrá un gobierno más cerrado hacia sus propias bases; una coalición con menos socios que hace solo dos años.

Los motivos de Agustín Rossi para ir a internas en Santa Fe

A primera vista, la fractura política debilita al gobierno ante la sociedad. Y le impone a Perotti el doble desafío de sostener la gestión y hacer campaña para ganar las Paso. No obstante, es un error transpolar en forma lineal lo que ocurra en los comicios de medio turno con la situación de 2023, en la que se renovarán todos los cargos electivos nacionales, provinciales y locales.

La ciudadanía sabe diferenciar. Este año se eligen solamente concejales y legisladores nacionales. No están en disputa los cargos ejecutivos, ni el perfil económico, ni el modelo de provincia. Esa discusión va a ocurrir recién dentro de dos años. Pero una cosa está clara: las primarias de septiembre consagrarán nuevos liderazgos –o ratificarán los actuales– dentro de cada partido y frente político. Y las generales de noviembre serán la foto fidedigna del punto de partida hacia las elecciones de 2023. Esto recién empieza.

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