El surgimiento de #NiUnaMenos, a semanas del feminicidio de Chiara Páez, marcó un hito inédito en la historia de la sociedad argentina y un punto de inflexión en el despliegue de la Educación Sexual Integral. Porque no hablar de sexualidad en la escuela es violencia de género.
Por Ximena Frois, docente, integrante del equipo ESI provincial, Coordinadora Provincial ESI 2020/2024.
La Educación Sexual Integral es una política pública educativa que está a poco de cumplir 19 años de aplicación en las escuelas de todo el territorio nacional, un programa educativo que ha ido definiendo a su paso, una trayectoria inédita en el marco de las profundas transformaciones sociales acontecidas en nuestro país en simultáneo con las discusiones en el Congreso por la ampliación de derechos sexuales.
Luego de la sanción de la Ley 26.150 y de los diseños curriculares, con la totalidad de votos afirmativos en el Senado, menos una abstención, comienza otra etapa en la educación pública argentina, signada por los temas transversales de la nueva agenda social: derechos humanos, justicia de género, conciencia de diversidad, cuidado del cuerpo y la salud como construcción social y la afectividad en clave histórica.
La historia de la ESI se inicia, entonces, con una fuerte apuesta a una política federal en cumplimento de las obligaciones del Estado argentino con objetivos de corto, mediano y largo plazo a fin de garantizar el derecho de las nuevas generaciones a conocimientos que fueron silenciados en períodos anteriores.
Algo de esto sintetizó el programa a nivel provincial con la consigna “De ESI se habla” luego de la creación de un equipo para trabajar en función de la desnaturalización de la violencia de género en los espacios sociales, entre ellos la escuela.
“Comenzamos a hablar de violencia de género desde la educación inicial porque hacerlo en secundaria, es demasiado tarde”
En esos primeros tiempos la metodología de formación consistía en talleres de sensibilización con la docencia acerca del sentido del nuevo paradigma de Protección Integral de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y la violencia de género como constitutiva de un sistema de regulación social generadora de inequidad sexual.
Las escenas de aquel entonces remiten a las discusiones surgidas a partir de concepciones categóricas esgrimida en los espacios escolares sobre “antes de hablar de los derechos, deberíamos hablar de las obligaciones de los niños, no tienen límites”, “la violencia contra las mujeres es un tema de adultos”, “y qué hacemos con la mujeres que agreden a varones”, “la escuela no está preparada para abordar estos temas”.
Aquellas fragorosas discusiones en el marco de talleres participativos en donde se encontraban profesionales de la educación de todos los niveles y modalidades generaban las condiciones fundamentales que conllevan toda transformación educativa , preguntas críticas acerca del currículum “silenciado”, “oculto” u “ocultado” , metodología de trabajo pedagógico para enriquecer las miradas, la apropiación de saberes transversales y la disponibilidad de un repertorio de actividades didácticas con perspectiva de género para educación inicial, primaria, secundaria y superior diseñadas para el aprendizaje de niñeces, docencias y familias.
Desde allí se abonó el proceso reflexivo sobre los tipos y modalidades de violencia de género anudando a la ESI con la flamante Ley 26.485, y recuperando la imprescindible labor educativa para la remoción de la violencia simbólica a partir del abordaje curricular de los mandatos, estereotipos y roles de género desde los primeros años.
Realizar este trabajo de desnaturalización con una población feminizada, como lo es la docencia, tuvo efectos multiplicadores para la construcción de sentido acerca de la violencia de género. Tal era asumido como tema importante de ser pedagogizado pero se estaba muy lejos del valor político que tomará tiempo después.

Sin Educación Sexual Integral no hay #NiUnaMenos
La emergencia del #NiUnaMenos, a semanas del feminicidio de Chiara Páez, marcó un hito inédito en la historia de la sociedad argentina y un punto de inflexión en el despliegue de la ESI.
El Eje equidad de género cobra densidad en las experiencias de participación que unen cuerpos, calles e instituciones en procura de interrumpir la maquinaria de producción de violencia sistemática hacia las mujeres.
Se multiplican las producciones culturales escritas y audiovisuales en torno al tratamiento educativo de violencia de género y se logran rápidamente los acuerdos políticos, ante el imperativo de la demanda social que colmó las plazas del país en una sola voz, a los fines de construir herramientas para la promoción de derechos, protección de las mujeres y erradicación de la violencia de género.
En el ámbito educativo queda institucionalizada por ley la Jornada Educar en Igualdad y con ella la obligatoriedad de abordar con diferentes formatos pedagógicos el tratamiento de la violencia contra las mujeres en un día de la semana del 25 noviembre en todos los establecimientos educativos del país. Su implementación fue el camino más propicio para sostener y ampliar la trama de saberes populares e institucionales en el marco de un período de retracción de políticas estaduales para la garantía de los derechos humanos y del cuidado común, que comienza de diciembre del 2015 y se extenderá hasta finales del 2019.
