La deforestación del Amazonas alcanza su máximo en los últimos 15 años

La deforestación de la Amazonia aumentó un 22% en el último año, alcanzando su máximo en los últimos 15 años, según datos oficiales. Sólo en el último año desaparecieron 13.235 kilómetros cuadrados de selva: es casi el equivalente a todo el departamento 9 de Julio.

Está fijado en nuestra memoria el desastre ambiental que implicó la presencia de La Forestal en el desaparecido quebrachal del norte santafesino. Entre 1880 y 1960, La Forestal eliminó cerca del 90% de los bosques del chaco santafesino con el casi único objetivo de hacer durmientes para el ferrocarril y postes para la luz. Cuando arrasó con todo, levantó sus petates y a otra cosa. Uno de los departamentos más castigado por esta empresa extractiva fue 9 de Julio, que después de la expoliación transita un camino de pobreza del que no puede salir. 9 de Julio tiene 16.870 kilómetros cuadrados. Sólo entre agosto de 2020 y julio de 2021 la selva amazónica perdió 13.235 kilómetros cuadrados. Esa es la dimensión de la masacre ambiental que está llevando adelante el gobierno de Jair Bolsonaro.

La deforestación de la Amazonia se incrementó un 22% en el último año, alcanzando su máximo en 15 años, según los datos del Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil. A partir de imágenes satelitales, el organismo mostró que desaparecieron 13.235 kilómetros cuadrados de selva, el equivalente a un cuadrado de poco más de 115 kilómetros de lado.

No obstante, la cifra está lejos de los casi 27 mil kilómetros cuadrados que se deforestaron en 2004. Desde ese año, la superficie talada o quemada del pulmón mundial fue decreciendo hasta quedar por debajo de cinco mil kilómetros cuadrados, en 2012. En los últimos tres años, durante la presidencia de Jair Bolsonaro, la devastación aceleró, superando siempre los 10 mil kilómetros cuadrados anuales perdidos.

Durante el último G20, Bolsonaro centró su discurso en las supuestas políticas ambientales de su gobierno, apuntando a los medios de comunicación como fuentes de falsedades y desprestigio. “El himno nacional de mi país dice que Brasil es gigante por la propia naturaleza y estén seguros que nada cambiará eso. Vamos a continuar protegiendo nuestra Amazonía, nuestro Pantanal y todos nuestros biomas”, dijo el azote de Sudamérica.

“Tenemos el firme compromiso de continuar preservando nuestro patrimonio ambiental”, agregó Bolsonaro y enfatizó: “Lo que presento aquí son hechos y no narrativas. Son datos concretos y no frases demagógicas que rebajan el debate público y, en el límite, hieren la propia causa que fingen apoyar”.

El principal temor de la comunidad científica es que la Amazonia traspase un umbral, se seque y se transforme en una sabana. Ese proceso liberaría enormes cantidades de carbono a la atmósfera –algo que ya sucede en algunas zonas– y convertiría la ilusión de salvarnos del calentamiento global en una quimera estúpida.

 

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