atentado a cristina

Sólo el azar salvó a CFK. Hoy, la foto pudo haber sido la de su cadáver. El antiperonismo vuelve a mostrar el rostro que lo caracterizó en toda la historia argentina.

Las horcas, las bolsas de cadáveres, las antorchas encendidas, los dibujos con continuas vejaciones y torturas con los que se representaba a CFK, una y otra vez repetidos en las marchas. Cristina violada, Cristina golpeada, Cristina muerta. La habitual forma en la que se rotula a un espacio político, a toda una historia política, como si fuera un error, una anomalía, algo a borrar, que debe desaparecer. El cáncer del país.

El peronismo fue protagonista de varios capítulos de la historia argentina, muchos luminosos y otros muy dañinos para la vida del pueblo. El peronismo fue muchas cosas. Pero el antiperonismo siempre fue una sola cosa: una sombra de violencia feroz y bestial recorriendo los peores momentos de los últimos 70 años.

El antiperonismo fue el artífice y único responsable de la peor violencia política.

Los bombardeos de 1955, la proscripción posterior, sus dictaduras y gobiernos colaboracionistas, la dictadura sanguinaria de 1976 y, ahora, un magnicidio frustrado por la pura suerte son todos jalones enhebrados por los mismos argumentos y las mismas justificaciones. Salvar a la democracia, luchar contra la corrupción, enfrentar a quienes avasallan a las instituciones: el resultado siempre fue es y será el mismo. Sangre, sangre, sangre, sangre de los más pobres, sangre de los trabajadores, sangre de los estudiantes y pudo haber sido la sangre de la cabeza estallada de Cristina Fernández de Kirchner.

Hoy la foto debería ser la del cadáver de Cristina. Su saco manchado de sangre, la cara deformada, la carne reventada, el cuerpo desarticulado en el asfalto. Es así con todas las letras. Hoy la foto debería ser la del cadáver de Cristina con su rostro destrozado.

Hoy la foto debería ser la del cadáver de Cristina con su rostro destrozado. ¿Se entiende?

En nombre de la paz y la concordia, en la denuncia contra la crispación y la confrontación, una y otra vez el antiperonismo hace responsable al peronismo por la violencia política que sufre el peronismo. Fue así siempre, sigue siéndolo.

Con gorilas no habrá nunca democracia. Y con democracia serán enfrentados.

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