Caravana antifascista 

Marcha Antifascista 2025

Candela Cabré escribe una crónica del paso de la Marcha Federal del Orgullo por Santa Fe. "Parece que hubiesen escupido sobre la arteria santafesina una manada multicolor de antifascistas", dice. Y tiene razón.

Este sábado los santafesinos se manifestaron en la calle contra los dichos de odio y las políticas anti derechos del presidente Javier Milei. De carácter multisectorial, la movilización adquirió un matiz diferente: la de aquellos que se unen contra un mismo enemigo.

“Le quiero hablar a todas las personas que están viendo desde un balcón o una transmisión en vivo y están pensando: ‘Yo soy gay pero estas marchas no me representan’. Yo estuve de ese lado. Hoy me doy cuenta que por los años y por las vidas de otras personas puedo caminar con mi pareja de la mano sin miedo a que me maten”, vocea un tipo prendido al micrófono.

Se presenta como Asiel y no especifica su bandera política, su religión ni organización de pertenencia. Entre la gente que escucha expectante, una mujer de unos cuarenta y tantos años se gira hacia la chica parada a su lado. No parece conocerla de nada. “Nos cagaban a palos. Antes cuando salíamos a la calle, nos cagaban a palos”, le comenta y su boca se vuelve una mueca torcida. Casi como si fuera una sonrisa dada vuelta.

Santa Fe es antifascista

Popurrí

Rojo, amarillo, verde, celeste, rojo. Nestor, Cristina, martillo, verde. Sobre las cabecitas ardientes ondean las consignas. Rosa, celeste y blanco. De nuevo rojo. El cemento levanta vapor ardiente, la remera se impregna a la piel y el agua en el termolar alcanza los 100 °C. Unas cholitas de abrojo y una remera de Divididos talle 14 para niños. Una camiseta con el estampado tironeado por el lavarropas: “Soy ese 45% que no entregó el país”. Antifascista

La caravana que compone la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirrasista de Santa Fe comienza a ubicarse sobre Boulevard Gálvez frente a la Plaza Pueyrredón alrededor de las 18:20. Mientras resuenan en conjunto los tambores y las cuerdas vocales quebradas por la furia. “Olé, Olé, Olé, Olá, ¿Qué va a pasar? A dónde vayan los iremos a buscar”.

La gente se apretuja contra el cordón, otros se paran sobre un desnivel de la vereda para encontrar algún rostro familiar. Parece que hubiesen escupido sobre la arteria santafesina una manada multicolor de antifascistas. Los rostros diversos desencajan unos con otros. Chalecos con las siglas ADUL comprimen el pecho de señores de cabellos blancos. Una bandera inmensa cruza transversalmente la calle, en ella se lee CCC (Corriente Clasista y Combativa). Más adelante, el carmesí de los paños identificatorios contrasta con el celeste del cielo. Antifascista

Lentes de metal grueso, bigotes tupidos, pantalones grafa y camisas a cuadros con mangas largas. Los hombres de ceño fruncido acompañan la moción de la marcha y a pesar del calor sofocante, no abandonan su pasión por el buen vestir. Jubilados y jubiladas, hasta aquellas señoras de barrio Candioti con sus cabellos recién tintados de rubio platinado abandonan la comodidad del aire acondicionado para tomar lugar en la calle. Antifascista

Se entremezcla el brillo y la pluma con los soles dorados del Frente de Todos, la libre expresión de las identidades con las fotografías de desaparecidos que cuelgan de los miembros del Foro contra la impunidad y por la justicia. El pueblo anuncia en el espacio público que la libertad que quieren ofrecernos, tiene sabor amargo. “Esta lucha no es solamente de las mujeres y las diversidades, sino de todo el pueblo argentino que está harto de que nos avasallen los derechos”, expresará posteriormente la Secretaria de la CTA Autónoma de Santa Fe, Claudia Baigorria.