La trama plurisectorial de resistencias políticas ante el avasallamiento de los derechos conquistados en la década precedente, potenció la militancia y la emergencia de nuevos agenciamientos; en Santa Fe, luchas por la titularidad del Equipo ESI, presentación de Proyectos de Ley ESI provincial y las consecuentes reacciones de sectores conservadores agrupados tras los slogans “con mis hijos no te metas” y “la ideología de género”. La ESI cobra centralidad en la escuela y las calles gestando nuevas resistencias.
Educar en igualdad para crecer libres de estereotipos y mandatos sexistas
Con #NiUnaMenos primero y luego con la defensa del derecho al aborto como telón de fondo, comienza un período de participación de las generaciones más jóvenes en la disputa por los sentidos del cuerpo como primer territorio de soberanía. La sujeta, sujete, sujeto político de la ESI es el estudiantado y las maestras, madres, abuelas sosteniendo “Más ESI es más Derechos”.
Se elaboran protocolos para actuar ante la violencia de género en todos los niveles educativos para interrumpir abusos sexuales contra niñeces, violencia en el noviazgo y femicidios. También se procura contar con el derecho a licencia de docentes víctimas de violencia de género.
A la par, a modo de subtexto cada vez más legible, surgen episodios que irrumpen la escena pública dando cuenta de los límites de la construcción colectiva cuando el Estado quita recursos y retrae su acción de cuidado común; cruentos femicidios a docentes irrumpen en la puerta y en el seno de las escuelas provocando temor ante la enunciación de los abusos contra las infancias, y la carencia de espacios de conversación de las masculinidades y diversidades sexuales, interpela a la sociedad y al sistema educativo ante el evidente desamparo en el que quedan sumidos los varones, niños y adolescentes.
Con Ni una Menos no alcanza
Con la recuperación de la Educación Sexual Integral como política federal en diciembre de 2019 se retoma la discusión común con los programas ESI provinciales para la construcción de una agenda programática que incluya y desarrolle las nuevas demandas sociales.
A pesar de la irrupción de la pandemia de COVID, en el marco de ASPO y Dispo, se consolida la línea de formación “La ESI en territorio” con una nutrida propuesta de capacitación que recoge las necesidades explicitadas en los espacios sociales, académicos, escolares y políticos vinculados a la ESI y se fortalece el compromiso con el cuidado de las nuevas generaciones para crecer y desarrollarse en una sociedad libre de violencia de género.
ESI y Participación Estudiantil, ESI y Plan ENIA (Embarazo No Intencional en la Adolescencia), ESI y Masculinidades, ESI y el Derecho a la Identidad de Género, ESI y Educación Física, ESI y Familias, ESI en clave de Intercultural e Interseccional son algunas de la veintena de propuestas desarrolladas en Santa Fe y otras provincias para dar textura curricular a los sentidos que configuran la promoción de derechos hacia la erradicación de la violencia contra las mujeres, niñeces y diversidades sexuales. Este avance político queda inscrito en la Resolución del Consejo Federal Educativo 419/22 y en la creación por Ley del Observatorio Federal ESI (OFESI).
Se multiplican los conversatorios en los territorios de nuestra provincia y del país en procura de tonificar aquello que la pandemia permitió revelar; la trascendencia de las políticas de cuidado. La Ley Micaela que brinda formación sistemática y las propuestas del flamante Ministerio de Género y Diversidades se suman al trabajo territorial que venía haciendo la ESI desde el 2008 a fin de dar respuesta a situaciones de violencia de género y a la atención corresponsable para la garantía del Sistema de Protección de Derechos de NNyA.
Ante tanta crueldad, más ESI
La vigorosa tarea educativa en el marco de la ética del cuidado es, a partir de la post pandemia, brutalmente confrontada por los “discursos odiantes” que comienzan a tener cada vez más espacios en medios de comunicación y se integran a plataformas proselitistas a nivel local y mundial. El género como categoría de análisis y producción de justicia sexual es vapuleado en voz de quienes representan los intereses de sectores conservadores.
¿Quién le teme al género? es la pregunta que nos convoca a encontrarnos y combatir alegremente. Una vez más, ante el vaciamiento del estado con su correlato de precarización de la vida y fragilización del cuidado común El Movimiento Federal XMásESI nos encuentra hoy en el camino por la construcción de una sociedad, que le debemos a quienes crecen y a quienes es nuestro deber cuidar. Cuidar y hacer crecer la Educación Sexual Integral en donde estemos, es nuestra responsabilidad como generación adulta. Hasta que todo sea como lo soñamos.