El Mundial 2022 se jugó en un país inhóspito sin historia futbolera y lleno de lujos. Allí Argentina ganó su tercera Copa.

Antes de comenzar el Mundial destacamos en Pausa que llovían las críticas sobre Qatar, y motivos no le faltaban. Pero esas críticas salían desde occidente, este lugar del planeta que habitamos, el lugar en el mundo donde abundan las esclavitudes modernas y hacen fila para hacer negocios turbios con los cuestionados árabes.

Fue una Copa del Mundo muy distinta, empezando por la época del año, por ser la primera en Medio Oriente, en un país árabe musulmán, con pocos europeos y por un cariño enorme hacia la Albiceleste. El famoso lado oscuro de la luna qatarí ya lo sabíamos, la corrupción compartida entre los millonarios de Medio Oriente con los empresarios y dirigentes de occidente también, el lujo de Doha nos aparecía en todas las vidrieras de turismo, la homofobia y el rol de las mujeres nos seguirán dando tanta bronca como los miles de muertos en la construcción de los estadios, lo que nunca supimos es que Argentina volvería a tener una cita con la gloria.

Qatar apareció por primera vez en la historia del fútbol argentino en abril de 1995, con el título en el Mundial Sub-20. José Pekerman había presentado un proyecto que pretendía abastecer al seleccionado mayor con los futbolistas formados en Ezeiza y cambiar la conducta de los juveniles, luego de la mala imagen dada en el Mundial de Portugal, en 1991, y que llevó a la suspensión de participar en la Copa del Mundo Sub-20 de Australia 1993.

Ese equipo de José marcaría un destino que atraviesa mucho más que un país y una cultura diferente. Aquel Qatar 1995 con los pibes Sorín, Ibagaza, Irigoytía, Pena, Coyette apenas tenía 500.000 habitantes, no había grandes edificios, la arena cubría muchas de las actuales calles de Doha y los grandes lujos de la capital qatarí recién estaban asomando en las ideas de los jeques. Aquel Qatar fue una señal, 27 años después la podemos celebrar.

Y si decimos celebración, podemos agregar: veneración, que fue lo que hicieron con Messi en tierras árabes. Por siempre quedará la foto de Lionel con esa túnica tradicional qatarí destinada únicamente a las élites o a figuras muy destacadas, una prenda que luce el mismísimo emir de Qatar Tamim bin Hamad Al Thani durante el día nacional del país, que justamente se celebró el domingo 18 de diciembre.

 

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