Nada está asegurado

Los viejos trocitos de tela verde y morado han sido desempolvados del armario, cuelgan brillantes de mochilas, adornan las muñecas de alguna mujer. Una niña se aferra con nudillos blancos a un cartel que reza: “Contra todos los odios, el amor puede más”. Unos metros más adelante dos muchachos de la mano llevan puestas remeras que juran: “Tu fe tampoco puede cerrarse en un closet”. Por encima de la inscripción, la cruz de Jesucristo adorna el logo del grupo de jóvenes CENTU. Antifascista  Antifascista

Organizados y encabezados por la Mesa del Orgullo de Santa Fe, los ciudadanos de la capital provincial atraviesan las siete cuadras que separan la Pueyrredón de El Molino Fábrica Cultural, donde culminaría la movilización en una asamblea con micrófono abierto. ¿El combustible para tal hazaña en pleno febrero? La bronca organizada tras el discurso fascista del presidente Javier Milei en el foro Davos y la promesa del funcionario de erradicar todas las conquistas en materia de derechos humanos. Para las 19:20, una hora después del comienzo de la movilización, las personas arriban a destino.

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Foto: Victoria Carballo

La explanada del Molino es testigo de los miles de individuos que copan poco a poco el cemento. Cuando el espacio se ve ocupado casi en su totalidad, Fanático de Lali revienta los parlantes. Una lluvia de espuma y vitoreos recibe a las tres cuadras de personas que aún no logran encontrar un lugar para asentarse. Repetidas veces, el micrófono es utilizado para incitar a la multitud a ubicarse en el espacio que se encuentra sobre Pedro Vittori, allí donde el trencito grafiteado es utilizado por las niñeces para corretear. Frente a la entrada del lateral izquierdo del edificio, se ubican las banderas de la comunidad LGBTIQ+. Sentados en semicírculo se organizan los presentes. Antifascista Antifascista

El pueblo argentino

Mientras se arma la lista de oradores, el humo de los choripanes perfuma los cabellos. En los rostros hay transpiración y cansancio, en las panzas jugo en polvo y masitas de agua. “Cuando estábamos en los calabazos en los centros clandestinos de detención, no importaba de qué sector eras. Eso se refleja hoy”, abre la asamblea el integrante de la Mesa del Orgullo, Facundo Santos. La gente nucleada a su alrededor lanza gritos de apoyo y acompaña con las palmas en forma de adhesión. El referente continúa: “Seamos protagonistas de la realidad que queremos vivir. La potencia del colectivo les va a dar mucho. Si el presente es de lucha, el futuro va a ser maravilloso”.

Gritos de desesperación, pedidos de auxilio y llamados a organizar los diferentes movimientos toman lugar en cada una de las declaraciones. Las figuras de Alejandra Ironici, Lohana Berkins y Diana Sacayán empapan todos los discursos. “¡Las personas que vivimos con VIH estamos muriendo!”, declara una joven. La aspereza de sus palabras hace eco en el playón que chispea de ira. El reclamo por los tratamientos, los medicamentos y por el constante desguace de los organismos que protegen a las personas de la comunidad se hace sentir. Organizaciones sociales, sindicatos, centros de estudiantes universitarios y de colegios secundarios, docentes, asociaciones civiles e individuos autoconvocados, todos encuentran en este sábado caluroso un espacio donde expresar sus preocupaciones. Desde la necesidad de sostener la Educación Sexual Integral hasta el grito desesperado que implora no volver al pasado. Antifascista

El sol comienza a caer, las caras oscuras miran hacia el frente. El micrófono pasa de mano en mano, representantes de diversos sectores hacen frente a una misma amenaza. Un hombre se acerca despacio, a paso de anciano. En su pecho pende de un cordón blanco un rostro cuyo nombre no alcanza a verse en la penumbra. “Como madres, padres, hermanos y hermanas; hijos e hijas, oyentes, compañeros y compañeras de los 30.000 sabemos por nuestra propia existencia que la noche más negra de nuestra historia también comenzó con discursos de odio. También comenzó con la estigmatización y la persecución de varios colectivos sociales. Por eso estamos acá, dónde estarían ellos”, asegura el representante del Foro contra la impunidad y por la justicia. El aire se espesa en torno a quienes aún permanecen atentos.

“Al calabozo no nos van a mandar más. No estamos solas como en la década del noventa. Que nos escuche Milei: ahora estamos acompañadas por el pueblo argentino”, sostiene la activista e integrante de la Mesa de reparación para sobrevivientes travestis y trans posdictadura, Fabiana González. Cuando el sol se esconde por completo, los cuerpos amontonados sobre el cemento indican una cosa: contra todo intento por volvernos hacia el individualismo, las acciones de resistencia continúan impregnadas de su carácter colectivo.

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