Con casi 13 mil votos, Gastón “Tati” Restagno llegó al Concejo, llevando consigo toda la fuerza de los movimientos sociales y de las nuevas generaciones: “Tenemos la responsabilidad de demostrarle a la sociedad que la política sirve”.
La vereda está repleta, y la calle retumba con el repique de los tambores. Luego del hit “El que no salta votó a Milei”, llega un cántico histórico que suena más vigente que nunca, signo de los difíciles tiempos que corren: “Como a los nazis les va a pasar / Adonde vayan los iremos a buscar”. Restagno
Es una de las noches más frías del año en Santa Fe, pero poco le importa a la militancia que llena la casa de Patria Grande en Santa Fe, el búnker del frente Santa Fe en Común, que hoy festeja el resultado de una elección histórica. Con 12.881 votos, Gastón “Tati” Restagno ingresó al Concejo, llevando consigo toda la fuerza de los movimientos sociales y también de las nuevas generaciones: desde diciembre, será el edil más joven del cuerpo.
La foto de hoy es, en realidad, parte de una película que comenzó hace mucho tiempo. Ya en 2023, Restagno había encabezado la lista de Santa Fe en Movimiento, en la que confluían Patria Grande y diversos movimientos sociales con la idea de llevar al Concejo la voz y la experiencia militante de los barrios populares, que no se sentían identificados con ninguna de las ofertas políticas disponibles en la ciudad.
“No nos sentimos representados por ningún partido político, y decidimos construir nuestro propio partido y aliarnos con quienes nos encontramos en los territorios todos los días para mejorar la vida de la gente", expresaba entonces Restagno, que hoy corporiza también un reclamo por un recambio generacional en la dirigencia.
Hace dos años los votos no alcanzaron, pero aquella experiencia frentista plantó una semilla que hoy dio sus frutos. El rostro de “Tati” lo dice todo: el cansancio acumulado de una campaña a pulmón, compitiendo casi sin recursos contra el aparato municipal de María Luengo, contra el PJ y el “Profe” Medei –con el Cachi Martínez detrás- y con Ana Cantiani y el apoyo presidencial; y la alegría inmensa de haber conseguido algo que, por momentos, parecía inalcanzable. “Se abre una nueva etapa: vamos a dar batalla a estos libertarios y radicales que gobiernan la ciudad”, exclamó eufórico hace unos minutos en su discurso.
“Dimos batalla, construyendo con austeridad una propuesta política que nunca negoció ni dejó de lado sus convenciones”, relata ahora Restagno en el primer piso del búnker, en un cuartito que nos refugia del ruido ensordecedor de la planta baja. “Cuando decidimos construir este frente dijimos que teníamos que unirnos con un mismo propósito: hacer de Santa Fe una ciudad más humana. Ese propósito nos ayudó a juntarnos con distintos sectores de la política: los que vienen del peronismo, los que vienen del ex Frente Progresista Cívico y Social, y otros que venimos por fuera de los partidos tradicionales. A ese frente lo unimos con un programa y ahora tenemos la responsabilidad de llevar al Concejo esa agenda que construimos juntos a los vecinos y vecinas y a las redes de instituciones, que es la agenda de tierra, techo, trabajo, salud, seguridad y educación”.
En materia de seguridad, Restagno planteó una estrategia de tres niveles organizada en torno a un programa de reincidencia cero, a un rediseño del patrullaje la Guardia de Seguridad Institucional con corredores seguros, y a una agencia antilavado de dinero. Otras propuestas concretas tienen que ver con el trabajo: la reactivación de la industria y del cordón frutihortícola del área metropolitana y los incentivos a comercios, pymes y cooperativas, principales generadores de puestos de trabajo. Además, propuso un plan estratégico de superación definitiva de la situación de calle, el impulso a la vivienda social y la prohibición de los alquileres temporales en áreas específicas.
“Tierra”, “techo” y “trabajo” se pueden leer, también, impresos en letra grande en el hall central, por encima de los banners con frases del Che, de Evita y del Diego, entre otras figuras; como marcando un horizonte insoslayable para todo el accionar militante. La importancia de contar con un programa ordenador y el propósito final de lograr “una Santa Fe más humana” también son conceptos centrales de Patria Grande a nivel nacional y remiten a la referencia de Juan Grabois, que en la víspera de la elección explicitó su apoyo a la candidatura de Restagno: “Quiero pedirles el voto por un pibe extraordinario que dejó su vida, su cabeza, su corazón y su cuerpo por su pueblo, sobre todo por los más humildes. Está bueno tener una voz que confronte contra el gobierno corrupto, inhumano de Milei, que esté dando la pelea ahí todos los días, y que sabemos que no va a dejar sus convicciones en la puerta del Concejo”.
“El que no salta es liberal”, cantó la militancia hace unos minutos debajo del escenario. Sin dejar de tener los pies y la mirada en Santa Fe, Restagno no escapa a la agenda nacional, algo que dejó en claro en el debate televisivo de candidatos, en el que confrontó de forma directa con la candidata libertaria Ana Cantiani por el programa de miseria planificada que lleva adelante el gobierno de Milei.
