Mauricio Kartún. Foto: Gentileza producción.

Una entrevista con el reconocido dramaturgo y director argentino en ocasión de la función de "La vis cómica" en el Teatro Municipal.

Mauricio Kartun habla con Pausa desde la platea de la Sala Mayor del Teatro Municipal 1° de Mayo. Vino de visita para brindar un seminario de dramaturgia y presentar una función de La vis cómica. Es su última obra luego del éxito de crítica y cartelera de Terrenal. Pequeño misterio ácrata, que estrenó en 2014 y abrió el VII Festiclown en 2019.

Hará muchas veces una aclaración: estrenó muchas obras, pero escribió muchísimas más. Lo dice para separar una cosa de la otra porque escribir se hace escribiendo, entrando en ese flow, haciendo silencio para que el teatro juegue a la seducción, para que suceda. Llegar al estreno es otro asunto, señala.

Fue en el coliseo santafesino donde Kartun empezó su carrera como director teatral, con la producción El clásico binomio, “gracias a la generosidad de Jorge Ricci y Rafael Bruza”, destaca. La obra del grupo Llanura, estrenada en agosto de 1988, recorrió el país y América Latina y abrió para el director un camino escrito con su lenguaje propio, de picardía e inteligencia de recursos, con una poética recursiva y del territorio, tanto el social y el afectivo como el teatral.

En Argentina, una plaza teatral gigante, “Santa Fe es un lugar muy reconocido de una cantidad de artistas, originalidad y personalidad muy grande. Se ven las herencias que han quedado, es una ciudad que demuestra que se puede ser original y se lo está diciendo a la generación que sigue”, afirma Kartun. En el país, reflexiona, “pasamos momentos muy críticos, hace 30 años teníamos la sensación de que el teatro estaba muriendo. De pronto, cobró una fuerza…Cuando empecé a dar clases de dramaturgia, los grupos en Buenos Aires eran dos y yo agregué un tercero, es decir, éramos tres docentes. En este momento hay un centenar de talleres. Un amigo español me decía ‘pero hombre, estrenan 400 espectáculos. Tú no los puedes ver, cómo pueden estrenar tantos espectáculos que alguien no los pueda ver’. ¡Es patético! (se ríe). Tiene que ver con una capacidad de producción extraña que tenemos. Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Rosario, Tucumán, son ciudades donde ha habido siempre producción profesional y cantera de nuevos artistas, gente con estéticas propias que no copian a lo porteño ni lo europeo”, explica.

Hoy, Kartun dice que el teatro es el mismo de siempre, que va encontrando nuevas -interminables- formas poéticas. Habla de la creación, la dramaturgia y la escritura como procesos orgánicos, que necesitan cuerpo, espacio y palabra. Que no nacen del mundo de las ideas sino del de la imaginación: de la rareza, de aquello que nos conmueve sorpresivamente y hace que nos guardemos un objeto random en el bolsillo o que paremos la oreja en una conversación casual, para anotar una frase en nuestro cuadernito.

–Entre Terrenal y La vis cómica, ¿cuál es la continuidad en cuanto al trabajo con los grandes personajes, arquetípicos, que solés traer?

–Hay una continuidad estética, no temática y probablemente tampoco en lo específico estético literario. Pero, sí en ciertos procedimientos, en el bufón, como hablaste recién, en el uso de la ruptura de la Cuarta Pared, los saltos, algo que se termina configurando como parte del estilo propio. Uno ya pierde el temor a repetirse y se repite con alegría. En La vis cómica encontrarán las dialécticas de los distintos tipos de payasos, que también usé en Terrenal, eso que llamamos estilo.

–Entonces, ¿lo que a veces es nombrado como tabú puede ser reconocimiento del propio estilo?

–El fenómeno de la originalidad, o la necesidad de la originalidad, es algo que uno va perdiendo con el tiempo. Tiene mucha importancia en las primeras producciones de un artista, en tanto justamente se ve su capacidad de variar. Con el tiempo, lo que uno descubre es que, por el contrario, cuando tu producción artística está demandada, también hay algo de demanda de repetir aquello que el público espera. Ya no es resignación, no tiene que ver con no saber cómo hacerlo de otra manera, si no alegría: voy a repetir aquello que de alguna manera sé que están esperando.

–¿Qué lugar tiene la idea de lo patético para vos?

