Ayer, mientras nos íbamos encontrando frente a la Universidad con amigas y compañeras, pensábamos, nos preguntábamos, si estamos siendo parte de un hecho histórico, de uno de esos momentos bisagra en los que algo cambió para siempre. Las respuestas, a esa temprana hora de la tarde, eran algunos “seguramente”, un tanto precavidos y expectantes.

Pero a la noche, cuando descansábamos de la larga caminata en la Legislatura, la respuesta ya era una convicción: si, este es un momento histórico y los estamos forjando la diversidad de mujeres que somos.

La marcha de este #8M fue la más grande que haya visto alguna vez Santa Fe. Al menos siete cuadras colmadas de mujeres y femeneidades de todas las edades, colores, clases y sentires. Casi todos los partidos políticos, gremios, organizaciones sociales y barriales, colectivos de artistas, centros de estudiantes, mujeres que fueron solas pero que nunca estuvieron más acompañadas.

Más allá del número, siempre tan difícil de calcular en marchas y actos masivos, fuimos miles y no sólo ayer. El agite feminista fue creciendo semana a semana y lo que se vió y vivió el jueves 8 fue sólo un punto alto, muy alto, de la lucha y militancia diaria.

Desde febrero la Mesa Ni Una Menos Santa Fe comenzó a pergeñar en masivas asambleas cada una de las acciones camino al #8M. Entre ellas, el repudió al monumento a Carlos Monzón a 30 años del femicidio de Alicia Muñiz, que tuvo gran cobertura y repercusión a nivel nacional, y la jornada que copó el Parque Federal el miércoles 7 por el Día de la Visibilidad Lésbica, con un centenar de pibas jugando al fútbol, cantando, realizando intervenciones artísticas y feria de emprendedoras. Fue una previa de lo que se viviría al día siguiente en las calles de la ciudad.

El 8 de marzo comenzó con un paro que se sintió, que fue mayor al del año pasado porque el mensaje, y la presión de la militancia feminista, llegó a los espacios de decisión: el gobernador Miguel Lifschitz desobligó a las trabajadoras estatales, los gremios docentes adhirieron, el transporte público fue gratuito para que las mujeres de toda la ciudad pudieran llegar al lugar designado para concentrarse, en Bulevar y San Jerónimo.

Aunque la convocatoria era a las 17:30, ya una hora antes había grupos en las inmediaciones preparándose: armando carteles, pintando consignas en sus cuerpos, grafiteando la calle, tomando mates y porrón, obvio, esto es Santa Fe.

Desde ese momento ya se percibía lo que se iba a vivir minutos después, las adolescentes se iban a quedar con el protagonismo de la jornada. Y es que la presencia de pibas muy jóvenes fue masiva y visible. Grupos de amigas que se habían hecho remeras con consignas, pelos teñidos de violeta, glitter, pancartas. No es un dato menor tanta menor marchando, el futuro del movimiento feminista ya está activando.

El camino hacia la Legislatura fue largo, unas 24 cuadras por donde la marea violeta y verde “aborto legal” cantó y bailó, donde se sucedieron encuentros y abrazos a cada paso, donde se vitoreó a varias mujeres que desde las ventanas y balcones de sus trabajos agitaban el paso de la manifestación. Pura hermandad con aquellas que no pudieron sumarse, o que lo hicieron como pudieron y las dejaron.

Hubo un desvío obligado y planificado cuando la columna, encabezada siempre por la bandera de la Mesa Ni Una Menos, llegó a la intersección con Tucumán. Allí se rodeó la plaza San Martín para manifestarse algunos segundos frente al Ministerio Público de la Acusación, para reclamar justicia y acción frente a la violencia machista al grito de “yo sabía que a los violadores los cuida la policía y los jueces”, y frente al Ministerio de Seguridad, donde se vivió uno de los momentos más emotivos de la jornada. En las puertas del edificio, una intervención artística de mujeres con guardapolvos manchados de sangre, recordó y pidió justicia por Vanesa Castillo, la docente asesinada en Alto Verde.

La marcha continuó por Primera Junta buscando retomar calle San Jerónimo. En esa esquina, frente al Tribunal Oral Federal, estaban las fotos de las santafesinas detenidas y desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar, intervención que fue acompañada por aplausos y el canto unánime de “como a los nazis les va a pasar, a dónde vayan los iremos a buscar”.

Con la caída del sol, entre los nubarrones que amenzaron toda la tarde con una tormenta que nunca llegó, las miles de mujeres santafesinas que se sumaron a una jornada histórica y masiva a nivel mundial, concluyeron su andar frente a la Legislatura, donde las esperaban un centenar de mujeres y varones. Allí, sobre un gran escenario teñido de violeta, comenzaron a leerse las adhesiones y tuvo lugar otro emotivo momento: el reconocimiento a Ottilia Acuña, una de nuestras inoxidables madres de la plaza, quien también aguardaba la llegada de la marcha entre besos y abrazos.

Foto: Gabriela Carvalho
Foto: Gabriela Carvalho

La lectura del documento, consensuado por las más de 80 organizaciones que conforman la Mesa, fue aplaudido y acompañado en cada oración. Un documento contundente, sin pelos en la lengua, sin medias tintas. Un documento de nueve páginas donde el movimiento de mujeres se plantó como lo que es: el movimiento político, social y cultural más activo, efervescente y avanzado de la Argentina.

Se pidió justicia por las muertas a mano de femicidas, que ya son casi 50 solo este año; por la igualdad salarial, por una repartición equitativa de las tareas de cuidado y del hogar; se condenó el abuso en todas sus formas y expresiones; se exigió educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro y gratuito para no morir.

También se repudió el modelo neoliberal llevado adelante por el gobierno de Macri, se demandó el cese de despidos y suspensiones, la derogación de la reforma previsional, el rechazo al Pacto Fiscal al que adhirió la provincia y se exigieron paritarias libres, sin techo y que incluyan las demandas de género.

Algunos opinólogos de los medios masivos dicen hoy que estas últimas demandas “se colaron” en los documentos, que son “insólitas” y que no tienen nada que ver con los reclamos históricos del movimiento feminista, como si el trabajo, los despidos y las jubilaciones no nos afectaran a las mujeres. Todavía hay muchos que creen que de estos temas sólo pueden hablar, analizar o reclamar los varones. Bueno, no.

El #8M de 2018 Santa Fe tuvo su movilización más grande hasta la fecha y la hicimos las mujeres. Fuimos miles, fuimos diversas y marchamos por todas, por las que querían estar y no pudieron, por las que ya no están, por las que vendrán y también por las que no entienden por qué marchamos, a todas ellas también las esperamos.

Cuando ya pasaron varias horas de la fiesta que fue este día histórico, se siente una resaca emocional que pide más. Les deseo a todas, y a todos, formar parte alguna vez en su vida de una fuerza colectiva tan poderosa y embriagadora. Hoy ya no somos las mismas, el futuro llegó: el presente ya es feminista.

Las mujeres hicieron temblar como nunca al viejo Santa Fe

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