El trabajo cotidiano de Patria Grande está organizado en diversos dispositivos protagonizados por los sectores populares y por todo el descarte de ese modelo de crueldad: la población en situación de calle, las personas con consumos problemáticos de sustancias, las cuadrillas de trabajo de los barrios populares, las niñas y los niños que encuentran en el arte, la cultura y el deporte un refugio de la violencia y la deshumanización. “Gracias a esos dispositivos ya tenemos los modelos de política pública que vamos a multiplicar una vez que lleguemos al Concejo”, afirma Restagno.
—Nosotros venimos construyendo hace mucho tiempo en los barrios populares de nuestra ciudad. Solamente nos faltaba construir una plataforma política. Nos juntamos con otros sectores, construimos este frente y en estas elecciones tuvimos un crecimiento del 40% entre las PASO y las generales, con menos electores. Ahí creo que hay algo interesante, que es la unidad del campo popular.
—¿Cómo se explica este resultado siendo una fuerza nueva y compitiendo en desigualdad de condiciones en un contexto de tanta apatía, con mucha abstención?
—Había apatía, desesperanza, desinformación, y eso en un contexto en el que hay una oleada reaccionaria. El clima de época no acompañaba. Nosotros como nuevas generaciones tenemos una responsabilidad, que es decirle y demostrarle a la sociedad que la política sirve. Es necesario que tengamos la responsabilidad necesaria para no contaminarnos de la política tradicional. Ya generamos los anticuerpos construyendo cada uno de nuestros dispositivos. Tenemos que llegar para transformarlo todo, y ese va a ser uno de los grandes desafíos.
—¿Cómo se logra no contaminarse? ¿Cómo se logra que esto no sea un punto de llegada sino de partida?
—Nunca olvidarse de dónde uno viene, nunca dejar de lado las convicciones, nunca esconderse ni disfrazarse de nada, y seguir trabajando como lo venimos haciendo hace más de 10 años en los barrios populares, en las fábricas, en los distintos dispositivos en los que le tendemos una mano a los pibes y las pibas, que son los que peor la están pasando.
El soundtrack de fondo ahora pasa de Señor Cobranza a Se viene, el cancionero tradicional de la resistencia antimenemista y del “que se vayan todos” de 2001, experiencia de la que todos los movimientos sociales que conforman Santa Fe en Común son herederos directos. 25 años después, el descrédito de la política tradicional parece conducir más a la apatía que al impulso por construir salidas revolucionarias a la crisis: más del 50% del padrón no fue a votar, en lo que fue la participación más baja en la historia desde la recuperación de la democracia.
Pablo Landó, quien perdió con Restagno el pasado 13 de abril en unas reñidas internas, considera que los espacios de la política tradicional tienen buena parte de la responsabilidad a la hora de dibujar un panorama de desgano y desinterés, en el que no parece haber lugar para propuestas originales: “Nos instalaron una elección de tres tercios en la que no había nada más, había solo tres fuerzas, ni en las crónicas describían que existíamos. Pero nosotros confiábamos mucho en el laburo que teníamos en cada barrio, en cada institución, con cada laburante con el que pudimos hablar. Golpeamos las puertas de los vecinos buscando que la gente se anime a votar diferente”.
—Este resultado es una buena noticia para los sectores populares y una mala noticia para los sectores concentrados de la política y de la economía de esta ciudad –destaca-. Nosotros vamos a plantear un Concejo de puertas abiertas, y vamos a generar una dinámica política distinta en la que la gente va a entrar al Concejo. El Tati decía ‘la lapicera la va a tener la gente’. Esa va a ser la fuerza necesaria para avanzar con ordenanzas municipales que le cambien la vida a la gente.
—¿Cómo se llegó a alcanzar este objetivo?
—Esto es el resultado de un trabajo de construcción frentista. Somos fuerzas que venimos de construcciones que todos los días le cambian en algo la vida a la gente, sobre todo a los sectores que menos tienen. Cuando una mamá está desesperada porque tiene un pico de adicción, viene a nuestros espacios. Cuando no hay para comer, se acercan a un comedor, a una copa de leche. Las escuelitas deportivas, el laburo con gente en situación de calle...La verdad que vivimos un presente muy difícil. Tenemos claro que los sectores que gobiernan el país son reaccionarios, y que la política en la provincia y en la ciudad, lejísimos de contrarrestar ese escenario de desigualdad, lo terminan profundizando. La elección de hoy es una muy buena noticia. De una vez por todas van a ingresar en el Concejo los movimientos populares, las organizaciones sociales, la agenda de los barrios históricamente postergados.
Para cuando terminamos la charla, el rock ya dio paso a la cumbia, y la pizza y el vino empiezan a circular de mano en mano para dar rienda suelta a un festejo que se extendería durante horas. “Acá no se rinde nadie”, reza la larga bandera que se despliega por encima de nuestras cabezas, y que funciona de dos maneras: como síntesis del trabajo llevado a cabo durante años que hoy desemboca en el Concejo; y como horizonte, para que el punto de llegada se convierta en un nuevo punto de partida, y que el día de mañana una Santa Fe más humana sea una realidad.