–En mi producción está muy presente, es una herencia natural de ciertas formas genéricas naturales, fundamentalmente el Grotesco es un género en el cual lo patético es inseparable. A veces, es difícil producirlo, encontrar cuál es el límite de lo patético que no te lleva a zonas anacrónicas o que, por el contrario, no se vuelve definitivamente paródico. Es un hilo muy fino sobre el que hay que trabajar, pero cuando se consigue, es sumamente poderoso.

–En La vis cómica todos los roles técnicos están ocupados por mujeres. ¿Cómo se arman tus equipos de trabajo?

–En principio, en el caso de nuestra escenógrafa y vestuarista, por una cuestión de continuidad amorosa. Con Gabriela (Fernández) trabajamos desde mi primera producción y yo no me imagino trabajar sin la posibilidad identitaria que me da el compartir con su estética. En el caso de Leandra (Rodríguez), ya llevamos diez años con Terrenal, de convivencia, de viajar a las giras. En esta obra quien se agrega felizmente es Malena Bernardi, en un rol fundamental de asistencia artística y de producción. Por otro lado, en el caso de Terrenal, apareció como una forma compensatoria necesaria. Yo creo mucho en las energías de género, en que tienen algo arquetípico. Los hombres podemos deconstruirnos, lo que no significa que cuando estamos tres horas juntos no volvamos a ser manada, no aparezca algo de eso que llamamos macho alfa, que el joven no le dispute el lugar al viejo, donde no aparezca lo peor del género humano masculino.

Durante muchos meses ensayamos aquella obra un grupo de cinco hombres. En un momento, empecé a sentir que no funcionaba y pensaba qué era….estoy tratando de encontrar cómo decirlo sin ser grosero….era que tenía un olor a macho que asustaba. Se nos había puesto futbolero en el peor sentido de la palabra: como competencia, como humor fuerte, de barrabrava. Había cobrado una estética que yo sentía que degradaba otros espacios sensibles de la obra que no podían aparecer en esa comunión sensible de esos cinco hombres, que creaban de alguna manera un espectáculo que los representaba a esos mismos cinco hombres cuando se sentaban a tomar cerveza después del ensayo, era natural. Cuando finalmente se incorporaron Gabriela y Leandra, el espectáculo pegó un giro precioso. Aparecieron una sensibilidad, una seducción, un respeto y una forma de humor diferente. La presencia de esas dos creadoras, en realidad, dio vuelta por completo lo que teníamos ensayado durante meses. Cosas que estaban naturalizadas estallaron y se cambiaron por otros. Creo mucho en esos equilibrios, porque todo lo que hacemos tiene que ver con un fenómeno social. No es lo mismo trabajar con un maestro que con un discípulo, tiene que ver con quién estamos. Cuando armo grupos pienso mucho en eso, no sólo en la mejor actriz y el mejor actor, sino en cómo va a funcionar como equipo. ¿Cómo vamos a hacer cuando llevemos ya cuatro meses y empecemos a ponernos ansiosos porque las cosas no salen? Por eso muchas veces tengo actrices y actores que vuelvo a convocar porque son una presencia creativa muy fuerte y muchas otras veces me animo con gente que no conozco, a las que primero trato de averiguarles muy bien el carácter, el don de gentes. Siempre digo que los mejores espectáculos salen cuando se arman grupos que pueden ir a comer juntos, cuando hay comunión. Trato de armar comuniones.

La obra

Ambientada en el llamado Siglo de oro del teatro, La vis cómica trae las desventuras de una compañía teatral española itinerante que llega a Buenos Aires en la época del Virreinato. La encabeza Angulo el Malo, un comediante mediocre que convenció a sus colegas de buscar nuevas oportunidades en América.

El elenco está integrado por Horacio Roca, Luis Campos, Cutuli y Stella Galazzi. El diseño de sonido está a cargo de Eliana Liuni; el de iluminación, de Leandra Rodríguez; la escenografía y el vestuario, de Gabriela Aurora Fernández; y la asistencia artística y de producción, de Malena Bernardi.

Encuentros en el teatro

Con los seminarios de iluminación a cargo de Leandra Rodríguez y de dramaturgia a cargo de Mauricio Kartun inició “Encuentros en el Teatro”, un ciclo anual de formación teórica, técnica y práctica que organiza la Municipalidad para creadores, emprendedores y diseñadores del campo cultural. Las propuestas continúan con encuentros sobre dirección y puesta en escena y de técnica vocal para actores, actrices y cantantes; con Luciano Delprato y Luna Monti. Además, se anunciarán nuevas propuestas para la segunda mitad del año.

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