La política en el imperio se renueva. Bernie Sanders fue derrotado en la interna demócrata, pero la victoria de Donald Trump fortaleció su posición en el partido. En el New York Times, publicó una extensa nota con una consigna: "cambiar de rumbo de modo muy fundamental".
"Estamos en un momento crucial de la historia norteamericana", y por ello hay que "congregar a la Norteamérica de las bases en todos los estados y alzarse contra la codicia de la clase multimillonaria". Estados Unidos avanza a un horizonte desconocido en su breve historia de imperio, con el fortalecimiento de las potencias asiáticas, la transformación tecnológica de todas las esferas de la vida humana –sobre todo, el trabajo–, el progresivo y continuo deterioro ambiental y la feroz crisis interna que se expresa hasta en el aumento de mortalidad de su varones blancos pobres. El triunfo de Donald Trump es una distópica tristeza, pero también es un resultado de esa convulsión. El ciclo político del clan Clinton quedó cortado de cuajo por su incapacidad de leer los cambios y su apremiante dirección. Al interior del partido Demócrata se buscan respuestas y, ante ello, la figura del senador por Vermont Bernie Sanders volvió a cobrar protagonismo.
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Estados Unidos posee una larga trayectoria de movimientos sociales y populares, acaso licuada en la memoria por la indemne y devastadora estructura económica y cultural que fundara la presidencia de Ronald Reagan en el país del norte.
En el sitio Sin permiso, Lucas Antón tradujo la nota del New York Times del 13 de junio pasado, donde Sanders titula: "Cómo pueden dejar de perder elecciones los demócratas". En ella, Sanders hace una fuerte defensa de la existencia y expasión de la salud y la educación públicas, de la reforma impositiva progresiva dirigida a exigir más a los que acumulan más riqueza, de la inversión del Estado en obra pública, de la lucha contra el cambio climático, de políticas judiciales y de seguridad en contra del encarcelamiento masivo y de una reforma migratoria inclusiva con los indocumentados.
La evaluación del modelo económico financiero norteamericano es tajante:
Una enorme mayoría de norteamericanos entiende que nuestro actual modelo económico representa un funesto fracaso. ¿Quién puede honestamente defender el grotesco nivel actual de desigualdad en el que el 1% superior posee más que el 90% que está por debajo. ¿Quién cree que está bien que, pese a un incremento significativo de la productividad de los trabajadores, millones de norteamericanos necesiten dos o tres empleos para sobrevivir, mientras el 52% de todos los ingresos nuevos acaba en el 1% superior? ¿Qué persona que afirme tener sentido de la moralidad puede justificar el hecho de que la gente más rica de nuestro país disfrute de una esperanza de vida de cerca de quince años más que nuestros ciudadanos más pobres?
El suicidio masivo de los blancos pobres en la pesadilla americana
Frente a ello, Sanders plantea una nueva estrategia para los demócratas: "hay demasiada gente en nuestro Partido que se agarra a una ideología excesivamente precavida, centrista. El principal empuje del Partido debe consistir en convertir la política en algo de relevancia para quienes han perdido la confianza en la democracia y en llevar millones de nuevos votantes al proceso político. Debe estar preparado para emprenderla contra la ideología extremista de derechas de los hermanos Koch y la clase multimillonaria, y para luchar por una economía y un gobierno que trabajen en pro de todos, no sólo del 1%".
